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México D.F. Jueves 18 de septiembre de 2003

Miguel Marín Bosch*

Educación para el desarme

Uno de los escasos resultados positivos de la accidentada presidencia de Mijail Gorbachov en la fase terminal de la Unión Sovié-tica fue su papel de maestro de primaria en... geografía. Gracias a él, muchos niños y niñas aprendieron los nombres de las antiguas repúblicas soviéticas. Algo parecido ha ocurrido a raíz de la invasión de Irak. Se trata de un curso intensivo en materia de armas de destrucción en masa.

En las tres décadas que pasé en el servicio exterior mexicano me dediqué principalmente a los asuntos multilaterales en general y al desarme en particular. Mis maestros fueron Alfonso García Robles y Jorge Castañeda. Durante el sexenio pasado, siendo cónsul general en Barcelona, fui invitado a impartir un curso sobre desarme y seguridad internacional en la Universitat Pompeu Fabra. Lo di durante varios semestres tanto a estudiantes de la licenciatura como del doctorado. Ahora, con el inicio del año académico en la Universidad Iberoamericana, empecé a dar ese mismo curso.

Es una introducción al tema y abarca únicamente el siglo pasado. Sigo un plan cronológico y temático. El propósito es permitir que los alumnos se asomen a una problemática que no suele aparecer en los planes de estudio de las instituciones de enseñanza superior. Lo anterior fue una de las conclusiones del estudio sobre educación para el desarme y la no proliferación que el secretario general de Naciones Unidas preparó en 2001 y 2002 con la ayuda de un grupo de diez expertos que tuve el honor de presidir.

El primer día les pido a los alumnos que contesten diez preguntas sobre el tema. Son pocos los que aciertan más de seis. Ello sirve para demostrar lo poco que se sabe sobre los armamentos y los distintos desafíos a la paz y seguridad internacionales. En este campo no existe una conciencia semejante a la que se ha venido creando en materia del medio ambiente a lo largo de las últimas décadas. Todo alumno de primaria sabe que es necesario proteger nuestro entorno ecológico. Algo parecido se requiere en materia de desarme y seguridad internacional.

El estudio de la ONU reconoce lo mucho que se ha hecho en el campo de la educación para el desarme, sobre todo a partir de los trabajos de la UNESCO y, en particular, del congreso mundial sobre el tema que llevó a cabo en 1980. El estudio se inscribe también dentro de una larga lista de intentos de Naciones Unidas por informar a la opinión pública sobre una variada gama de problemas relacionados con los armamentos. Pero el estudio reconoce también lo mucho que queda por hacer en esta materia.

Es un estudio novedoso por varias razones. En primer lugar, si bien fue elaborado por expertos gubernamentales, ellos decidieron apartarse de los métodos tradicionales de trabajo de la ONU y alentaron la participación en sus deliberaciones de educadores, representantes de las diversas organizaciones que integran la familia de Naciones Unidas, otras organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales.

En segundo lugar, el estudio contiene una serie de recomendaciones (34 en total) dirigidas no sólo a los gobiernos, sino también a los distintos actores de la sociedad civil. Establece además un mecanismo de seguimiento para poder ver cómo se van poniendo en práctica sus recomendaciones. Y en el centro de ese mecanismo de seguimiento está el departamento de asuntos de desarme de la propia ONU. En otras palabras, será este organismo el encargado de asegurar que las recomendaciones no se conviertan en letra muerta.

Para empezar, cada país tendrá que designar un centro de coordinación de las cuestiones relativas a la educación para el desarme e informar periódicamente a Naciones Unidas sobre lo que ha hecho en este campo. Hace un año la Asamblea General aprobó el estudio. Ojalá que muchos gobiernos, incluyendo el nuestro, estén ya en situación de reportar avances en esta materia. El objetivo de este esfuerzo es ir capacitando a nuestras poblaciones para que contribuyan, como ciudadanos nacionales y del mundo, a la consecución del desarme y, por ende, a un mundo mejor.

Por cierto, he aquí las diez preguntas que les hice a mis alumnos al empezar el semestre: ¿Cuántos miembros tiene el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? ¿Cuántos países tienen armas nucleares? ¿Cuáles son las armas de destrucción en masa y cuáles han sido prohibidas mediante un tratado internacional? ¿Aproximadamente a cuánto ascienden los gastos militares en el mundo? ¿Qué es el tratado de Tlatelolco? ¿Cuántos países integran la Unión Europea? Cuando la Unión Europea habla de PESC, ¿a qué se refiere? En términos militares ¿qué significa la palabra "disuasión"? ¿Qué es la OTAN?

* Ex subsecretario de Relaciones Exteriores. Investigador de la Universidad Iberoamericana

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