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México D.F. Miércoles 1 de octubre de 2003
La artista canadiense supo captar con su cámara
''el corazón de México''
Recrean con imágenes la interrelación
entre Reva Brooks y Siqueiros
El muralista retomó algunas de sus fotografías
para crear obra pictórica
MERRY MAC MASTERS
Antes de viajar a México, en 1947, la canadiense
Reva Brooks (Toronto, 1913) recibió de obsequio una cámara
por parte de su esposo, el pintor y violinista Leonard Brooks (Gran Bretaña,
1911), quien durante un año estudió pintura mural al fresco
en San Miguel de Allende. Aparte de descubrir un nuevo país, que
la pareja nunca dejó, ella encontró una profesión.
''A
los 34 años, Reva tomaría una camera por vez primera
y casi de la noche a la mañana obtendría reconocimiento internacional
como fotógrafa. Al igual que Leonard, Reva conoció y fue
animada por los grandes de su campo, los fotógrafos estadunidenses
Ansel Adams y Edward Weston", escribe el periodista canadiense John Virtue
en su libro Leonard y Reva Brooks, Artistas en exilio en San
Miguel de Allende (McGill Queen's University Press, 2001). Weston,
inclusive, deseaba que fuera su aprendiz y que le imprimiera su material.
Desde hace cuatro años las canadienses Marilyn
Westlake, también fotógrafa, y Margot Smallwood Boland, diseñadora
de libros, tienen la costumbre de pasar el invierno en San Miguel de Allende.
Desde luego conocieron a los Brooks. Siempre había la idea de hacer
un libro, sin embargo, fue hasta diciembre pasado que Leonard dio luz verde
al proyecto.
En eso, Itala Schmelz, directora de la Sala de Arte Público
Siqueiros, se enteró del libro. Resulta que Schmelz preparaba una
exposición de la obra de Reva en conjunción con Siqueiros,
pues el muralista, conocido por su uso de la fotografía en el proceso
de sus murales, había utilizado la imaginería de la canadiense.
De repente el libro cobró todavía mayor significado.
Con Ansel Adams y Edward Weston
En 1997 y 1998 Reva y Leonard -quien organizó el
departamento de música local e inició el Festival de Música
de Cámara de San Miguel de Allende-, fueron objeto de exposiciones-homenaje
a raíz de su medio siglo en esa ciudad guanajuatense.
Con motivo de la muestra, Westlake ya había empezado
a archivar y catalogar los negativos y las impresiones de Reva, de modo
que ''conocía muy bien su obra". Después de seis meses de
trabajo intenso salió a la luz el libro Reva Brooks. Photographs
(M+M Art Press, 2003), compilado por Westlake y Smallwood, e impreso en
Querétaro.
Al llegar a San Miguel de Allende, Reva tomó un
curso de revelado. En un principio hacía las fotos para sí
misma y para registrar la pintura de Leonard. Westlake la describe como
''técnica maravillosa". El año siguiente dio su primer paso
hacia la fama. Un día el jardinero de la casa de junto, donde vivía
Sterling Dickinson, llegó y dijo: ''por favor, venga y traiga su
cámara. Se murió mi nieto y queremos una foto antes del entierro
mañana". Reva estaba horrorizada, no obstante le ganó la
curiosidad, así que retrató el velorio efectuado en el pequeño
cuarto. Esa imagen se convertiría en una de sus fotos más
famosas.
Después, Leonard y Sterling, quien era un pintor
aficionado, empezaron a viajar por México en el viejo jeep
del segundo. Mientras los hombres pintaban, Reva estaba en libertad de
vagar por la campiña, entrando en contacto con la gente, ''corazón
a corazón, ojo a ojo, de verdad en busca de quiénes eran
y cuál era su historia. Después de una hora o más,
Reva tomaría una foto. No sacaría muchas, sólo una
o dos o tal vez seis", anota Westlake.
Leonard amplía: ''Reva se enamoró de los
niños y las ancianas. Realmente llegó a conocer el corazón
del pueblo, por eso pudo representar a México con la foto Elodia".
Westlake recuerda haber visto la imagen -figura en la portada del libro-
en 1955, dentro de la exposición La familia del hombre, que
viajó por todo el mundo, y sentirse cautivada por ''ese retrato
inolvidable de una mujer que muestra al mismo tiempo aflicción y
dignidad".
Durante sus viajes, por poco y Reva se queda a vivir en
California, porque ''alguien la presentó con Minor White y Ansel
Adams, quienes la llevaron con Edward Weston. De repente, estaba en el
medio. Luego, algunas de sus fotos fueron publicadas en hermosos portafolios",
dice Leonard. Sin embargo, los Brooks regresaron a México porque
Leonard quería pintar. Fue entonces cuando también fundó
la escuela de música, que cuenta con su apartado en el libro. Reva,
inclusive, fue invitada a exponer sus fotos ''de música" en el Lincoln
Center, de Nueva York.
Solidaridad con Siqueiros
Las páginas de Reva Brooks. Fotografías,
además, traen citas del libro de John Virtue, del diario de la retratista,
así como de otros personajes, como Siqueiros. Leonard conoció
al muralista en la ciudad de México, pero luego colaboró
en el mural Monumento al general Ignacio Allende, que empezó
a pintar en la Escuela de Bellas Artes, en San Miguel de Allende.
En la cronología de ese libro se consigna: ''1949,
Leonard y otros maestros abandonan la escuela en apoyo a David Alfaro Siqueiros,
muralista mexicano y comunista prominente, quien rompió con el dueño
del plantel Alfredo Campanella respecto al mural que pintaba allí.
Más de 100 estudiantes boicotearon la escuela, logrando cerrarla.
Acompañado por Siqueiros, Leonard y el presidente del consejo estudiantil
presentan una petición al entonces presidente Miguel Alemán.
El gobierno mexicano aprueba la apertura de una nueva escuela, pero la
embajada de Estados Unidos niega reconocerla debido a la afiliación
comunista de Siqueiros, así que los veteranos de la guerra no pueden
estudiar allí...
''1950, los Brooks y otros seis maestros de arte de la
escuela -Reva enseñaba español- son deportados a punto de
pistola después de que el dueño de la escuela cerrada soborna
a los oficiales del gobierno. Siqueiros y el antiguo ministro de municiones
Ignacio Beteta, amigos de Leonard, logran revocar la orden de deportación".
El libro comprende textos de Itala Schmelz y Maia-Mari Sutnik, de la Galería
de Arte de Ontario, Toronto.
Para la exposición Homenaje a Reva Brooks,
que concluye el domingo 5, Schmelz quiso mostrar la interrelación
entre la fotógrafa y el muralista. Si una de las piezas centrales
de la exposición era ''el niño muerto de Reva", pues, resulta
que Siqueiros, al estar en Taxco en 1931, fue llamado en forma semejante:
''Venga, señor. Se murió uno de mis hermanitos y queremos
que le haga un retrato". ''No soy fotógrafo, soy pintor". ''No importa".
Siqueiros hizo el cuadro, Retrato de niña muerta, ahora propiedad
del Museo Soumaya, que lo prestó para la exhibición.
El Museo Nacional de Arte facilitó la pintura Madre
proletaria, para cuya ejecución Siqueiros empleó una
foto de Reva Brooks.
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