México D.F. Viernes 12 de septiembre de 2003
José Cueli
El espectro en la democracia
Al hablar de los espectros de Marx, Jacques Derrida se
pregunta el porqué del plural, si es que hay más de un espectro.
El plural puede remitirse a una multitud, una horda o bien a una sociedad
entera. Una ''población de fantasmas con o sin pueblo, alguna comunidad
con o sin jefe -pero también al menos uno de la dispersión
pura y simple. Sin agrupación posible".
La otra pregunta que se plantea es acerca de la posible
animación del espectro por un espíritu y si podríamos
hablar de un espíritu del marxismo. Como en Hamlet ''todo comienza
con la aparición del espectro". El propio Marx pensó la experiencia
del espectro en una especie de dramaturgia que se desplegaba en la Europa
moderna. A su vez Valery, imbuido por el mismo pensamiento, una filial
de pensamiento, define al hombre y a la política en La política
del espíritu, obra en la que señala: ''El hombre: una
tentativa de crear lo que me atrevería a llamar el espíritu
del espíritu''.
Derrida se pregunta también, ante la frase de Valéry
sobre el Hamlet europeo, qui genuit Marx qui genuit Valery, ¿qué
sucede entre estas generaciones?
En la obra de Valéry Crisis del espíritu
aparece el nombre de Marx sólo una vez. ''Se inscribe ahí
el nombre de la calavera que ha de venir a las manos de Hamlet. Ahora sobre
una inmensa terraza de Elsinore, que va de Basilea a Colonia, que llega
hasta las arenas de Newport, hasta las marismas del Somme, las calizas
de Champaña, los granitos de Alsacia -el Hamlet europeo- observa
millares de espectros. No obstante es un Hamlet intelectual. Medita sobre
la vida y la muerte de las verdades. Sus fantasmas son los objetos de nuestras
controversias; sus remordimientos los títulos de nuestras glorias
(...) Si toma una calavera en sus manos, una calavera ilustra Who wasit?
Este fue Leonardo (...) Y este otro es el cráneo de Leibniz que
soñó con la paz universal. Y aquél fue el de Kant
qui genuit Hegel qui genuit Marx qui genuit... Hamlet no sabe muy bien
qué hacer con esos cráneos. Pero si los abandona... ¿Acaso
dejará de ser él mismo?"
Con posterioridad, Valéry escribe La política
del espíritu y ahí retoma lo escrito sobre el (Hamlet)
europeo. Derrida puntualiza que allí omite una frase, una sola,
omite la que nombra, justamente, a Marx. El filósofo se pregunta
el porqué de esta única omisión. ''¿Adónde
ha ido a parar?" Concluye que el nombre del que desaparece puede haber
cambiado de lugar de inscripción.
Más allá del olvido selectivo (?) Valéry
dice tres cosas acerca de las calaveras y las generaciones de espíritus
y estas tres cosas ''conciernen justamente a esa cosa que se llama el espíritu.
Desde que se deja distinguir el espíritu del espectro, el espíritu
toma cuerpo, se encarna, como espíritu del espectro... El espectro
se convierte más bien en cierta (cosa) difícil de nombrar:
ni alma, ni cuerpo y una y otro". Ya Marx precisaba que el espectro correspondía
a una incorporación paradójica, ''el devenir-cuerpo, cierta
forma fenoménica y carnal del espíritu".
Las tres cosas aludidas eran: 1) el duelo, 2) el hecho
de no poder hablar de generaciones de calaveras o de espíritus sino
''bajo la condición de la lengua", y 3) la cosa trabaja: el espíritu
es trabajo. Entendiendo por espíritu cierta potencia de transformación.
Aquí se abren ciertas preguntas cruciales al respecto.
¿Qué es un fantasma? ¿Qué es la efectividad
o la presencia del espectro? Adentrarse en estos caminos tal vez conduzca
hacia la verdadera vía democrática ahora que más que
nunca se ha hecho evidente el fracaso del falso discurso democrático
occidental basado en el logofonocentrismo derivado de la metafísica
de la presencia.
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