México D.F. Martes 23 de septiembre de 2003
Sus investigaciones permitirán obtener mil 200 kilos del grano por hectárea
Demanda INIFAP suspender las importaciones de frijol y dar prioridad a la producción local
MATILDE PEREZ U.
México debe dejar de importar frijol, ya que de aplicar la tecnología del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) la producción se elevaría a mil 200 kilos por hectárea en regiones de temporal y habría suficiente oferta para cubrir la demanda con variedades de gusto popular. Actualmente en el país se siembran 20 mil hectáreas de la semilla, pero la superficie potencial para la producción del grano supera las 200 mil hectáreas, dijo el investigador Ramón Garza García.
El frijol, al igual que el maíz, es una planta nativa y en los 60 años de investigación de la leguminosa en el Campo Experimental Valle de México (Cevamex) se ha logrado conformar el banco de germoplasma con 10 mil accesiones, en su mayoría de frijol común (phaseolus vulgaris) y generado más de 30 variedades mejoradas con resistencia a las enfermedades más comunes como la roya, tizón común y antracnosis, además de buena adaptación y calidad nutrimental y culinaria.
Algunas de esas variedades son flor de durazno y bayomex, las cuales maduran en 95 días -mientras otras lo hacen en 105 días- y el tiempo de cocción se ha reducido significativamente. "El ama de casa ya no tiene que estar pegada a la olla de los frijoles", acotó.
Producto de los 60 años de investigación, la productividad de frijol, que en 1940 era de 205 kilos por hectárea en la década de los años 90, llegó a 640 kilos, y en los dos primeros años del nuevo milenio es de 604 kilos por hectárea en promedio. "Lo que queremos es que la sociedad, no sólo el campesino, valore el resultado de la investigación en esta leguminosa básica en la dieta de la población y que tome en cuenta que cada variedad tarda en crearse de 10 a 12 años."
Para que las semillas de esas variedades mejoradas lleguen al productor, el INIFAP ha difundido la tecnología entre los productores mediante cursos de capacitación y el establecimiento de parcelas de prueba. Sin embargo, corresponde al gobierno federal apoyar a los productores para que dichas semillas sean accesibles a la mayoría.
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