México D.F. Martes 23 de septiembre de 2003
Regresa a México la obra del artista
colombiano
Mostrarán cómo captó la lente
de Leo Matiz a Frida Kahlo
Primera exposición sobre la pintora para invidentes
Retrospectiva del fotógrafo en la Biblioteca
de México
MERRY MAC MASTERS
Hace medio siglo el fotógrafo colombiano Leo Matiz
(1917-1998) se tuvo que ir de México a raíz de un problema
con el muralista David Alfaro Siqueiros. Aquí, además de
darse a conocer como profesional de la lente, Matiz se había relacionado,
convivido y trabajado con los grandes artistas e intelectuales de la época
dorada de los años 40.
Ahora
la obra de Matiz regresa a México para dos exposiciones dentro de
Fotoseptiembre: Ojo divino, retrospectiva de más de
100 imágenes abierta en la Biblioteca de México José
Vasconcelos, Plaza de la Ciudadela 4, Centro Histórico, y El
encanto enigmático de Leo Matiz, que el próximo jueves
será inaugurada a las 20 horas en el Museo Casa Estudio Diego Rivera
y Frida Kahlo (Altavista esquina Diego Rivera, San Angel Inn). Esta última
será la primera muestra de fotos de Kahlo con cédulas en
braille para invidentes, pues Matiz hizo sus últimos retratos cuando
prácticamente estaba ciego. De las 21 imágenes una está
texturizada, y de otras dos, se pueden tocar los contornos.
Coterráneo del Nobel García Márquez
Alejandra Matiz, presidenta vitalicia de la fundación
que lleva el nombre del fotógrafo, habla de su padre, personaje
oriundo de Aracataca, también el pueblo natal del Nobel de Literatura
Gabriel García Márquez. Entusiasmado por los comentarios
que escuchaba de México, un día Leo, quien desde niño
pintaba y hacía sus pininos en la fotografía, desembarcó
en Panamá. De allí emprendió el viaje ''a pie" a México,
donde llegó en abril de 1941, cuando todavía calaba hondo
el asesinato de León Trotsky.
Con Europa en guerra, México era ''el París
latinoamericano" del momento. Matiz encontró trabajo de reportero
gráfico en la revista Así. De acuerdo con su hija,
el fotógrafo fue ayudado a disfrazarse de prisionero para ir a las
Islas Marías y hacer un reportaje que ''dio la vuelta al mundo y
lo lanzó a la fama internacional".
Matiz trabajó seis años con Manuel Alvarez
Bravo; hizo foto fija bajo la dirección de Gabriel Figueroa; entabló
amistad con Frida Kahlo -en su archivo hay más de 30 fotos de ella-
y de Diego Rivera; conoció a José Clemente Orozco, de quien
recibió clases de pintura y lo veía como a un padre; con
Walter Reuter hizo desnudos de María Félix; fue amigo de
Luis Buñuel, Marc Chagall, Pablo Neruda, Agustín Lara y Mario
Moreno Cantinflas.
Problema con Siqueiros
Luego, continúa Alejandra Matiz, Siqueiros pidió
a su padre que hiciera fotos para un mural. Matiz se entregó en
cuerpo y alma al encargo; buscó modelos para hablar de ''cómo
había sido la Revolución Mexicana". Después la Organización
de Naciones Unidas lo llamó para trabajar dos años en Medio
Oriente. Al regresar a México, Matiz encontró que Siqueiros
había hecho en el Palacio de Bellas Artes una obra con sus fotografías,
pero sin darle crédito.
''Se armó un lío internacional -relata Alejandra-.
Leo Matiz denunció a Siqueiros, quien mandó quemar su estudio
para que no hubiera pruebas. Mi padre tuvo que refugiarse en la embajada
de Colombia en México, de donde salió a esconditas. Se escapó
porque tenía miedo de que Siqueiros lo fuera a matar. Sacó
su archivo a Estados Unidos."
En Colombia, a Matiz lo llaman el abuelo de la
fotografía porque ''revolucionó" ese arte. En 1951 fundó
la galería Leo Matiz, donde montó su primera exposición
Fernando Botero. A finales de los años 70 no obstante fue víctima
de un asalto, en el que perdió un ojo. Con el otro ya no enfocaba
bien debido a una catarata. Después de 18 años de no fotografiar,
Matiz regresó a México en 1997 para brindar su último
homenaje al país que tanto lo proyectó: una serie inspirada
en Frida Kahlo, donde tuvo de modelo a la diseñadora italiana Angela
Pintaldi.
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