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México D.F. Domingo 7 de septiembre de 2003
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife Rahme
Bomba Maecher: la falsedad de la guerra contra
el terrorismo
Once países advirtieron a EU sobre atentados
Control geopolítico, la movida de Bush
y Blair
EN VISPERAS DEL segundo aniversario del 11 septiembre
y un día antes de la aparición pública de Baby
Bush para intentar justificar la debacle de la invasión a Irak,
el parlamentario laborista británico muy cercano al cabildeo "verde",
Michael Maecher, anterior ministro de Medio Ambiente durante seis años,
hasta hace tres meses, lanzó en The Guardian (6/9/03) una
bomba en un artículo que está causando choque y asombro:
"Esta guerra del terrorismo es falsa".
MAECHER DESECHA LA "explicación convencional"
de represalias contra Osama Bin Laden y Al Qaeda por los atentados del
11 de septiembre, que desembocaron en la guerra contra el terrorismo global,
y rechaza la falacia de las "armas de destrucción masiva" del régimen
de Saddam Hussein como motivo de la invasión: "Estas teorías
no embonan con los hechos. La verdad sería más lóbrega".
EL EX MINISTRO de Medio Ambiente, formado en la
London School of Economics, recuerda el fundamento de la pax americana,
plasmado en el archimencionado documento Reconstruyendo las defensas
de Estados Unidos, de septiembre de 2000, publicado por el centro de
pensamiento ultra conservador Proyecto para el Nuevo Siglo Estadunidense
(PNAC, por sus siglas en inglés), redactado por Dick Cheney, Donald
Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Jeb Bush y Lewis Libby (el ahora muy controvertido
jefe de gabinete del vicepresidente Cheney). Se trataba de "tomar el control
de golfo Pérsico, con o sin Saddam Hussein en el poder". Hasta aquí
nada nuevo que no supieran los dilectos lectores de Bajo la Lupa. El documento
del PNAC se basa en un anterior estudio de Wolfowitz y Libby (no lo dice,
pero se lo recordamos: Guía para una política de defensa,
infinitamente más estructurado que sus copias ulteriores), del que
emergió el demencial concepto de "guerra preventiva" que margina
a la Organización de Naciones Unidas (ONU): "EU deberá disuadir
a las naciones industriales avanzadas de desafiar nuestro liderazgo y aun
de aspirar a jugar un papel regional o global". Wolfowitz y Libby consideran
a Irán una amenaza mayor que Irak y colocan a China en la mira para
"un cambio de régimen", con la necesidad de incrementar la presencia
militar de Washington en el sudeste asiático. Los documentos proponen
tanto la "creación de fuerzas estadunidenses para dominar el espacio",
como el control total del ciberespacio para prevenir (Nota: el verbo clave)
que los enemigos utilicen la Internet contra EU. El desarrollo de "armas
biológicas" tendría como objetivo los "genotipos específicos"
como "herramienta política útil". La existencia de regímenes
peligrosos, Corea del Norte, Siria e Irán, justifica un sistema
mundial de comando y control. Para Maecher, mucho más que la guerra
contra el terrorismo global, los documentos citados constituyen "un proyecto
de dominio mundial estadunidense, que provee una base mejor para explicar
lo que sucedió antes, durante y después del 11 de septiembre".
Tampoco nada del otro mundo que no se sepa.
CON
TALES ANTECEDENTES, Maecher aporta luego impactantes datos que ya empezaron
a provocar furor: "las autoridades de EU hicieron muy poco o nada para
prevenir los eventos del 11 de septiembre", y revela que 11 países
hicieron advertencias al respecto un mes antes -que incluían a "cuatro
de los secuestradores sin ser ninguno de ellos molestado". Los planes existían
desde 1996 y un reporte de inteligencia había sido más explícito
sobre el operativo de Al Qaeda. Durante la guerra de la URSS en
Afganistán, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) había
otorgado facilidades a los mujaidines para conceder visas en Arabia
Saudita. Quince de los 19 secuestradores las obtuvieron sin mucha
restricción. Un dato estrujante: "cinco secuestradores recibieron
entrenamiento en instalaciones militares seguras en la década de
los 90". Maecher ausculta las circunstancias laxas de seguridad: no solamente
pasaron dos horas 40 minutos entre un avionazo y otro, sino que llama la
atención que ningún aeroplano cazabombardero haya sido enviado
a investigar, pues "existe un requisito legal en EU de que al momento de
que un avión comercial o cualquiera se haya movido significativamente
de su plan de vuelo, los cazabombarderos son enviados de inmediato a investigar".
