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México D.F. Viernes 26 de septiembre de 2003
Francia nunca olvidará la valentía
de los padres de la escritora, dijo Philippe Faure
Elena Poniatowska transparenta la defensa de la libertad
y la paz
Asume el compromiso con los marginados, la juventud
rebelde y el pueblo, dijo el embajador
Su canto unió a centenares de asistentes al acto
en el que fue distinguida con la Legión de Honor
CESAR GÜEMES
Con su canto, Elena Poniatowska unió a los centenares
de personas que se dieron cita para acompañarla a recibir el grado
de Oficial de la Legión de Honor, que le confirió el gobierno
francés y que el embajador Philippe Faure le impuso la noche de
este miércoles en las instalaciones de la legación de Francia.
Cuatro versos de la pieza de Charles Trenet, Douce
France, fueron coreados en baja voz por los presentes: ''Douce France,
cher pays de mon enfance/ Bercée de tendre insouciance/ Je t'ai
gardée dans mon coeur", cuyo significado es: Dulce Francia/ querido
país de mi infancia/ mecido de tierna despreocupación/ yo
te guardé en mi corazón.
Padre y madre en la Resistencia
Faure
narró que ''cuando el gobierno francés anunció a Elena
Poniatowska que deseaba condecorarla con la Legión de Honor, su
primera reacción fue decirnos: 'Qué pena que mis padres ya
no estén aquí, y que no se la hayan dado a ellos'. Y nos
explicó cómo su padre y su madre pertenecieron a la Resistencia,
respectivamente como capitán paracaidista y enfermera".
Más adelante el diplomático expresó:
''Rindo a sus dignos padres el homenaje que merecen, y le aseguro que la
condecoración que le vamos a entregar hoy también les pertenece,
como también pertenece a sus hijos, Paula y Felipe, así como
a Emmanuel, quien no está hoy aquí con nosotros.
''Su señora madre, Paula Amor Poniatowska, puso
a la autobiografía que escribió el título No me
olvides: la Resistencia y la Francia libre, es decir, la resistencia
exterior, son justamente elementos que los franceses nunca olvidaremos.
Muchos de nosotros, jóvenes o menos jóvenes, sabemos que
los años de libertad que hemos vivido los debemos en gran parte
a los resistentes, aquellos soldados del 'ejército de la sombra',
como lo llamara Malraux, cuyas caras anónimas, torturadas y desfiguradas
fueron por aquellos años la cara de la verdadera Francia."
En ese mismo tono, que apelaba a la historia, Faure encontró
la relación entre la resistencia francesa y la familia de la escritora
galardonada: ''La llama de la Resistencia francesa no debe extinguirse
y no se extinguirá, profetizó Charles de Gaulle el 10 de
junio de 1940. Así que nunca olvidaremos el amor sin límite
que los resistentes y combatientes libres como sus padres, Paula Amor y
el capitán Jean Poniatowski, demostraron por la patria, por la libertad
y por la humanidad. Un amor por la libertad y la humanidad del que, por
cierto, heredó usted, Elena, como lo demuestran su vida y su obra".
El valor del trabajo de Poniatowska fue ponderado así
por el diplomático: ''Cuando uno de los personajes de Paseo de
la Reforma le pregunta a Amaya 'Guerita: ¿por qué se
mete en tantos líos?' Ella responde: 'porque soy una ciudadana'.
Y usted, Elena, muy probablemente se metió en iguales líos
cuando, joven escritora y periodista, escribió La noche de Tlatelolco.
Ese gran éxito no les gustó a todos, en particular no les
gustó a los autores de la matanza. Sin embargo, la compra de cientos
de miles de ejemplares constituyó un voto de ciudadanía por
parte de los lectores. Compromiso de la ciudadanía que quisiera
comparar con el de nuestros revolucionarios del 89. Usted mantiene una
obra en la cual se transparenta a cada momento la defensa de los marginados,
de la juventud rebelde, del pueblo, de la libertad y la paz: baste recordar
al respecto sus tomas de posición durante la reciente y actual crisis
iraquí.
''Quizá uno de los mayores compromisos de su vida
sea la observación y la defensa de las mujeres, a quienes usted,
gran amante de la literatura femenina, presta a ellas la palabra muchas
veces silenciada."
