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México D.F. Viernes 12 de septiembre de 2003
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 107
Comentarios al tercer Informe
Identificación parcial de retos educativos
Enfatiza resultados económicos e iniciativas
EL PASADO 1º DE SEPTIEMBRE, como la ley lo prescribe,
el Presidente de la República rindió ante el Congreso de
la Unión el informe anual de su gestión al frente del Poder
Ejecutivo. Como es tradicional, leyó un "mensaje político"
con los datos que considera de mayor relevancia y significado, en el que
se dedican especialmente a la educación varios párrafos para
ponderar el avance gubernamental. Aunque el informe escrito entregado a
los legisladores contiene un capítulo sobre gestión educativa,
además del anexo estadístico correspondiente, del que nos
ocuparemos en posteriores comunicados, Observatorio considera de interés
revisar el contenido del Mensaje, porque consigna las acciones y
resultados que para el Ejecutivo federal son los logros fundamentales de
la política educativa en curso.
UN PRIMER ANGULO que permite apreciar la importancia que
el gobierno concede a la educación pública se hace notar
en que, a pesar de declarar que la educación "es la columna vertebral
del desarrollo nacional", en el Mensaje se le destina una de las
23 páginas del texto. El primer resultado que se destaca es de naturaleza
económica: "Este año se dedicó al sector un presupuesto
de 295 mil 429 millones de pesos, 15 por ciento más, en términos
reales, que lo ejercido en 2000. Hoy, uno de cada cuatro pesos del gasto
programable del gobierno federal se destina a la educación".
LOS DATOS SOBRE GASTO público en educación
requieren ponderarse para interpretar su significado y alcance. Desde luego,
un incremento de 15 por ciento real en el gasto educativo es importante
si se toma en cuenta el comportamiento de la economía en el lapso
indicado, por ejemplo en contraste con el crecimiento del PIB. Pero si
se considera que, en el mismo periodo, el gasto total programable tuvo
un crecimiento real de casi 14 por ciento, se concluye que el comportamiento
del gasto educativo es simétrico al del gasto público ejercido
en programas gubernamentales. Algo similar se puede decir de la proporción
que se dedica a educación dentro del gasto del gobierno federal;
en efecto, hoy uno de cada cuatro pesos es para educación, para
ser exactos 27.7 por ciento del gasto programable. Tómese en cuenta,
sin embargo, que en 2000 la proporción era de 26.9 por ciento, es
decir, se registró un aumento de apenas ocho décimas.
NO HAY QUE OLVIDAR, por otra parte, que en cada presupuesto
del gobierno foxista la Cámara de Diputados tuvo que aumentar los
montos sugeridos por la Secretaría de Hacienda para educación.
En 2001 la cámara adicionó poco más de 4 mil millones
de pesos (Comunicado 47/enero 12, 2001), en 2002 el aumento fue
de más de 15 mil millones entre reasignaciones e incrementos (Comunicado
69/enero 11, 2002), y en 2003 el incremento correspondiente fue de
más de 6 mil millones de pesos (Comunicado 91/enero 10, 2003).
También es importante destacar que en los dos años anteriores,
según reportes de la cuenta pública y pese a que las autoridades
educativas los han llamado "ahorros del sector", el gasto educativo no
se ha ejercido conforme a lo previsto. Estos subejercicios han confirmado
la apreciación de algunos legisladores respecto a la ineficiencia
presupuestal del gobierno federal. Por ejemplo, en 2001 el subejercicio
en el sector educativo fue de poco más de 4 mil millones de pesos
(La Jornada 10/10/02) y en 2002 de 2 mil millones de pesos (La
Jornada 23/6/03).
El Mensaje agrega, todavía en torno al tema
económico, que "el gasto educativo nacional para este año,
incluyendo las inversiones de las autoridades locales y del sector privado,
representa ya 6.8 por ciento del PIB, acercándonos así al
8 por ciento recomendado por los organismos internacionales". Sobre esta
afirmación caben dos comentarios. Por una parte, que el aumento
al gasto público en educación como proporción del
PIB ha sido mínimo en el periodo: 0.47 por ciento de 2000 a 2003,
pero 0.17 por ciento entre 2001 y 2003 (considerando el valor del PIB al
segundo trimestre de 2003). Por otra parte, aunque el gasto educativo nacional
(público más privado) se esté aproximando al parámetro
recomendado por la UNESCO en 1979 (Comunicado 62/septiembre 28, 2001),
aún estamos muy lejos de la meta establecida por la 58 Legislatura
en su reforma a la Ley General de Educación, según la cual
sólo el gasto público debe alcanzar en 2006 una proporción
equivalente a 8 por ciento del PIB de ese año.
EL DOCUMENTO PROSIGUE anotando los resultados de algunos
programas concebidos y puestos en marcha durante la administración
del presidente Fox: Oportunidades, del que se destaca su contribución
a la expansión de la matrícula de secundarias e instituciones
de media superior en zonas rurales; programa Escuelas de Calidad, subrayando
su expansión cuantitativa; programa de Bibliotecas de Aula, y el
diseño del sistema informático Enciclomedia. También
se pone de relieve el crecimiento del programa de becas, instrumento clave
en esta administración para promover el objetivo de equidad señalado
en el Programa Nacional de Educación. La selección de logros
que presenta el Ejecutivo de ninguna manera es trivial: se enfatizan aquellos
que pueden ser identificados como nuevas iniciativas, dejando para el informe
escrito el reporte de lo fundamental, es decir, los cambios cuantitativos
y cualitativos del sistema en su conjunto y de cada ciclo y modalidades
que lo componen.
