Divididos, los latinos; matrículas y licencias para indocumentados, los factores

El circo político californiano, en la etapa final con tendencia favorable a Terminator

El antinmigrante Arnold Schwarzenegger cuenta con un tercio de los votantes hispanos

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 1Ɔ de octubre. Terminator está por decirle "hasta la vista, baby" al go-bernador de California, Gray Davis -con el apoyo de un tercio de los latinos y en parte por su oposición a cualquier documentación legal para los inmigrantes-, según las últimas encuestas, cuando falta menos de una semana para que culmine lo que ha sido un circo político sin precedente para determinar si se destituye o no al gobernador, y quien lo remplazaría en el cargo.

El diario Los Angeles Times publicó hoy la más reciente encuesta, que registra que el demócrata Davis pierde terreno en su lucha para defenderse contra su destitución, con 56 por ciento en favor de expulsarlo del puesto, frente a 42 por ciento que se opone.

Mientras, el republicano Arnold Schwarzenneger incrementó su nivel de apoyo entre los contendientes para sustituir a Davis; ahora goza de 40 por ciento contra el demócrata y vicegobernador Cruz Bustamante, quien cuenta con 32 por ciento de respaldo.

El panorama electoral es complicado, ya que Bustamante, a pesar de su apellido y presencia política, no ha logrado captar el bloque electoral latino. Peor, aunque la elección de Schwarzenneger representa el regreso al poder del ex gobernador Pete Wilson, quien hizo su carrera política con una plataforma antinmigrante (cuya derrota política le costó la pérdida del control republicano del estado) y ahora es copresidente de la campaña, Bustamante y otros no han logrado conquistar a los electores latinos.

Por otro lado, entre algunos de los actos de desesperación y oportunismo político de Da-vis está la reciente promulgación de una ley que otorga licencias de manejo a indocumentados, lo que se había negado hacer hasta que la crisis política lo obligó a intentar rescatar a potenciales bases electorales, entre ellas la latina. Schwarzenneger criticó esta acción y dijo que buscaría anular esa ley, que le costaría votos latinos.

Pero según la encuesta del Times, lo anterior no ha galvanizado al bloque latino: 49 por ciento de votantes de ese sector favorece la destitución de Davis, contra 48 que se opone. Aunque 54 por ciento de los votantes latinos dicen favorecer a Bustamante, lo más notable es que más de un tercio, 37 por ciento, votará por uno de los dos candidatos republicanos, Schwarzenegger o Tom Mc-Clintock, una proporción mayor del voto latino que cualquier republicano haya ganado en California desde 1988, señala el Times.

Y es una pesadilla para Bustamante, ya que no tiene posibilidad de ganar el martes en las urnas sin una alta y amplia participación latina. Estos representan aproximadamente 15 por ciento del electorado del estado.

En torno al tema de la licencias de manejo para indocumentados, 56 por ciento de latinos apoya la medida, pero lo sorprendente es que 40 por ciento se oponen; o sea, coinciden con la posición de Schwarzenegger.

El fin de la carrera de Davis

"Esto probablemente ya se acabó", comentó a La Jornada Antonio González, presidente del Proyecto de Educación y Empadronamiento del Votante del Suroeste, al señalar el fin de la carrera política de Davis. Pero, destacó, no es indicio de que los votantes latinoamericanos estén trasladando su lealtad al Partido Republicano, sino que es un voto contra Davis: "No le han perdonado su veto a las licencias de manejo para indocumentados, la crisis eléctrica, el déficit, y su falta de liderazgo en general".

Según las encuestas de su organización, es por los latinos que el movimiento de destitución ha prosperado a este punto y ha puesto el futuro de Davis en jaque. Explica que históricamente los latinos apoyan a los demócratas en 70 por ciento, pero en las tendencias sobre la destitución 48 por ciento está en contra y 41 por ciento, en su encuesta que será difundida mañana, está en favor de la destitución del gobernador.

Para González y otros analistas y políticos, lo que ocurra el próximo martes en California tendrá diversos impactos a nivel nacional, pero el más obvio es que podría ser de-sastroso para los demócratas en las elecciones presidenciales de 2004 si éste, el estado de mayor peso político a nivel nacional, está bajo el control de los republicanos.

El movimiento para destituir a Davis tiene sus raíces en la crisis fiscal del estado -con un déficit monumental de 38 mil millones- y el manejo de la crisis que resultó de la privatización del sector eléctrico, lo que causó una sangría de fondos públicos, apagones y la explotación de esa crisis por empresas como Enron y otras, que arrancaron ganancias multimillonarias al manipular ese mercado.

El origen de la crisis fiscal es de larga data, cuando votantes de California aprobaron una iniciativa conocida como Propuesta 13, que reducía drásticamente los impuestos sobre propiedad. Con ello se inició el desmantelamiento de servicios públicos, incluyendo es-cuelas, servicios de salud y otros, que generaron una amplia disputa sobre los inmigrantes y su supuesta carga fiscal para el estado.

De ahí surgió Pete Wilson y su controvertida Propuesta 187 para reducir o prohibir servicios públicos a indocumentados.

Pero cuando Wilson fue derrotado, en parte por la coalición electoral que se unió en rechazo a la 187, el Partido Republicano casi desapareció del panorama político estatal. Ahora, él y su sector del partido están por resucitar gracias a un movimiento de destitución financiado por el ultraconservador re-presentante Darrell Issa con 2 millones de dó-lares de su fortuna, que ha logrado canalizar el descontento popular en California.

