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México D.F. Jueves 25 de septiembre de 2003
Urbanización y neoliberalismo, elementos en su contra
Las 17 normales rurales del país constituyen un sistema en crisis
JOSE GALAN
En la lucha por la sobrevivencia, las escuelas normales rurales atraviesan por momentos difíciles: movilizaciones, protestas, reducción de presupuestos y, sobre todo, el abandono de la educación pública gratuita para millones de campesinos de México. La inquietud recorre los estados del país donde aún permanecen 17 de las 34 normales rurales creadas a partir de 1931 por Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas del Río. Es un sistema en crisis.
Tradicionalmente en esas escuelas se admitía sólo a hijos de indígenas y de campesinos pobres, así como a los de profesores rurales, bajo la forma de internados, única manera en que podían acceder a una educación pública comprometida con el desarrollo y el combate a la marginación de sus propias comunidades. Era, entonces, un México rural. Pero a finales de la década de los 50, en un país de mayores características urbanas, las políticas se modificaron hacia la marginación, la pobreza y el olvido de la población rural, sujeta incluso a la discriminación.
Y en los últimos 20 años, con el reinado de las políticas neoliberales puestas en práctica desde Miguel de la Madrid, que se ahondaron con las "reformas" al campo de Carlos Salinas de Gortari, que sus sucesores, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, han continuado sin variaciones, el Estado buscaría cerrar esas escuelas, que no encajan en sus planes.
Como alternativa a las 17 escuelas normales rurales, las autoridades educativas federales y estatales han permitido la instalación de normales privadas en los centros urbanos de estados incluso con población en su gran mayoría rural. Es una de las razones del conflicto en la normal de Mactumactzá, que ha llevado a la cárcel a decenas de estudiantes y padres de familia por exigir las plazas de trabajo a las que tradicionalmente tienen derecho desde hace 70 años. Fueron acusados por el gobierno estatal, que encabeza Pablo Salazar Mendiguchía, de terrorismo, asonada, daños en propiedad ajena, a la paz individual, así como privación de la libertad.
Esta misma demanda ha generado conflictos incluso violentos en las normales Rafael Ramírez y Margarita Viguri, de Guerrero, donde esta misma semana cerca de 100 normalistas protestaron contra el "plan de austeridad" anunciado por las autoridades educativas de Guerrero, encabezadas por el secretario Daniel Pano Cruz, que incluye el congelamiento de nuevas plazas de trabajo. A este problema se enfrentan 250 egresados de esas escuelas, a quienes ni siquiera se les ha cumplido la promesa de crear 15 nuevas plazas en los próximos meses.
Cabe recordar que en 1999 las autoridades educativas federales y estatales amenazaron con el cierre de las normales rurales de Hecelchakán, Campeche; Ayotzinapa, Guerrero; la Emiliano Zapata, en Amilcingo, Morelos; la de San Marcos, Zacatecas, y la de El Mexe, Hidalgo. Estallaron las protestas de los estudiantes que mantienen vigentes sus demandas: aumento de la matrícula; incremento en los presupuestos, disponibilidad de plazas laborales para los egresados, y democratización en la selección de las autoridades, el mantenimiento de los internados, y la preservación de los planes de estudio, manifestaciones acompañadas, como en todo el país, por toma de instalaciones, "decomiso" de vehículos, paros de labores, toma de carreteras, marchas, mítines y plantones, incluyendo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Para las autoridades, estas escuelas deben ser cerradas por "el alto grado de politización de los estudiantes", ha denunciado la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, que agrupa a las bases estudiantiles de todas las normales rurales, y que se opone a la modificación de los planes de estudio como sucedió a finales de los 90 en las normales rurales de Teteles, Puebla; Acaponeta, Nayarit; Atequiza, Jalisco, y en Tiripetío y Cherán, en Michoacán.
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