México D.F. Domingo 5 de octubre de 2003
El 20 de octubre, audiencia en Washington; también
irá la fiscal Margarita Guerra
Familia de Digna Ochoa impugnará ante la CIDH
dictamen del suicidio
La Cejil documentará fallas en la investigación,
"independientemente de la causa del deceso"
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Familiares de Digna Ochoa y Plácido acudirán
el próximo 20 de octubre a una audiencia en la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH), en la ciudad de Washington, para documentar
presuntas irregularidades en la investigación sobre la muerte de
la defensora de derechos humanos, que -aseguran- ponen en duda la conclusión
de que la defensora de derechos humanos se suicidó.
El director del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional
(Cejil) en Mesoamérica, Juan Carlos Gutiérrez -quien representa
a la familia ante la CIDH-, explicó que el caso seguirá litigándose
en el ámbito internacional, debido a las "graves deficiencias" en
las indagaciones.
Indicó que en la audiencia ante la CIDH se van
a presentar los resultados de la investigación que realizó
un equipo de peritos contratado por los familiares, los cuales demuestran
que hay indicios de que la abogada no se suicidó, sino que pudo
haber sido asesinada.
Dijo
que entre las anomalías más graves que van a denunciar ante
la CIDH es que el informe de la necropsia omite una serie de lesiones en
el cadáver de Ochoa, y que pudieron haber sido ocasionadas por un
agresor, la desaparición de pruebas y que a la familia no se le
ha permitido aportar elementos en su calidad de coadyuvante en la investigación.
Gutiérrez aseguró en entrevista que el caso
de Ochoa -quien apareció muerta en un despacho de abogados el 19
de octubre de 2001- es de gran relevancia, porque puede demostrar que los
ciudadanos mexicanos no tienen la garantía judicial de investigaciones
independientes e imparciales.
Aclaró que el papel de la CIDH no es determinar
si Ochoa se suicidó o no, sino la responsabilidad de funcionarios
estatales en este hecho o si ha existido una investigación acorde
con la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Señaló que uno de los aspectos más
cuestionables de la indagación es que la Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en su afán de demostrar
resultados rápidos, ha negado a la coadyuvancia la oportunidad de
presentar pruebas, lo que es una violación a las leyes mexicanas
y a la convención americana, que en su artículo octavo señala
que el juez debe ser independiente e imparcial en el análisis de
las pruebas y la aplicación de la justicia.
Dijo que si la procuraduría capitalina insiste
en archivar el expediente y en consecuencia se agotan los caminos legales
en México, buscarán que la CIDH recomiende al Estado mexicano
la reparación de los daños ocasionados a la familia Ochoa
por las deficiencias en la investigación, que se reabra el caso
y que se nombre un fiscal idóneo que garantice independencia e imparcialidad.
-¿Por qué consideran que este caso puede
representar un símbolo de las anomalías en el sistema judicial
mexicano?
-Es un caso paradigmático, y así lo dice
el primer informe de los expertos de la CIDH. A pesar de la atención
internacional y de los fiscales especializados, se han cometido errores
graves en la investigación, como la desaparición de pruebas,
la destrucción de la cadena de custodia, una diligencia de necropsia
que no fue practicada con rigor científico. Si eso ocurre en un
caso así, qué puede esperar un ciudadano mexicano cualquiera.
-Cuando la procuraduría concluyó que Ochoa
se había suicidado, algunos pensaron que el caso estaba cerrado.
-Como Cejil queremos demostrar que independientemente
de la causa de la muerte, hubo graves deficiencias estructurales en la
indagación, y que el Estado no está cumpliendo su responsabilidad
de investigar una violación a los derechos humanos. De nada sirve
que se haya nombrado una fiscal especial (Margarita Guerra) si no garantiza
independencia e imparcialidad para conocer las pruebas de la coadyuvancia,
o que haya investigado con base en una sola hipótesis. El Estado
mexicano ha manifestado que está colaborando, pero su obligación
no se queda en nombrar un fiscal especial, sino en hacer todos los esfuerzos
para llegar a la verdad.
-¿Cuáles son las principales irregularidades
que detectaron en la investigación?
-Por ejemplo, la diligencia de necropsia, que omite el
señalamiento de heridas diferentes a lo manifestado por la hipótesis
del suicidio, y la afirmación de la coadyuvancia de que han desaparecido
pruebas, lo que es muy grave en el marco de una investigación de
ese tipo.
-¿En cuánto tiempo puede la CIDH dar una
resolución?
-Estamos en la etapa previa a la admisión del caso.
Vamos a tener la audiencia del día 20, a la que van a acudir los
representantes del Estado, la fiscal Margarita Guerra y los familiares.
Vamos a plantear las irregularidades, y estamos seguros de que se van a
demostrar las graves deficiencias.
-Cuando se conoció la conclusión de la procuraduría
capitalina hubo desconcierto en el ámbito de los organismos no gubernamentales.
¿Cuál es su opinión?
-La sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales
siguen analizando el expediente. No creo que la sensación sea la
de avalar la hipótesis del suicidio, y mucho menos aceptar que no
ha habido irregularidades en la investigación. Es importante aclarar
que ni la comisión ni Cejil están avalando hipótesis
alguna, porque su papel no es ese, sino el de demostrar que se han respetado
o violado las garantías de una víctima.
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