VIENEN LAS PREGUNTAS inquisitoriales de Maecher:
"¿La falta de acción fue simplemente el resultado de importante
gente negligente o ignorante de las evidencias? ¿Las operaciones
de seguridad aérea de Estados Unidos fueron deliberadamente detenidas
el 11 de septiembre?" Cita al anterior procurador penal federal, John Loftus,
quien afirma que la extensa información brindada por los servicios
secretos de Europa desechan cualquier acusación de incompetencia
de la CIA y la FBI. La bomba Maecher no cesa de explotar: "la respuesta
de EU después del 11 de septiembre no fue tampoco mejor. Ningún
intento serio por capturar a Bin Laden se ha hecho", y destruye en forma
contundente "el montaje de la guerra contra el terrorismo global, usada
ampliamente como falsa cobertura para conseguir los objetivos geopolíticos
estratégicos más profundos de Washington". Ni más
ni menos que la tesis de Bajo la Lupa desde hace bastante tiempo.
TRAE A COLACION que el Instituto Baker de Política
Pública, con sede en Texas, había preparado desde abril de
2001 un reporte para el gobierno estadunidense, que "se encuentra prisionero
de su dilema energético. Irak representa una influencia desestabilizadora
para el flujo del petróleo de Medio Oriente a los mercados internacionales".
¿A poco mejoraron los flujos y los precios con la presencia seudo
estabilizadora de la biocupación anglosajona? No se debe soslayar
que el texano James Baker III representa una de las figuras relevantes
del Grupo Carlyle. Con empleo magistral de fuentes bibliográficas,
Maecher sustenta sus asertos, que demuestran la hambruna energética
de EU y Gran Bretaña. Así, detrás del derrocamiento
del régimen talibán en Afganistán, se encuentra toda
la política energética de Centro Asia y su control por medio
de oleoductos "construidos desde los yacimientos petroleros de Turkeminstán,
Uzbekistán y Kazajstán a través de Afganistán
y Pakistán hasta el océano Indico". Cuando el régimen
talibán fue confrontado por los enviados estadunidenses, el mensaje
fue perentorio: "aceptan nuestra oferta de una alfombra de oro o los enterraremos
bajo una alfombra de bombas" (Inter Press Service 15/11/01). ¡Qué
persuasivos!
QUEDA CLARO EL pretexto del 11 de septiembre para
hacer avanzar la agenda energética de Estados Unidos y Gran Bretaña
por medio de una guerra planificada antes de los atentados. Se necesitan
coartadas que ultrajen a la opinión pública, como sucedió
con Pearl Harbor, para librar las guerras: "la aplastante motivación
para la cortina política de humo es que esas naciones empezaron
a quedarse cortas en el abastecimiento de petróleo seguro. En 2010,
el mundo musulmán controlará alrededor de 60 por ciento de
la producción mundial de petróleo y, lo más relevante,
95 por ciento de la capacidad exportadora".
EL EX MINISTRO de Medio Ambiente inglés,
tras enfatizar la carencia energética de Estados Unidos, señala
los datos que exhiben la hambruna energética de Gran Bretaña,
que enfrentará severas carencias de gas en 2005, es decir, en dos
años: "El gobierno británico ha confirmado que 70 por ciento
de nuestra electricidad provendrá del gas en 2020, cuyo 90 por ciento
será importado. Hace notar que Irak posee 110 billones de pies cúbicos
de reservas de gas, además de sus pletóricos yacimientos
petroleros. ¡La rapiña anglosajona en todo su esplendor!
