México D.F. Lunes 15 de septiembre de 2003
Por el centenario natal del filósofo alemán se modificó el carácter trianual del galardón
Recibe Gyoergy Ligeti el premio Adorno
DPA Y PL
Francfort, 14 de septiembre. El compositor Gyoergy Ligeti recibió hoy el premio Theodor W. Adorno, que otorga esta ciudad alemana desde 1977.
En silla de ruedas, Ligeti agradeció la distinción que cada trienio confiere esta ciudad a figuras destacadas de la filosofía, la música, el teatro y el cine, pero que este año, con motivo del centenerio natal de Adorno, debió ser bianual. En la pasada versión, celebrada en 2001, el filósofo francés Jacques Derrida se hizo merecedor al galardón.
Por tener una gran afinidad con la estética musical de Adorno, el jurado otorgó a Ligeti, de 80 años, el premio dotado de 50 mil euros (55 mil dólares).
Durante la ceremonia, el compositor y teórico musical de origen húngaro recordó su relación con Adorno -filósofo y también teórico musical-, la admiración que sintió por él, sus afinidades y sus diferencias.
Ligeti nació el 28 de mayo de 1923 en la región de Transilvania, Rumania. Su padre y su hermano fueron asesinados por los fascistas y emigró de Hungría, en 1956, a Viena. Años después adoptó la nacionalidad austriaca. Recibió su primer reconocimiento internacional en 1961 con su obra Atmosphéres, de la que el director de cine estadunidense Stanley Kubrick tomó algunos elementos para la banda sonora de 2001. Odisea en el espacio.
Entre las más famosas composiciones de Ligeti se encuentran Nouvelles Aventures, Nonsense Madrigals y la ópera Le Grand Macabre.
Otras personalidades que fueron distinguidos con este galardón son el filósofo y sociólogo Jürgen Habermas (1980), los músicos y directores Michael Gielen (1986) y Pierre Boulez (1992), el director de cine Jean-Luc Godard (1995).
Monumento en honor al autor de Minima moralia
Y con motivo también del centenario natal de Adorno se inauguró en Francfort el primer monumento dedicado al filósofo alemán, considerado uno de los padres de la teoría crítica y voz aguda de la sociedad alemana de la posguerra.
El monumento, obra del artista ruso Vadim Zajarov, quedó instalado en una plazoleta en el barrio universitario de esta ciudad, que desde hace ocho años lleva justamente el nombre de Adorno, fallecido en 1969.
No sólo la herencia propiamente filosófica del pensador, sino también sus trabajos sobre teoría de la música e incluso sus propias composiciones dodecafónicas y sus aportes a la discusión política en Alemania, están siendo recuperados estos días con motivo del centenario del nacimiento de Adorno.
Su crítica al capitalismo, en libros como Dialéctica de la ilustración, y su constante reflexión sobre la experiencia del Holocausto fueron durante mucho tiempo orientaciones claves para la intelectualidad alemana.
Entre las publicaciones recientes sobre Adorno destacan tres biografías: la más extensa de las cuales es obra de Stefan Müller-Dohm (editorial Suhrkamp). Uno de los tres biógrafos, Detlev Clausen, reconoce en su libro Theodor W. Adorno. Un último genio, la dificultad que implica acercarse al filósofo desde la perspectiva de un género que éste despreciaba, porque le parecía que no era acorde con la época actual.
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