México D.F. Sábado 27 de septiembre de 2003
Suscribirán acuerdos
para fortalecer la economía regional
Lula se econtrará hoy con empresarios de Cuba
y Brasil
El presidente brasileño comienza su visita a
La Habana; efusiva recepción de Fidel Castro
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 26 de septiembre. Fidel Castro y Luiz
Inacio Lula da Silva mantuvieron hoy un largo diálogo por etapas,
en el primer tramo de la visita del presidente brasileño a Cuba,
en el cual ambos mandatarios permanecieron juntos la mayor parte del tiempo,
pero se abstuvieron de hacer declaraciones públicas.
En un gesto fuera de protocolo, Castro recibió
a Lula al pie de la escalerilla del avión. Desde ese momento lo
atrapó y siguió conversando con él, en periodos en
los que se alternaron sesiones de trabajo de ambas delegaciones.
Castro y Lula salieron del aeropuerto en el mismo automóvil,
comieron en la residencia del embajador brasileño, Tilden Santiago,
asistieron a la ceremonia de recepción oficial en el Palacio de
la Revolución y luego entraron en el laberinto de conversaciones.
Con
semblante circunspecto, Castro prolongaba la plática esta noche,
incluso mientras se desarrollaba la ceremonia de firma de acuerdos entre
los dos gobiernos.
En la mesa principal del salón de actos del Consejo
de Estado, ministros de ambas partes firmaban documentos. Unos tres metros
detrás, Castro meditaba y de pronto volteaba, gesticulante, para
llamar la atención de Lula con un comentario que los envolvía.
Después de esa ceremonia, los presidentes y sus
comitivas asistieron a una cena.
En el aeropuerto y en la firma de acuerdos Castro apareció
con su habitual uniforme militar verde olivo. Lula vistió por la
mañana un traje gris oscuro y por la noche iba de negro.
El canciller brasileño Celso Amorim y el ministro
presidente del Banco Central de Cuba, Francisco Soberón, firmaron
un acuerdo marco entre los dos gobiernos, por el cual se alivia la carga
de la deuda cubana, de 40 millones de dólares.
Según el acuerdo, una parte de las exportaciones
cubanas a Brasil se pagará parcialmente con descuentos a la deuda,
indicaron fuentes de ambas delegaciones. Los montos dependerán de
cada producto y oscilarán entre 10 y 30 por ciento del valor de
la venta.
Fuera del paquete de convenios firmados en la ceremonia,
se acordó un proyecto de 20 millones de dólares para la reconversión
de un ingenio azucarero cubano destinado a la producción de alcohol,
con financiamiento y asesoría técnica brasileñas.
En contraste, fuentes de ambas comitivas desmintieron
la versión que circuló esta semana en Brasil, según
la cual ese país abriría una línea de crédito
de 400 millones de dólares a Cuba. "Nada. No hay nada de eso. No
sé nada", decían funcionarios de las dos delegaciones consultados
en el Consejo de Estado.
Se firmaron en la ceremonia un acuerdo para la promoción
y comercialización de productos turísticos y cartas de intención
o memorandos de entendimiento sobre proyectos agropecuarios, sanitarios,
ambientales, educativos y de tecnología industrial.
El sábado Lula hablará ante empresarios
de los dos países, que suscribirán acuerdos particulares
y luego sostendrá una nueva ronda de conversaciones con Castro.
Lula llegó a La Habana poco después del
mediodía, bajo un intenso calor tropical. En la plataforma no había
público, letreros ni banderitas. Sólo agentes de seguridad
de traje y corbata, a lo largo del edificio de la terminal y un medio centenar
de periodistas en una tarima.
Cuando los dos mandatarios se encontraron, Castro extendió
los brazos y Lula correspondió el abrazo. Después de saludar
a las comitivas, el presidente brasileño escuchó los gritos
de los periodistas que le pedían un comentario. Aunque hizo dos
veces el gesto de querer acercarse a la tribuna de prensa, no culminó
el lance. El líder cubano conversaba ya con funcionarios brasileños.
A unos pasos de un Mercedes Benz negro, Castro hizo a
Lula el gesto de invitación para que ambos se fueran juntos. Delante
y detrás del auto se formó de inmediato la caravana.
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