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México D.F. Domingo 5 de octubre de 2003
REPORTAJE / CREADORES EN
LA INCERTIDUMBRE ECONOMICA
Al iniciarse sobrevive "de milagro" o del subsidio
familiar
Y un pintor, ¿de qué vive?
Las actuales autoridades culturales en México no
entienden "que son los artistas los que fortalecen la significación
simbólica del país", por lo que es necesario "apoyar no la
creación de empleos, sino el desarrollo de ideas", señala
la creadora Maris Bustamante
MONICA MATEOS-VEGA
Si los compositores y los coreógrafos viven sólo
de los aplausos, los poetas de reconocimientos "simbólicos" y los
escenógrafos de ocupaciones ajenas a su oficio, como expusieron
Mario Lavista, Rossana Filomarino, Alberto Blanco, María Baranda
y Alejandro Luna los anteriores domingos en estas páginas, los pintores
aseguran que al principio de su carrera sobreviven "de milagro" o del "subsidio
incondicional de la familia".
Después, agregan los entrevistados por La Jornada,
son los años, las modas del mercado, las relaciones públicas
y la suerte lo que les hace obtener "ingresos dignos" provenientes de su
quehacer creativo. Ninguno de los consultados manifiesta que sea el apoyo
del Estado, mediante las becas, lo que soporte de manera determinante su
labor.
Maris Bustamante, profesora en la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) y artista conceptual, asegura que las actuales autoridades
culturales en México no hacen nada por robustecer la creación
que proviene de esta "vocación atropellada socialmente", no entienden
"que son los artistas los que fortalecen la significación simbólica
del país, y que se trata de apoyar no la creación de empleos,
sino el desarrollo de ideas".
Hay que aclarar que los pintores se ubican en la actualidad
en una gran esfera: la de artista visual, que lo mismo engloba a escultores,
grabadores, fotógrafos, performanceros, instaladores, videoastas,
hacedores de arte-objeto, de arte conceptual o a quienes hacen de todo
un poco. La diversidad de oficios asegura en muchos casos un mayor ingreso
económico.
Pero dedicarse a la creación de arte visual "no
es una chamba, es una forma de vida. Los artistas nunca descansan, trabajan
y estudian siempre. La profesión de las artes visuales siempre ha
sido una carrera difícil, porque tienen que pasar hasta 20 años
para que alguien se construya un sistema alrededor para ver si se vende
o no su obra", agrega Bustamante.
Década terrible
El
muralista Julio Carrasco Bretón, presidente de la Sociedad Mexicana
de Autores de las Artes Plásticas, puntualiza que los primeros 10
años en la vida de un pintor profesional (tiempo que se mide a partir
de su primera exposición individual) son, en promedio, "terribles,
muy sufribles. Se tiene que hacer un esfuerzo tremendo, con una gran fuerza
de voluntad, para descubrir y entender que la profesión no es tal
sino una vocación profunda, un proyecto de vida que nutre la templanza.
Porque, en general, está comprobado que en este país es a
partir de los 10 años de trabajo que un pintor puede empezar a vivir
modestamente de su trabajo; es entonces cuando ya ha generado una infraestructura
íntimamente ligada con la creación autoral o derivada de
la misma. La gran ventaja es que se trata de una vocación que no
termina hasta la muerte del artista".
El creador asegura que según un estudio de la Organización
de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en
todo el mundo más de 50 por ciento de los artistas visuales tienen
otra actividad para poder mantenerse: dan clases, son ilustradores, viñetistas,
diseñadores o, de plano, trabajan en cosas que no tienen nada que
ver con el arte.
Pero en México la situación ha empeorado.
En opinión de Bustamante, "el gobierno elimina día con día
las expectativas para el desarrollo de la creación. Las becas a
los artistas deberían generar una memoria y un balance acerca del
rumbo de las ideas y no servir sólo para comprar chicles y pinceles.
Las instituciones culturales no hacen balances históricos; se han
convertido en ejércitos de salvación para ver a quién
le toca un plato de sopa. En tiempos de miseria, ese tipo de apoyos está
bien, pero a la larga no ayuda. Si el país abriera las opciones
correctas para apoyar a sus creadores, no habría necesidad de estos
ejércitos de salvación.
"En este momento habría que darle un premio a Sari
Bermúdez, por haber acabado con el concepto de que la cultura es
importante para el país. La ha deshecho. Para los panistas la cultura
es hablar de cuestiones de promoción. ¿Y la producción?
No ha habido nada al respecto. Eso ha causado una desorientación
muy grande. Los políticos están propiciando masas desinformadas."
El pintor Arturo Rivera, a sus 58 años, asegura
que con la venta de su obra puede vivir como desea y requiere. Narra su
experiencia: "a pesar de que empecé a pintar desde muy joven, es
hasta los años 80 cuando me integré a la pintura en México
y empecé a percibir ingresos por ello, luego de mi exposición
en el Museo de Arte Moderno.
"Antes trabajé en Radio Universidad, donde diseñaba
los folletos de la programación, y en la revista Claudia,
también como diseñador. Luego me fui a Nueva York, donde
trabajé como cocinero, albañil y, finalmente, como pintor
en una fábrica de cuadros que eran vendidos a hoteles, restaurantes
o despachos. Yo pintaba estilo Klimt, me pagaban cinco dólares
la hora. Luego me fui a Alemania, donde sólo me dedicaba a pintar
lo mío, vivía de manera miserable, pero feliz.
