MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Estrepitosos fracasos de reformas que prometen prosperidad

El Presidente promueve el paquete de reformas desde el balcón de Palacio Nacional

EMOCIONADO Y AL GRITO de "švivan los acuerdos para un México mejor!", el inquilino de Los Pinos celebró su propia interpretación de la Independencia.

LOS "ACUERDOS" PROMOVIDOS desde el balcón central de Palacio Nacional como sinónimo de mejoría inmediata para el país no son otros que los tendientes a concretar el paquete de reformas promovidas por el autodenominado gobierno del cambio, de manera especial la energética.

MEJORIA, LO QUE SE llama mejoría, no es lo que México ha obtenido a lo largo de las últimas dos décadas, periodo en el que la constante ha sido, precisamente, la política de "reformas", así en genérico. Por ello, mantener esa línea no garantiza nada, más que ceder la mínima porción del pastel al que todavía -por lo menos de manera legal- no tienen acceso los afilados dientes trasnacionales.

COMO SEÑALA JOSEPH E. Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, "el experimento denominado de reforma está fracasando en América Latina... Una estrategia de reforma que prometió crear una prosperidad sin precedentes (en la región) ha fracasado de una manera casi sin precedente".

LUEGO DE LAS "REFORMAS" aplicadas en los años 80, las que siguieron en los 90 y tras un breve repunte a principios de este último decenio, "el crecimiento se ha hecho más lento. Muchos de los países de América Latina sufren recesiones, depresiones y crisis, algunas de las cuales han alcanzado niveles sin precedentes, que recuerdan a los de la Gran Depresión. Argentina, la alumna más destacada durante las primeras tres cuartas partes de la década, no sólo ha sufrido una crisis, sino que, por lo menos en algunos aspectos, ha sido denostada más allá de toda medida. Brasil, que también fue un alumno aventajado de la reforma, está pasando por una crisis en este preciso momento".

INCLUSO, SEÑALA, EN PAISES que han exhibido crecimiento, como México, "una parte desmesurada de los beneficios ha ido a parar a manos del 10 por ciento de la población de mayores ingresos, y muchas de las personas más pobres, las de la franja de 30 por ciento de menores ingresos, están en peor situación que antes. También en este caso podemos entender por qué: se debe en parte a que la población de menores ingresos es la que sufre los efectos de las fluctuaciones económicas inherentes a la estrategia de reforma orientada al mercado. Esto es consecuencia, en parte, de la estructura general de la reforma, que dio lugar a la adopción de medidas que tuvieron por efecto eliminar puestos de trabajo o rebajar los salarios de los trabajadores no calificados, como paso previo a la aplicación de otras medidas que podrían haber propiciado la creación de empleos y el aumento de su productividad o, peor aún, se tradujo en la adopción de medidas que provocaron la eliminación de puestos de trabajo, acompañadas de medidas que reprimieron la creación de empleos".

EL RESULTADO DE LAS "reformas" que supuestamente iban a mejorar el funcionamiento de los mercados "fue que, por lo menos en algunos aspectos críticos, los mercados funcionaron peor. El desempleo creció casi tres puntos porcentuales y las cifras habrían sido peores si una parte mayor de la fuerza laboral no se hubiera incorporado al sector informal de la economía, un sector en el que normalmente los trabajadores gozan de menor protección y en que el acceso al capital -y por ende el potencial de crecimiento futuro- es más reducido".

LOS CRITICOS DE LA POLITICA de reformas -señala Stiglitz en un estudio publicado por la Cepal, titulado El rumbo de las reformas. Hacia una nueva agenda para América Latina, "habían dicho que si bien era posible que generara un crecimiento, les preocupaba que ese crecimiento no se distribuyera en forma amplia. Los resultados han sido peores de lo que muchos de sus críticos temían: para gran parte de América Latina no sólo no ha generado crecimiento, sino que además, por lo menos en algunos lugares, ha contribuido a aumentar la desigualdad y la pobreza".

PARA EL ECONOMISTA, "no es fácil desentrañar las dimensiones del fracaso. Actualmente ya se dispone de los datos sobre el total del primer decenio de la reforma. La tasa de crecimiento fue levemente superior a la mitad de la tasa registrada en las décadas de 1950, 1960 y 1970: para un conjunto de reformas que empezaron por criticar las políticas fallidas del pasado, éste es un resultado del que difícilmente es posible vanagloriarse. Las cifras son aún más impactantes cuando se compara el desempeño de América Latina con el de otros países. La teoría neoclásica tradicional pronostica una convergencia, es decir, que los países menos desarrollados crecerán más rápidamente que los desarrollados. Hubo convergencia durante las décadas anteriores a la reforma, pero a partir de 1980 empezó a haber divergencia. Incluso en los primeros años del decenio de 1990, cuando se proclamaba el éxito de las reformas, el ingreso per cápita en Estados Unidos aumentó con mayor rapidez que en América Latina. Por supuesto que se podría haber dicho que era necesario 'esperar a que las reformas surtieran efecto', pero en ese caso las conclusiones son aún peores".

EL CRECIMIENTO SE PRODUJO en la primera mitad de ese decenio, pero en su segunda mitad, y especialmente a partir de 1997, hubo estancamiento, recesión y depresión. De hecho, el ingreso per cápita disminuyó en esos últimos cinco años, periodo que la Cepal ha dado en llamar "la media década perdida". En los hechos, pues, las "reformas" no han contribuido en absoluto a reducir la brecha existente entre el índice de desarrollo humano de la región y el de los países industrializados avanzados.

LA POBREZA SE TRANSMITE de una generación a la siguiente, y por añadidura, apunta Stiglitz, "algunas de las reformas son la causa directa del aumento de la pobreza". Por ejemplo, la que "obliga a los agricultores pobres a competir con la agricultura subsidiada estadunidense, (misma) que disminuyó, aún más, los ingresos de algunos de los más pobres de América Latina".

Las rebanadas del pastel:

TONY GARZA, EMBAJADOR estadunidense en México, es un bromista nato: "Algunos legisladores (de su país) están dispuestos a empezar conversaciones" sobre un acuerdo migratorio bilateral... sobre todo después de Cancún.

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