México D.F. Sábado 4 de octubre de 2003
El empresario dijo al juez Balderas: "¡Eres
un hijo de la chingada; te voy a matar!"
En la Plaza México los toros no son el único
peligro; también lo es Herrerías
Amagó a El Glison y advirtió que
acabará con López Obrador y la Comisión Taurina
ENRIQUE MENDEZ
En la Plaza México el riesgo de morir no es sólo
para los toreros, en el ruedo. Al juez de plaza Ricardo Balderas Bernal
la amenaza contra su vida le llegó en los pasillos del coso, directamente
del empresario Rafael Herrerías Olea: "¡Eres un hijo de la
chingada! ¿Y sabes qué? Que yo te voy a matar".
El amago ocurrió en diciembre de 2002 y se repitió
en febrero de este año, pero la denuncia que por "ultraje, amenazas
y lo que resulte" presentó Balderas Bernal, de 80 años, ante
la agencia 50 del Ministerio Público (MP) fue apenas consignada
ante un juez, y eso sólo cuando el procurador capitalino, Bernardo
Bátiz, instruyó al subprocurador de Averiguaciones Previas
Centrales, Renato Sales Heredia, que acelerara el procedimiento.
Durante casi nueve meses la demanda estuvo congelada
y en el mismo estado se encuentran otras dos, presentadas por Víctor
Juárez, secretario técnico de la Comisión Taurina
del Distrito Federal, y el matador Jorge de Jesús Gleason -también
amenazados de muerte por Herrerías Olea-, así como otra que,
por fraude, interpusieron en abril pasado los tenedores de tarjetas de
derecho de apartado.
La única denuncia que se ha seguido, ante la insistencia
del español Enrique Martín Arranz, representante de los matadores
José Tomás Román Martín y José Miguel
Arroyo, es la iniciada por la falsificación de su firma en un contrato
apócrifo, de los 33 que la empresa Plaza México SA de CV
presentó a la delegación Benito Juárez para que se
le autorizara la venta de derechos de apartado para la temporada 2002-2003.
El 24 de septiembre, Arranz se presentó ante la
Fiscalía de Delitos Fiscales de la Procuraduría General de
Justicia del Distrito Federal (PGJDF) para depositar su firma en el expediente
FDF/513/03-05, de cuya resolución judicial depende la cancelación
de la licencia de funcionamiento de la plaza.
Tres requerimientos a la Benito Juárez
En
la fiscalía, Arranz ojeó un abultado expediente, en el cual
se incluyeron fotografías de los contratos, como garantía
de su existencia ante su eventual "desaparición". Y es que la semana
pasada, y luego de tres requerimientos, la delegación Benito Juárez
respondió a la PGJDF que no tiene en su poder los contratos originales.
La administración de José Espina von Roëhrich,
ex delegado panista en Benito Juárez, autorizó a Herrerías
vender el derecho de apartado con documentos apócrifos, como demostraron
los ciudadanos Eduardo Salvador Gallegos y Miguel Martínez Rosas,
quienes presentaron una denuncia, acompañada de un peritaje en el
cual se concluyó que son falsas 13 de las firmas estampadas en los
33 contratos de la temporada.
El perito que comparó las firmas de los contratos
con las originales, Octavio Solís Flores, concluyó: "provienen
de un mismo origen gráfico, esto quiere decir que una misma persona
las realizó... y recomiendo que se tome muestra de escritura a la
persona que usted sospecha" hizo la falsificación.
Al final del cuadro comparativo, se incluyó la
firma de Juan Castañeda Bardales, gerente de Plaza México
SA.
Ante la gravedad del caso, el 14 de abril las autoridades
de la delegación, el presidente de la Comisión Taurina del
Distrito Federal, Carlos Mendoza Aupetit, y el director de Concertación
Política del Gobierno capitalino, César Cravioto Romero,
suscribieron un acuerdo para agilizar el procedimiento administrativo contra
Herrerías, "que llevará a considerar las sanciones que se
aplicarán a la empresa".
El punto dos del acuerdo precisa: "si se comprueba la
falsedad de los contratos, se aplicará la sanción más
severa posible, que será acordada entre el Gobierno del Distrito
Federal (GDF) y la delegación".
En agosto pasado -durante una reunión con la Comisión
Taurina- el procurador Bernardo Bátiz se comprometió a acelerar
la investigación.
Honestidad y transparencia
Dos horas antes de la cuarta novillada de la temporada,
el domingo 21 de septiembre, en una fonda donde come todos los domingos,
el juez Ricardo Balderas conviene: "¿Sabe qué es lo que creo?
Que me están cuenteando".
El gobierno capitalino le ha ofrecido agilizar la investigación
y respaldarlo para que cumpla con el párrafo uno del artículo
6 del Reglamento Taurino del Distrito Federal: "ejercer el carácter
de autoridad superior dentro del espectáculo taurino".
Pero la evidencia es de lo contrario. En la plaza de Mixcoac
-catalogada de "primera categoría"- la fuerza que se impone es la
del equipo de seguridad de Herrerías, aunque Cravioto afirma que
el GDF ignora que ese cuerpo opera en el coso.
Después de las amenazas de muerte, al juez se le
asignó una escolta de policías de la Secretaría de
Seguridad Pública capitalina, que cada tarde de toros resguarda
el palco.
