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México D.F. Martes 23 de septiembre de 2003
El músico argentino presentará
su disco en el Salón 21 el próximo 10 de octubre
Naturaleza sangre me acercó a lo absurdo
de la existencia: Páez
"Son palabritas, acordes, ritmos, en algunos casos países,
exaltando la alegría de vivir" Charly García, Luis Alberto
Spinetta, Rita Lee, Hugo Fatoruso y Gabriel Carámbula, invitados
de honor
JUAN JOSE OLIVARES
Fito Páez, referente obligado de la música
argentina contemporánea, regresará a México el próximo
10 de octubre para presentar en el Salón 21 su reciente producción
Naturaleza sangre, disco con el cual obtuvo "una manera más
de acercarme a lo absurdo de la existencia. Los creativos están
siempre cerca de un tipo de existencialismo absurdo. Entendemos las cosas
como un juego a veces pesado, pero como un juego al fin. ¿De qué
estamos hablando al fin? De palabritas, de acordes, de música, de
ritmos, en algunos casos de países y de tragedias comunes y, en
otros, exaltando la alegría de vivir. Entonces siempre hablo de
lo mismo en un punto, y digo esto para evitar tanta vanidad, tanta boludez
tan ligada a la época. Lo que pasa es que todos hablan de sus cosas
como si fueran Picasso", confiesa el cantautor en entrevista telefónica.
Y es que este material discográfico (el primero
independiente, producido por él en su estudio Circo Beat), como
su nombre lo indica, denota cierto karma autobiográfico, cierto
karma de dolor al tiempo que de felicidad. La separación con su
pareja, Cecilia Roth, un nuevo camino... varias cosas personales confluyeron.
-¿Discos como éste son catarsis liberadoras
luego de vivir cosas difíciles?
-Seguro,
cada uno a su manera o como puede, y seguramente en muchos casos con alto
sentido del humor, hace sus procesos para quitarse las cosas de encima,
para ser feliz sin hacerse daño. Y lo difícil dejémoslo
para la gente que no tiene piernas ni manos o que vive en medio de las
guerras, del hambre y del horror: más difícil que eso no
hay. Lo otro es parte de la vida en la que te vas encontrando con estas
situaciones duras con la gente que quieres. Con el disco, pienso, está
uno en un especie de 'mientras tanto'. Un disco cae como un libro o como
una película o un par de palabras; yo que sé por qué
anoche me quedé escribiendo como ocho horas. Este es un proceso
que lleva más de 20 y pico de años; imagínate que
ya ni me acuerdo por qué empecé a hacer canciones. Ya no
sé por qué estoy haciendo lo que hago (ríe), simplemente
lo hago y soy feliz. Divertirse con nuestros rollos de plenitud, es bueno.
-La evocación de la sangre se relaciona con el
amor, pero también con asuntos de dolor.
-No lo sé, es que son palabras tan extraordinarias,
tan profundas, que cuando las nombras no sabes exactamente qué estás
contando. Nombrarlas implica un compromiso con esa palabra. Lo que podría
decir, a modo personal, es que uno escribe las palabras padre, madre, mamá,
sol, casa, mesa... son palabras muy importantes y cada uno cuando las menciona
y las pone en funcionamiento hace su mambo. Supongo que yo estaré
haciendo el mío con ese disco, pero tampoco sé de qué
se trata, no es un ensayo publicitario del uso de esas palabras. Por suerte
aparecieron de esta forma. Preferiría que la lectura quede a disposición
del lector.
El material tiene invitados de lujo: Charly García
aportó voces y guitarras para el tema Naturaleza sangre;
Luis Alberto Spinetta su voz en Bello abril y El centro de tu
corazón; en Ojos rojos se escucha la voz de Rita Lee;
Hugo Fatoruso acompaña en teclados, y Gabriel Carámbula participa
con guitarras en Urgente amar, por sólo mencionar a algunos.
-¿Es un especie de homenaje a estos músicos?
-Son maravillosos, eso del homenaje es a lo mejor la lectura
que se puede hacer desde afuera. Para mí fue levantar el teléfono
y decir 'Luis (Alberto Spinetta) tengo una canción linda para que
cantes, quisiera oírte por acá'. Lo del homenaje a lo mejor
está, pero no está hecho en ese sentido. Es una cuestión
de amigos; imagina la suerte de tener esos amigos, que son buenísimos.
Creador desde la adolescencia
Páez comenzó a hacer música a los
13 años al formar a su banda Staff. Aprendió piano en el
poco tiempo que estuvo en el conservatorio, empíricamente, viendo
las manos de su profesor y repitiendo los movimientos en el piano de su
casa. Charly García lo escucha e invita a participar en una gira
(de hecho formó parte de su banda en los discos Clics modernos
y Piano bar, en sustitución de Andrés Calamaro). Se
lanzó como solista con Del 63, y luego vinieron Giros
y el clásico Ciudad de pobres corazones. Y de allí,
una inspirada carrera de textos cotidianos y profundos con grandes musicalizaciones,
como Ey y Tercer mundo. El amor después del amor
fue el disco con el que actuó en Cuba en la Plaza de la Revolución,
cosa que ningún extranjero había hecho.
Le siguieron Circo beat, Euforia, Enemigos
íntimos (junto con Joaquín Sabina) y Abre.
Naturaleza... fue su experimento desde la independencia.
"De alguna forma, recordarás esa vieja teoría de la independencia
de los años 70, que decía que ésta, primero, es de
carácter económico; hay algo de cierto en eso, porque cuando
manejas tu cuenta, todo pasa por ti. A lo mejor yo lo aprendí un
poco tarde, pero está bien. Igual te puedes relacionar con las empresas
multinacionales en el sentido de que sean mecanismos que te sean útiles,
pero sabes que son aparatos elefantiásicos y lentos, que están
para hacer plata. Al menos en mi caso, las multinacionales y yo no tenemos
intereses comunes: quiero decir que éstas no están relacionadas
con la gente a la cual le interesa la música o las palabras, entonces
es mejor no tenerlas cerca, cuanto menos, mejor."
-A Naturaleza sangre le ha ido bien en Sudamérica.
-La verdad, sí. Hemos hecho conciertos con llenos
totales, con gente que conoce los temas; claro que es más difícil
la distribución sin la multinacional, pero tampoco es para tanto.
Fito nunca anuncia lo que hará en el proscenio,
pero para el encuentro del Salón 21 parece que será "algo
más disparatado, en el que encontraremos pequeñas gotas de
humor, momentos con bajos y piano, hasta las músicas nuevas, o las
músicas que improvisamos, quiero decir: cada vez menos profesional",
dice.
Y eso, luego de "20 y pico de años" de estar en
su universo sonoro lo "acerca cada vez más a la libertad, porque
estás suelto, estás libre, tienes armas para tirarte al mar
en cada noche que sales con la gente, pequeñas armas que son unos
acordecitos, una cierta digitación, algún conocimiento de
los ritmos (menor por cierto), una pobre voz; con todo esto haces que una
noche sea inolvidable para todos".
Los conciertos de Páez siempre conllevan sorpresas:
luego aparecen algunos cantantes para echarse el palomazo. "Eso
se da de una manera relajada, cuando llegas a un bar y te encuentras con
un amigo o amiga, y por supuesto que tengo gente que admiro en México,
pero esas cosas se dan en el momento. Ese día llegas y fuiste a
comer, o fuiste a (el bar) El Hábito y te encuentras con un amigo
y lo invitas a cantar. Surgen más así las cosas, es música
pop, que más que nada requiere de calidad humana."
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