La crisis fiscal, tanto como la falta de liderazgo de Davis, abrió la puerta para lo que algunos comentaristas consideran un golpe de Estado de los republicanos.

"Gray Davis es un hombre robótico y cínico, un candidato que es una perpetua máquina de recaudación de fondos para elegirse. Hay ahora más personas inocentes en las prisiones de California que en cualquier mo-mento de la historia, más personas de bajos ingresos encarceladas por violaciones que son casi triviales -afirma Eric Mann, activista laboral y defensor de derechos civiles, director del Centro de Estrategia Labo-ral/Comunitaria en Los Angeles-. Yo hubiera deseado que jamás hubiese sido elegido, pero no podemos tolerar otro golpe de Estado derechista para remplazarlo. Es una lucha para proteger lo que nos queda de un gobierno constitucional."

Pero la derecha ha empleado lo que fue producto de un movimiento progresista a principios del siglo pasado -una ley que permite a la sociedad civil la participación política directa sin intermediarios- para lograr sus objetivos. El mecanismo para implementar la facultad de destitución de cualquier funcionario electo en el estado fue adoptado en 1911, medida que también instituyó la iniciativa popular (que permite a ciudadanos promulgar una ley como la Propuesta 13 o la 187) y el referéndum (para anular leyes). Hasta este año jamás prosperó un intento por destituir a un político en el gobierno estatal.

El mecanismo se realiza con una boleta que consiste en un cuestionario de dos partes para el votante: "desea usted destituir al ocupante del puesto, sí o no", y la segunda pregunta "con quién desea remplazarlo". La primera parte es determinada por mayoría absoluta pero la segunda se determina por mayoría simple (el que obtenga más votos).

Ese detalle es clave: el ganador podría ob-tener menos votos que los que se depositen en favor de mantener el actual gobernador en su puesto, y todo indica que éste podría ser el resultado el próximo martes.

Esta ley permite que se registre un número sin límite de candidatos para sustituir al go-bernador si es destituido. Sólo se necesitan 3 mil 500 dólares y 65 firmas de apoyo. En California, 135 candidatos se registraron, y había de todo. Además de los más serios y conocidos -Bustamante, Schwarzenegger, McClintock y los de tercer partido, como Peter Camejo de los Verdes y Arianna Huffington, la columnista-, entre los contendientes hay una estrella de cine porno, un actor enano; el dueño de la revista Hustler, Larry Flint; un defensor de los derechos de los fumadores, un tipo que dice que la raíz de todos los problemas es el feminismo, y otros.

Pero ahora todo parece que se ha reducido a una competencia entre dos: el gobernador Davis y Schwarzenegger. El distante, antipático, carente de carisma y frío gobernador es un político de carrera con gran capacidad de recaudar fondos y mantener su poder, quien enfrenta a un actor de fama mundial, un fisicocultarista ex Míster Universo, inmigrante con acento, casado con una mujer que pertenece al clan demócrata más famoso del país, los Kennedy y, claro, novato político.

Que sea novato es parte de su atracción ante un electorado que ve en las dos figuras de más alto perfil en este estado -Davis y Bustamante- a políticos oportunistas y hasta corruptos. A pesar de que no ha logrado definir un programa político detallado, Schwarzenegger continúa ganando apoyo simplemente con señalar el "estado del estado", o sea el déficit, la bancarrota, y declarar que desea acabar con el negocio de la política en la capital estatal. ƑY quién mejor que Terminator para terminar con la crisis?

ƑUn inmigrante como gobernador?

Claro, su fama y su imagen de invencible en sus películas son lo que le han permitido ser factor en esta contienda. Y no sólo con los anglosajones conservadores. Ha cultivado su imagen de inmigrante que llegó con pocos habes y sin hablar el idioma. La población latina de California representa una tercera parte del total (sólo entre 10 a 15 por ciento del electorado) y sus películas han sido muy populares en el mercado latino aquí y en América Latina, o sea, en los países de origen.

Pero la dinámica política sobre la inmigración -como demostró el asunto de las licencias de manejo y su asociación con Wilson- han limitado su potencial apoyo entre los latinos. De hecho, este año Schwarzenegger fue invitado a ser el presidente honorario del Gran Desfile de la Independencia de México en el este de Los Angeles, pero le retiraron la invitación luego que anunció su oposición a lo de las licencias para indocumentados.

"Yo quiero el apoyo de los latinos, y no só-lo por el voto. Es que, como saben, me en-tristece esta situación, que alguien está intentando presentarme como antilatino cuando he hecho cuatro películas en México" (Da-ños colaterales, Conan el destructor, Total Recall y Predator) -dijo recientemente-. Yo luché, y por eso puedo entender el dolor y el duro trabajo, la lucha que libran (los inmigrantes) (...) Nadie puede entenderlo mejor que yo, porque yo pasé por ahí."

Bueno, no exactamente. Schwarzenegger fue traído a Estados Unidos en 1968 por una revista de fisicocultura; ya había ganado el título de Míster Universo y no necesitaba cruzar escapando de la migra ni jamás ha necesitado el apoyo de las organizaciones de defensa de los inmigrantes. Sin embargo, es un migrante con todo y acento marcado.

Así, después de grandes discursos y análisis sobre la importancia y creciente poder del electorado latino en California durante los últimos años, donde se decía que se estaba al borde de una gran transformación política por la dinámica demográfica en ese estado, todo puede acabar, por el momento, con un inmigrante austriaco (hijo de padre nazi) despachando en la capital del estado.