LLAMA LA ATENCION que el informe leído por el Presidente
omita algunos de los programas y acciones que, en su momento, aparecían
como fundamentos de la política educativa del régimen; por
ejemplo, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación,
el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo, los
Consejos de Participación Social en Educación, que deberían
estar en plena restructuración; el proyecto e-Educación,
el proyecto de educación multicultural, la reforma de las normales,
la redefinición curricular del nivel medio superior, la autonomía
del IPN, la obligatoriedad del nivel prescolar de tres años, la
profundización del Federalismo educativo, entre otros. Tampoco es
casual la omisión del enfoque de "revolución educativa",
usado al principio del sexenio y pronto abandonado en las definiciones
de política educativa de la administración.
EN CAMBIO SE HACE NOTAR el inicio de los trabajos "para
poner en marcha el acuerdo que somete a concurso las nuevas plazas de directores,
inspectores y maestros de educación básica", razón
de ser del Compromiso Social por la Calidad de la Educación suscrito
por la SEP, el SNTE, los poderes de la Unión y otras representaciones
del sector académico y social. El riesgo de conflictividad de la
medida está presente y su implementación puede ser políticamente
riesgosa para la dirigencia del sindicato nacional, por lo cual su mención
en la lectura ratifica la vigencia del eje de negociaciones entre la autoridad
educativa y el gremio magisterial, aunque no necesariamente perfila las
condiciones de su cumplimiento, ya lo veremos.
POR ULTIMO, EL MENSAJE se interna en un tema de
reciente debate ante la opinión pública: la insuficiencia
de los recursos asignados a la educación superior pública
y la necesidad de redoblar esfuerzos para el crecimiento de ese sistema.
En el discurso presidencial se combinan el señalamiento de avances
y el reconocimiento de insuficiencias: "Mi gobierno demuestra con hechos
su compromiso con la educación superior. A pesar de la escasez de
recursos, entre 2001 y 2002 otorgamos a las universidades públicas
más de 5 mil 930 millones de pesos adicionales para incrementar
la calidad de sus proyectos educativos, así como a mejorar y ampliar
sus instalaciones. En el pasado ciclo escolar, canalizamos mil millones
más, con el fin de evitar inminentes quebrantos en su presupuesto.
Estamos conscientes de sus grandes necesidades y reiteramos la voluntad
del gobierno federal de apoyar la educación pública superior.
En lo que va de mi administración, la matrícula en este nivel
educativo ha crecido más de 12 por ciento y se han creado 57 centros
de educación superior, 12 de los cuales entran en servicio este
año. Entre ellos, las dos primeras universidades interculturales
bilingües, en respuesta a una justa demanda de las comunidades y los
pueblos indígenas".
AL PARECER, EL PRONUNCIAMIENTO del Ejecutivo buscaría
zanjar la reciente polémica entre la Subsecretaría de Educación
Superior e Investigación Científica (SESIC) y la rectoría
de la UNAM en torno a los datos de crecimiento de la matrícula y
sobre los recursos necesarios para cubrir las necesidades de las instituciones
de educación superior. Por un lado, la Presidencia ratifica la posición
de la SESIC en torno al crecimiento de la oferta, y por otro concede razón
a la postura de las autoridades universitarias que han subrayado la importancia
de reforzar la pauta de crecimiento y mejorar el monto de los recursos
a distribuir. Si bien esta postura tiene una lectura eminentemente política,
parece perfilar un mejor trato económico para el nivel educativo
superior; habrá que esperar a la iniciativa presupuestal para 2004.
SIMILAR ES EL PANORAMA para el sector científico
y tecnológico: se reporta un ligero aumento del gasto en la materia
y se reconoce su insuficiencia: "el aumento no es suficiente, pero nos
coloca en la ruta adecuada". El gasto en el sector no sólo es insuficiente.
Si se coteja con su proporción en el PIB, se constata más
bien un estancamiento, ya que en los últimos años se mantiene
en una proporción de 0.42 por ciento, muy lejana aún de la
meta de alcanzar un punto porcentual al final del sexenio.
EN LA SECCION QUE CONSIGNA las "reformas estructurales"
pendientes (energía, hacienda, sector laboral, telecomunicaciones
y reforma del Estado) la reforma educativa no ocupa ningún lugar,
ya sea que se considera vertiente de reforma en marcha, o no hay una preocupación
al respecto. Además, aunque el desempeño del sector educativo
escapa de la autocrítica gubernamental planteada en el informe,
se menciona en los párrafos dedicados a los retos inminentes de
la administración: "Dejar de invertir en educación es tanto
como dejar de invertir en el futuro. Requerimos más infraestructura,
capacitación y tecnología. Se necesita, sobre todo, incrementar
la inversión en educación media superior y superior".
INTERROGANTES. La identificación de los retos educativos
es, cuando menos, parcial. ¿Considera el Ejecutivo que las necesidades
básicas para mejorar la educación pública son de infraestructura,
capacitación y tecnología, principal o exclusivamente? ¿Considera
que el déficit financiero se concentra principalmente en la educación
media superior y la superior? Para Observatorio escapan a la visión
gubernamental el conjunto de retos cualitativos fundamentales para hacer
avanzar la educación pública, en particular los problemas
de calidad en cada nivel del sistema; escapa también una percepción
de los enormes retos del rezago y el analfabetismo, para no mencionar la
persistencia de las desigualdades regionales en materia de cobertura y
calidad. El mensaje político del tercer Informe de gobierno incluye
la desafortunada frase: "México debe caminar a partir de 2006 por
la senda del futuro". Cabe preguntar si también la educación
pública del país deberá esperar hasta ese año
para ver iniciadas las profundas transformaciones que se necesitan
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados
a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres con sus datos
de localización e identificación al correo electrónico:
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primer lunes de cada mes a las 19 horas
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