Aun así, en las corridas del 9 y el 10 de diciembre
del año pasado, los empleados de la empresa impidieron a Balderas
cumplir con sus funciones de recepción, pesaje y reseña de
los toros que debían lidiarse en el séptimo festejo de la
temporada.
Nueve meses después, la presión continúa
y el resguardo policiaco en el palco del juez es permanente.
El acoso de Herrerías comenzó el 24 de noviembre.
Esa tarde -como consta en la averiguación previa FACI/50T2/1950/02-12-
el empresario sostuvo una discusión con el ganadero Teófilo
Gómez sobre el orden de salida de los bureles. Herrerías
ordenó finalmente a un torilero abrir la puerta de toriles y el
astado entró en el ruedo, sin que el juez ordenara su salida.
El torilero había bebido, como corroboró
el inspector autoridad, Eduardo Moreno, quien fue instruido por Balderas
a remitir al primero ante el juez cívico de la delegación.
Minutos después sonó el teléfono del palco. Del otro
lado de la línea, Rafael Herrerías espetó: "Mándame
a mí detener, porque yo le ordené a mi empleado que abriera
la puerta de toriles". El juez le pidió que no se involucrara. La
respuesta fue: "¡Esta es mi casa y mando yo!"
Por eso Balderas presentó una queja ante el juez
cívico de la delegación y solicitó girar un citatorio
al empresario de la plaza para dirimir el conflicto.
El jueves 5 de diciembre, Herrerías interceptó
a Balderas en los pasillos de la plaza y lo amenazó: "¡Eres
un hijo de la chingada! ¿Y sabes qué? Que yo te voy a matar,
porque tú me quieres meter a la cárcel".
Balderas le pidió que se tranquilizara, pero el
representante de Plaza México SA sostuvo su advertencia de muerte.
Agregó: "¿Y sabes qué? Al ratero de (Andrés
Manuel) López Obrador me encargo de acabarlo. También esa
Comisión Taurina se va a la chingada porque les voy a dar en la
madre".
Esos testimonios están en la averiguación
previa radicada en la agencia 50 del MP, consignada ante un juez, pero
frente al secretario de Gobierno, Alejandro Encinas, Herrerías negó
todo.
En marzo se descubrió la falsificación de
contratos y la delegación Benito Juárez inició un
procedimiento administrativo. El 13 de ese mes, mientras se realizaba uno
de los interrogatorios a los que la demarcación sometió a
asesores técnicos, médicos, veterinarios, los jueces de plaza
y los integrantes de la Comisión Taurina, en el coso eran bajados
los toros para la lidia del domingo 16, sin la presencia de la autoridad.
Avisado de la irregularidad, pues el reglamento taurino
obliga a que "en plazas de primera categoría, las reses a ser lidiadas
deberán estar en los corrales del coso cuando menos cuatro días
antes del espectáculo", Balderas se inconformó. El argumento
que le ofrecieron fue que el desembarco de los astados se había
hecho ante notario público, cuando en la plaza es él y nadie
más la máxima autoridad.
Javier Vallejos Dellaluna, director de Gobierno de la
delegación, y Evamaría Aviña Cerecer, subdirectora
de Establecimientos Mercantiles y Espectáculos Públicos en
Benito Juárez, le ofrecieron una secretaria para que redactara una
carta, dirigida al gerente Juan Castañeda, para informarle que por
esa violación al reglamento se suspendía la corrida del 16
de marzo, la llamada de La oreja de oro.
Y
ante la molestia de Balderas por la maniobra con el notario, Aviña
Cerecer le respondió: "Ya ve, matador, a lo que se prestan algunos
notarios".
A pregunta expresa, y tras contar ese episodio, Balderas
asume que las irregularidades cometidas por la empresa y el propio Herrerías
son suficientes para revocarle la licencia de funcionamiento.
Expresa su decepción por lo que considera una falta
de apoyo del GDF a su labor, sobre todo porque las agresiones en su contra
se derivan precisamente de que, como juez de plaza, sólo ha cumplido
con su obligación. "Mi nombramiento dice que debo actuar con honestidad
y transparencia".
En la México, "un mugrero"
Jorge de Jesús Gleason, El Glison, está
vetado para torear en la Plaza México, por instrucciones precisas
de Rafael Herrerías. A él, el empresario también lo
amenazó de muerte y El Glison presentó una demanda
como "seguro" para impedir que la advertencia se cumpliera.
Sin embargo, no se presentó a ratificar la denuncia.
"No tiene sentido ir a perder el tiempo. ¿Para qué, para
que no pase nada? Este es un atento aviso y aunque crean que nadie se da
cuenta, la gente sabe: en la plaza hay un mugrero, los toreros están
sometidos, la mayoría tiene miedo y por eso los aficionados ya no
van".
Jorge de Jesús, a quien el veto no le impide presentarse
en otras plazas, pues recientemente toreó en Tlaquepaque, Pachuquilla
y Mexicali, redondea: "El Gobierno del Distrito Federal está coludido,
con miedo, y qué triste, porque esta es una gran mancha para la
administración de Andrés Manuel López Obrador. Pero
ojalá que haga algo para que la fiesta pueda renacer".
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