Espera nueva actitud en torno a derechos humanos

Pérez Roque pide a México rectificar política hacia Cuba

Sin Castañeda hay posibilidades de avanzar: el canciller

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 16 de septiembre. Como un siguiente paso para avanzar en la normalización de las relaciones bilaterales, el canciller de Cuba, Felipe Pérez Roque, pidió hoy a México "una rectificación" en la política hacia la isla, en particular la que evalúa en la Organización de Naciones Unidas (ONU) la situación de derechos humanos.

"Faltaría, en nuestra opinión, una rectificación de la política de México hacia Cuba, especialmente en lo que hace a la Comisión de Derechos Humanos (CDH de la ONU) en Ginebra", dijo el ministro cubano de Relaciones Exteriores, respondiendo a preguntas de la prensa.

Pérez Roque habló brevemente con periodistas en la residencia de la embajadora Roberta Lajous, durante la recepción que ofreció la diplomática por el día de la Independencia, la primera fiesta oficial mexicana en esta fecha en tres años.

El canciller cubano insistió en que una relación bilateral amistosa pasa por recuperar el entendimiento por el cual ninguno de los dos gobiernos tocaba asuntos internos del otro: "Eso es lo que queremos, ser amigos de México, de sus autoridades; no nos inmiscuimos en sus asuntos internos, no juzgamos lo que existe al interior de México. Reclamamos eso mismo para nosotros, para Cuba, exactamente lo que dice la Constitución de México".

"Necesitamos que se comprenda en los estamentos políticos mexicanos que Cuba es un país que tiene una sensibilidad especial por el tema de la manipulación de los derechos humanos en su contra, porque con la fabricación de la condena de Cuba en Ginebra, en la CDH, se trata de justificar el bloqueo (económico estadunidense)", expuso Pérez Roque.

"México se opone al bloqueo, vota en Naciones Unidas contra el bloqueo, lo cual nosotros agradecemos", señaló el ministro cubano. "Sin embargo, a nosotros nos parece que la decisión del (ex) canciller (Jorge G.) Castañeda, de secundar las maniobras del gobierno de Estados Unidos, se apartaron de las tradicionales relaciones, se apartaron además del hecho incuestionable de que en México siempre se reconoció que había doble estándar en la CDH, de que era manipulado el ejercicio contra Cuba y de que no puede justificarse ni desde el punto de vista de la política interna de México ni desde el punto de vista de la política externa".

"Tenues señales" de mejoría

El canciller cubano declaró que ve "tenues señales" de que se puede recuperar el nivel histórico de fuerte alianza entre los dos gobiernos y un "incipiente movimiento hacia el diálogo". Sin embargo, reconoció que la deuda cubana con el Banco Nacional de Comercio Exterior, que en marzo del año pasado era nominalmente de 380 millones de dólares y ahora está sujeta a un litigio internacional, aún es un tema pendiente.

Pérez Roque confirmó la tesis cubana de que el conflicto por la deuda puede tener una salida política: "Requiere de la voluntad de ambas partes y la existencia de un clima que propicie la búsqueda de un entendimiento". Sin embargo, precisó que "en este momento está sin avances visibles, estancado".

El canciller cubano dijo que "quizás" podría encontrarse con su colega mexicano, Luis Ernesto Derbez, en Nueva York, cuando ambos coincidan en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Aunque aún no hay cita, "se avanza en la idea de intentar vernos".

Tras la peor crisis en su historia diplomática de las últimas cuatro décadas, en la que se sumieron la mayor parte del año pasado, los gobiernos de Cuba y México han mostrado señales intermitentes de acercamiento, pero no han dado un paso decisivo para remontar el bajo nivel de sus vínculos.

La recepción

Este martes volvió a celebrarse la tradicional recepción del 16 de septiembre en La Habana. La presencia del canciller cubano, el personaje de mayor peso político, fue un nuevo mensaje de distensión bilateral, que se sumó en la última semana a una jornada cultural, organizada por autoridades de ambos países, y a la celebración conjunta de la Independencia.

Además del canciller, asistieron a la residencia de la embajadora Lajous el vicepresidente del gobierno, José Ramón Fernández; los ministros de Gobierno, Ricardo Cabrisas, y de Inversión Extranjera y Cooperación Económica, Marta Lomas; el jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria, almirante Pedro Pérez Betancourt, y decenas de intelectuales, funcionarios medios y oficiales de los cuerpos armados.

En 2001 las fiestas mexicanas de septiembre se cancelaron en todas las misiones en el exterior, en señal de luto por los atentados en Estados Unidos. El año pasado la Secretaría de Relaciones Exteriores, entonces a cargo de Castañeda, prohibió las celebraciones, en un paso más del conflicto bilateral.

Las convulsiones de 2002 se reflejaron, entre otros aspectos, en el desaire creciente del gobierno cubano a los actos protocolarios de la embajada mexicana. La masiva presencia de funcionarios en la casa de la avenida Lázaro Cárdenas, del barrio de Miramar, mostró hoy que la línea es de acercamiento.

Pérez Roque lo explicó en esta forma: "Mi presencia aquí es una demostración de respeto y de cariño por el pueblo mexicano, por el que sentimos un afecto entrañable. Me siento muy satisfecho de poder venir otra vez a la casa de México en La Habana".

Recordó la prohibición del año pasado y el hecho de que declaraciones de Castañeda sobre eventuales represalias económicas hacia Cuba precipitaron el conflicto por la deuda.

-Pero ya no está Castañeda -se le recordó.

-Ya no está Castañeda y se ha abierto con ello una posibilidad de avanzar.

La ceremonia

En la noche del lunes también se recuperó otra tradición septembrina en La Habana: la ceremonia por la Independencia de México.

Esta vez se realizó en el Anfiteatro de La Habana Vieja, un auditorio al aire libre en el casco antiguo de la ciudad, que casi llenaron algo más de mil personas, en su mayoría mexicanos residentes aquí, como empresarios, estudiantes universitarios y monjas de distintas congregaciones, que acudieron al festejo con sus hábitos.

Con serpentinas, silbatos, gorros, sombreros, trompetas, banderas de todos los tamaños y un entusiasmo constante, la multitud reprodujo el típico ambiente de la noche mexicana del 15 de septiembre.

Un programa musical tradicional (rancheras, mariachis, sones jarochos, Agustín Lara, Juan Gabriel, Huapango) animó la concentración durante dos horas. A las 11 en punto de la noche, la embajadora Lajous dio el grito de "šviva México!" que retumbó a la entrada de la bahía de La Habana.