"En México un pintor sobrevive a duras penas, porque
ya no existe quien aprecie la pintura. A veces se vive con una beca o vendiendo,
sí, pero no porque se trate de un pintor genial. La genialidad no
vende, sino la buena factura del cuadro, es decir, que
la obra tenga un valor de oficio. Muchos artistas se
conforman vendiendo de repente un cuadro a mil pesos, hacen obra barata
con tal de tener para comer. En comparación, hay pintores ya reconocidos
cuya sola firma es cotizada, tienen su taller con varios ayudantes y pueden
producir un cuadro diario, según la demanda de su mercado. Eso hacía
Rubens, pero eran otros tiempos. Habemos quienes no podemos ni siquiera
cumplir con la demanda de hacer un cuadro a la semana, a lo mejor uno cada
15 días. El arte lleva tiempo."
¿Y de qué vive un performancero? Pancho
López, quien ha organizado diversos festivales de esta disciplina
en universidades del país, señala que existen muy pocas oportunidades
de presentar acciones (performances) con una remuneración.
"Al ser efímeros, se limita su manejo y permanencia, así
que sólo los amantes del momento asisten a estos actos.
"En algunas ocasiones nos invitan a festivales, donde
pagan pasaje, hospedaje, alimentos, producción y en algunos casos
honorarios; sin embargo, hay que pertenecer al grupo de artistas sobresalientes
para ser invitado.
"En particular, he encontrado una fuente interesante de
recursos en la impartición de talleres; no obstante, el salario
depende del número de inscritos a éstos y las instituciones
se quedan con un porcentaje; a veces la institución es muy generosa
y asume todos los gastos de producción y honorarios, pero esto no
ocurre todos los meses."
La academia ha sido una buena opción económica
para los artistas. Al respecto, Maris Bustamante explica que gracias a
la UAM, donde labora desde hace 26 años como profesora en el área
de ciencias y artes para el diseño, ha podido subsistir y seguir
aprendiendo cosas.
"A finales de los años 60, cuando mi generación
salía de las escuelas, existía el prejuicio de que si alguien
trabajaba para una universidad acabaría deformado por el sistema;
el otro prejuicio era que los profesores no podían ser artistas.
"Pero eso ha cambiado. Estar cerca de una universidad
permite manejar muchas situaciones. A mí me ha dado la oportunidad
de seguir creciendo y desarrollar labores que la mayoría de los
artistas no hacen, como investigación, o ejercer la discusión.
Por eso pienso que los muchachos que quieren dedicarse al arte deben terminar
sus estudios, y los artistas de-
ben pensar que si dan clases no quiere decir que no tienen
talento o que su obra no se vende. Porque hoy todos los profesionales se
mueren de hambre."
Agrega que su tabulador como artista de performance
es de mil dólares por 50 minutos, que es lo que ha percibido en
México.
Pancho López añade que el performance
"es una disciplina muy flexible y muy lúdica. Me ha permitido inventar
miles de actividades que me han generado ingresos; sin embargo, no ha llegado
el momento de mantenerme únicamente con esta actividad, así
que tengo que hacer malabares para convencer a la casera de que me dé
tiempo para juntar la renta. Creo que en los ocho años que llevo
dedicándome al performance he vivido de milagro y de la buena
voluntad."
-¿Y las becas?
-Son cuestión de suerte, dependen de muchos factores,
entre ellos el currículum, las amistades, el grupo de convivencia
y trabajo y, por supuesto, la claridad de los proyectos, en ese estricto
orden. No puedes depender de las becas nunca y mucho menos creer que las
obtendrás fácilmente. Hay listas de espera, amiguismos y
muchos factores que hacen esto muy fortuito.
¿Futuros desempleados?
¿Y
qué pasa en las escuelas de arte? ¿Están educando
a desempleados? El director de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado
La Esmeralda, Arturo Rodríguez Doring, responde la cuestión:
"Nuestro compromiso con los jóvenes estudiantes es moral. Esperaríamos
que se insertaran en los grandes mercados internacionales y tratamos de
darles las herramientas para que tengan un nivel profesional. Pero partimos
de la idea de que no formamos artistas, de que no deben pensar arte, soñar
arte y producir arte, eso es cosa de ellos.
"Es decir, no estamos formando pintores, escultores y
grabadores, pues un pintor sólo vive de las ventas de sus cuadros
y de los trabajos que le comisionan; la producción de un escultor
es más escasa y más cara, y los grabadores, a veces, sólo
pueden tener como fuente de trabajo hacer monedas y billetes. Por eso,
ahora estamos formando profesionales preparados para enfrentar un público
exigente y un aparato de difusión más exigente aún.
"Les enseñamos las técnicas, la bibliografía,
los métodos de acuerdo con nuestra experiencia. Se les enseña
a enfrentar un posible mercado, a presentar proyectos, pues casi todo el
mundo trabaja con proyectos. Porque ya casi no hay amiguismo o escalafón
y a los chavos nadie les garantiza que ganarán beca del Fondo Nacional
para la Cultura y las Artes, la cual es sólo un estímulo
y reconocimiento, pues nadie vive con 500 dólares al mes.
"Los alumnos tienen que estar preparados para defender
críticamente su producción; por eso los enseñamos
a reflexionar, a discutir, a criticar y a entender los procesos creativos.
Nada más."
El pintor y profesor universitario Francisco Castro Leñero
apoya la idea de impulsar un verdadero sistema que dé seguridad
económica a los creadores, pues la carrera de artista visual se
está convirtiendo en una opción para muchachos que tienen
dinero "y esto no debería suceder. No obstante, los jóvenes
deben saber que al estudiar artes visuales están optando por un
proyecto de vida que tiene una problemática económica. Y
hay que tener el valor de aceptarlo."
En particular, agrega, "he encontrado en los jóvenes
pintores una actitud elogiable: saben que por su oficio, a veces son víctimas
de marginación, porque la pintura no está en su mejor momento.
Pero aunque no se cuente con el apoyo de las instituciones o del mercado,
la pintura, a pesar de todo, es una práctica que tiene apoyo social".
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