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México D.F. Viernes 12 de septiembre de 2003
El mimo francés se declaró luchador
por la paz; recibió galardón por espectáculo alternativo
El arte de Marcel Marceau engalanó la entrega
de las Lunas del Auditorio
Circo del Sol, Silvia Pinal, Shakira, Chespirito, Café
Tacuba y el Ballet Folclórico de México, entre los premiados
Reconocimiento a Celia Cruz, de los momentos más emotivos
ARTURO CRUZ BARCENAS
El arte en silencio de Marcel Marceau, manifiesto en su
alter ego Bip, ocupó los momentos más emotivos de
la segunda entrega de los premios Lunas del Auditorio Nacional, la noche
del pasado miércoles. El maestro francés de la mímica
había agradecido minutos antes el aplauso del público, de
pie, con un ademán en el que su corazón humanista, pacifista,
le latía fuerte, intensamente.
A sus 80 años, el mejor del siglo XX en su arte,
expresó que su lucha no ha sido contra el tiempo, sino para contribuir
a la paz. "El arte no ha cambiado al mundo; siempre han existido el bien
y el mal; hay guerras por todos lados, en Africa, en Medio Oriente. ¿Ustedes
creen que los artistas no sufrimos por eso? Por eso los mimos debemos luchar
por la paz, aunque no somos ángeles".
Sus ojos, expresividad brillante, marcaban cada frase.
Sus manos remataban cada idea, a veces uniendo las yemas del índice
y el pulgar. "Soy totalmente humanista, alguien que lucha contra la violencia.
Lo que más me ha impactado es la vida y la muerte de un ser humano;
cuando fui adolescente maduré viendo la muerte de gente en la Segunda
Guerra Mundial. A los 20 años formaba parte del ejército
francés que luchaba contra el nazismo alemán, y ahora soy
un ciudadano humanista, sin raza, sin nacionalidad."
Marceau
recibió la Luna en el área de espectáculo alternativo.
Con el fondo del escenario en negro, el genio del silencio presentó
su rutina El músico callejero, que hizo imaginar lo difícil
que es ganarse la vida tocando un violín en una acera. El fabricante
de máscaras, una de sus obras maestras, hizo reír, sorprenderse,
ante la habilidad para cambiar la expresión facial.
La organización marchó cual reloj. A las
siete de la noche una alfombra roja recibía a los invitados especiales,
a los artistas de los ámbitos musical, teatral, de televisión,
radio. Entre aplausos de los fans, sobresalieron los gritos por
Yahir, el alumno del reality show La Academia, quien más
tarde recibiría la Luna de manos de José José. Aunque
no les guste a los críticos de los reality shows.
A las nueve de la noche se escuchó la tercera llamada
y aparecieron los percusionistas de Tambuco, grupo que toca por nota. A
algunos no les gustó su trabajo; señalaron que "le meten
más pesado los chavos que andan en el Metro". Llegaron los conductores,
Rebeca de Alba y Héctor Bonilla, quienes de memoria citaron frases
de poetas alusivas a la luna. Mejoró ostensiblemente la organización
respecto del año pasado.
Comenzó el show con El Tri de Alex Lora,
que tocó Triste canción. Alex había dicho que
esa sería la elegida porque habla del astro nocturno: "y en las
noches de luna llena hacen el amor". Y comenzó el rosario de ganadores:
en espectáculo familiar, el Circo del Sol; música de Iberoamérica
para el mundo, Tania Libertad; investigación y recuperación,
Ballet Folclórico de México. Una pausa y Ana Torroja cantó
20 mariposas. Más premiados: musical teatral, Los miserables;
danza clásica, Ballet Kirov.
El brasileño Alexandre Pires interpretó
Quitémonos la ropa. Otros galardonados: Peter Gabriel en
rock en lengua extranjera; pop español, la infaltable Shakira...
Hasta que llegó Lila Downs para cantar La niña, dedicada
a las mujeres trabajadoras, a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.
Lila presentó al maestro Armando Manzanero, que engrandeció
la noche con su arte de amor intenso. La categoría ritmos afrocaribeños
fue para Celia Cruz; en su nombre, Yolanda Montes, Tongolele, recibió
la estatuilla diseñada por Juan Soriano, emocionada hasta las lágrimas.
Un minuto de aplausos, el público de pie. Fue uno de los momentos
más emotivos de la noche. La reina de la salsa apareció en
las pantallas gigantes gritando su inmortal "¡azúcar!"
Subió la neoyorquina Suzanne Vega, quien interpretó
su clásico Luka, la mitad de la pieza en español y
la otra en inglés.
El Auditorio Nacional entregó varios premios especiales,
hechos a modo para incluir a otros involucrados en el medio del espectáculo.
Tal fue el caso del programa del gobierno del DF llamado Dfiesta. El señor
telenovela, Ernesto Alonso, entregó la Luna por una vida en
el escenario a Silvia Pinal. Jacqueline Andere, a Roberto Gómez
Bolaños, Chespirito, por trayectoria artística.
Llegó el salsero mayor Rubén Blades, quien
cantó Tú y mi ciudad, suave canción de amor,
lento. Otros reconocimientos: para Los Tigres del Norte, Café Tacuba,
Vicente y Alejandro Fernández. Cerró el show Bacilos,
para los chavos de hoy.
Para unos cientos de privilegiados hubo un coctel en el
casino del Campo Marte, donde las bellas bailaron a ritmo de música
discotequera. Las bebidas y los canapés fueron servidos con prontitud,
lo cual se extendió hasta pasadas las tres de la mañana.
(¡Ah! No llovió, lo cual ayudó a los organizadores.)
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