Canto agradecido
Por su parte, Elena Poniatowska decidió dedicar
la condecoración a la memoria de sus padres: ''Quisiera, si ustedes
me lo permiten, recibir esta Legión de Honor a nombre de mi madre.
Mi padre la tuvo a título militar. Y rendir tributo a su memoria.
Jean Poniatowski la recibió por haber salido de Francia para unirse
a las fuerzas de la Francia libre del general De Gaulle. Cruzó los
Pirineos a pie, llegó al río Ebro con luna llena, y en Jaca,
cerca de Zaragoza, lo hicieron prisionero. Después de un interrogatorio
policiaco le raparon la cabeza y el bigote, pero eso resultó bueno
por la cantidad de piojos y de chinches que había en la cárcel.
Dormía en el suelo y como lo obligaban todas las mañanas
a saludar a la bandera de España con un 'Viva Franco', mi padre,
entre los prisioneros franceses, gritaba: 'Viva el cerdo'. Al cacharlo,
lo castigaron haciéndole limpiar los retretes. Aún conservo
la cuchara de madera con la que tomaba la sopa, por cierto muy buena, de
la prisión de Jaca.
''Durante cinco años lo tiraron en paracaídas
en zona enemiga y así hizo la campaña de Africa del norte,
la de Italia, vivió Montecasino, que según él fue
un inmenso camposanto cubierto de humo, y desembarcó en Pamplona.
Ocho días antes del armisticio, su sobrino Marie Andre Poniatowski
salía de su tanque, se quitó el casco y recibió una
bala perdida en la frente. Para la familia Poniatowski la patria fue Francia,
desde que salieron de Polonia hace más de 200 años. Josef
Poniatowski, mariscal de Francia, de Napo-león, prefirió
aventarse al río Elster con todo y su montura antes que entregarse
a los rusos".
El trabajo para la Resistencia realizado por los padres
de la escritora implicaba el empleo a fondo del valor, como ejemplificó
más tarde:
''Papá hablaba poco del paisaje después
de la batalla, pero una noche, en plática de sobremesa dijo algo
que jamás voy a olvidar: 'De lo que sí estoy seguro es de
que nunca maté a nadie'. Paula Amor Poniatowska se enroló
en la Cruz Roja. A las cuatro de la mañana, en un vehículo
sin calefacción salía a carretera, y a veces conducía
día y noche, casi sin parar. Conducir en la noche, sin encender
los faros no es fácil. A veces se frena creyendo ver obs-táculos
imaginarios. Sin embargo,
Paula apareció citada como la primera de nueve
conductoras dispuestas a partir a cualquier hora del día y de la
noche. Quizá descubrió que era cierto aquello que Víctor
Hugo escribió: 'Cada hombre en su noche va hacia luz'".
La madre de Elena Poniatowska se dedicó a evacuar
cierta población en 1941, de lo cual recordó: ''Ante la tragedia
del éxodo, el sol brillaba incongruente sobre los campesinos que
abandonaban su casa: lo único que contaba para mí, dice mi
madre, era la solidaridad, la taza de café caliente ofrecida por
una mujer en la puerta de su casa. Aún recuerdo esa taza de café
y me llena de consuelo y de gratitud. Esta condecoración que hoy
me otorga el gobierno de Francia y me entrega mi amigo, el embajador Philippe
Faure, también me llena de consuelo y gratitud porque me regresa
a un lugar frágil y tembloroso que todos tenemos dentro y duele
mucho, y por ello conmueve hasta lo más íntimo, hasta mis
raíces francesas, hasta esa niña tímida e insegura
que vino de Francia en barco y que hoy canta agradecida".
Y entonces cantó.
Minutos después, a petición de Poniatowska,
Tania Libertad, invitada al acto, tomó el micrófono para
cantarle también a capela Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Con buen sentido del humor, ya fuera de la ceremonia,
Elena Poniatowska hizo este apunte final que refleja su doble pertenencia
a Francia y México:
-Hay mucha influencia francesa en México. Me refiero
a una influencia positiva. Lo que no quita que estemos muy orgullosos de
haberles ganado a los franceses en la batalla de Puebla.
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