ASTILLERO

Julio Hernández López

La PGR y los dogmas de fe

Paso notable, investigar a un cardenal y sus allegados
ƑLavanderías santificadas?

ES LAMENTABLE QUE entre tantos ruidos y jaloneos políticos no se esté apreciando en su justo valor la decisión de la Procuraduría General de la República (PGR) de indagar los movimientos financieros y la eventual comisión de delitos de un poderoso personaje de la elite católica, de sus familiares directos y de algunos de sus allegados políticos. Atenta como está la opinión pública, y el interés de los partidos y sus dirigentes, a otros episodios (como las guerras de Cancún entre globalifóbicos que se han ensañado con policías obligados a mantenerse sólo a la defensiva, o entre delegados oficiales que han visto cumplirse las profecías catastróficas de Nostradamus Zedillo), poca relevancia parecería dársele al hecho de que una oficina de un gobierno panista, recientemente rediseñado para dar mayor fuerza a la ultraderecha, haya tomado la decisión de abrir un expediente formal de investigación contra el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, su difunta madre y sus hermanos, y socios, aliados y personeros, como el hombre de los dineros de una parte de la jerarquía católica mexicana, José María Guardia, empresario de juegos benditos de azar; el ahora diputado federal panista Fernando Guzmán, y el abogado de Provida, Juan Antonio Ortega Sánchez.

EL SIMPLE HECHO de establecer formalmente la indagación referida introduce un ingrediente insólito de liberalismo en el ambiente foxista de aplicadas militancias católicas (los Legionarios de Cristo y la señora Marta, las misas dominicales foxistas, entre propagandísticas y confirmatorias de sumisiones espirituales; los secretarios al estilo Abascal y la nueva camada Yunque-DHIAC). Pero, además de subrayar esa vocación divisoria de los ámbitos civil y religioso y de reivindicar el derecho del gobierno a aplicar las leyes "humanas" en el terreno casi siempre intocado de los prelados católicos, la investigación de la PGR ha dado carta de naturalización a un hecho al que hasta ahora los propios involucrados, y la jerarquía católica en general, habían rechazado con actitud explicablemente dogmática: las sospechas de que la facción ultraderechista encabezada por Juan Sandoval Iñiguez ha sido tocada por el dinero y los intereses de grupos del narcotráfico. Muchas son las pistas y evidencias: el paso del propio Sandoval por otras diócesis, el entorno de la muerte de su antecesor, Juan Jesús Posadas Ocampo, y la implacable labor de oscurecimiento (disfrazada, obviamente, de lucha por la verdad y la justicia) de ese homicidio (generando permanentemente esos divinos conjurados versiones, rumores y especulaciones: es decir, creando una sostenida presencia política presuntamente "crítica" que les daría a la vez probabilidades de impunidad ante cualquier indagación contra ellos, intocables mártires a priori).

HOY, SIN EMBARGO, la oficina del general Rafael Macedo de la Concha ha establecido el referente oficial: los trasiegos económicos del cardenal y sus allegados deben ser investigados para saber si en ellos hay ingredientes de lavado de dinero. No puede ni debe haber dogma de fe exculpatorio: ni siquiera el hecho de que esa investigación haya sido generada por una denuncia marrullera del descalificado ex funcionario salinista Jorge Carpizo, de evidente historial oscuro. Tampoco la airada defensa gremial de los sacerdotes que reclaman que las leyes se den por satisfechas con la versión de que el cardenal y sus cercanos fuesen ejemplo de honestidad a carta cabal.

EL LANCE DE la PGR debe ser apreciado en toda su magnitud, y mucho bien harían los partidos y sus dirigentes (en tanto desahogan de piedritas sindicales el anhelado camino hacia las reformas tan deseadas por el foxismo: el PRI y el PAN nuevamente tomados de la mano) en dar apoyo político a esa iniciativa, antes de que se convierta en materia de negociación, al mejor estilo de la casa presidencial, y quede como mero escarceo confirmatorio del informal fuero eclesial y del zigzagueo sin brújula del foxismo con pecado concebido.

ASTILLAS: EL CHAPO HA tomado formalmente el control de Sonora. Tal apoderamiento ha contado con el apoyo o cuando menos el aval de Francisco Labastida, Manlio Fabio Beltrones, Elba Esther Gordillo, Roberto Madrazo e incluso Alfonso Durazo. El Chapo del que aquí se habla (ya lo habrá entendido el avispado lector de este crucigrama político) es Eduardo Robinson Bours, quien, al hablar ante mil 200 representantes de la comunidad sonorense, luego de tomar posesión como gobernador, confesó con gran sinceridad antropométrica que él "seguirá siendo el chapo, el chapito". Los testigos destacados de ese enchaparrado encumbramiento fueron los personajes arriba mencionados, especialmente la P3 (Primera Profesora del País), que se siente la madrina de ese triunfo, a diferencia de Beltrones, a quien el propio Bours acusó de jugarle las contras. De hecho el nuevo mandatario estatal nombró secretario general de Gobierno a Bulmaro Pacheco, de quien es más que sabida su ardiente animadversión contra Beltrones. El miembro de la familia propietaria de Bachoco, que ahora gobernará Sonora, se declaró todo un rebelde, como podrá disfrutar el lector en estos pasajes de gran belleza poética que ni a Martita se le habían ocurrido: "Ser un hombre o una mujer de Sonora se define con la actitud, con esa actitud sonorense legítima, franca, genuina, férrea y siempre rebelde ante la injusticia y la marginación. En la actitud que siembra en el desierto, que vence la altura serrana, domina el valle y el ímpetu del mar; esa actitud que impulsa, esa actitud será el espíritu de un nuevo gobierno..." El chapo, el chapito poeta, ha tomado el poder... Y, a propósito del otro Chapo, la PGR anunció el descubrimiento de un túnel de unos 300 metros que conectaba a Nogales, Sonora, con Nogales, Arizona, y que era operado por la firma exportadora de Joaquín Guzmán. La operación de descubrimiento del túnel, y de aprehensión de narcotraficantes sin charola y con ella (pues uno de los apresados era comandante de la Agencia Federal de Investigaciones), fue denominada Topo II, y en ella participaron abiertamente en suelo mexicano agentes de la DEA y de la FBI. En las calles Independencia, Internacional y Fenochio de Nogales, Sonora, los policías estadunidenses se movieron con entera libertad, realizando cateos a domicilios y personas e investigando cuanto les dio la gana. No se sabe si las autoridades mexicanas les invitarán a estar presentes en la ceremonia del Grito de Independencia... Por lo pronto, en Dolores Hidalgo no habrá representante presidencial para la tradicional fiesta patria, pues Vicente Fox ha considerado que, en apego al espíritu federalista, se les debe dejar a los guanajuatenses en exclusiva esa ceremonia que el resto de los mexicanos creía patrimonio nacional.

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