COMENTA LO ARCHISABIDO sobre el mar Caspio, que
en forma implícita da por hecho su control parcial a través
del oleoducto Baku (capital y puerto de Azerbaiyán, en el mar Caspio)-Tblisi
(capital de Georgia)-Ceyhán (puerto turco del mar Mediterráneo),
lo cual disminuiría la dependencia estadunidense del petróleo
de Arabia Saudita. En las guerras que libran la gasocracia texana
y la petrocracia anglosajona en Afganistán e Irak (por el
momento), después de haber involucrado a la gasera texana Halliburton
y a la constructora Bechtel (ambas protegidas por el Grupo Carlyle), no
podía dejar paralizada a la gasera texana Enron (nota: quebrada
en EU, pero funcionando en México e India), gracias a "un oleoducto
de Afganistán y Pakistán que alcanza los límites de
India: lo que rescataría a la atribulada planta eléctrica
de Enron en Dabhol, donde Enron invirtió 3 mil millones de dólares
y cuya supervivencia económica dependía del acceso a gas
barato".
DESPUES DE ADVERTIR sobre las andanzas en Irak
y Libia de lord Browne, jerarca de la compañía British Petroleum
para consolidar el abastecimiento de gas y petróleo de Gran Bretaña,
concluye que la "guerra contra el terrorismo global lleva el sello de un
mito político propagado para abrir el paso a una agenda totalmente
diferente: el objetivo de EU de hegemonía mundial, construido sobre
la captura por la fuerza de las fuentes de abastecimiento de petróleo".
LOS NEOCONSERVADORES DEL equipo Bush y del PNAC
(conocidos como los straussianos por los lectores de Bajo la Lupa) se han
vuelto el tiro al blanco del momento. El representante David Obey le recomendó
a Baby Bush que "el secretario del Pentágono y su subsecretario
regresen al sector privado" (Al Jazeera, 6/9/03). Se trata del septuagenario
Donald Rumsfeld, desbrujulado en el norte y centro de Irak, y de Paul Dundes
Wolfowitz. Rumsfeld enfrenta una fronda de los militares en el Pentágono
y la revista británica neoliberal The Economist (13/9/03),
que formó parte del proyecto demencial de la "bursatilización
del terrorismo" de John Poindexter, no tiene más remedio que admitir
el declive de Rumsfeld y su grupo frente al ascenso irresistible del general
Colin Powell y el retorno de la ONU para reparar los daños y cataclimos
causados por los neoconservadores. Hasta Zbigniew Brzezinski, ex asesor
de seguridad nacional del presidente Carter, en un imprescindible ensayo
(¿Adónde vamos ahora?), ya les perdió el miedo
y respeto: "la paradoja radica en que la credibilidad militar global de
EU nunca había estado tan alta, mientras su credibilidad política
nunca había estado tan baja. Los neoconservadores en la administración
Bush aislaron a su país y despilfarraron la solidaridad del mundo
después del 11 de septiembre, debido a su énfasis exagerado
en el aspecto militar. Aun la guerra contra el terrorismo global tiene
sus inconvenientes, ya que el terror es una táctica y la guerra
en su contra no es una estrategia para nada. Es como si se dijese que la
Segunda Guerra Mundial fue una guerra contra la blitzkrieg" (International
Politik 6/9/03).
PERO LOS NEOCONSERVADORES no se rinden tan fácilmente
y uno de su portavoces predilectos, Max Singer, profesor de la universidad
israelí Bar-Ilan y cofundador del Hudson Institute (que con tales
escritos degradó su otrora legendaria calidad), en una furibunda
diatriba -"Una guerra que EU no se puede dar el lujo de perder" (The
Jerusalem Post 4/9/03)- promueve la inevitabilidad de una guerra contra
las bases del "Islam militante" en Irán, Siria y Arabia Saudita,
desde donde, a su juicio, apoyan el "terrorismo islámico" de Irak.
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