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México D.F. Martes 7 de octubre de 2003
Marco Rascón
Murat: la izquierda polpotiana priísta
Compadre del senador perredista Jesús Ortega, socio en negocios periodísticos o de supuesta asesoría técnica de la base de datos del servicio 080 que terminó con la liquidación del fideicomiso dado su carácter fraudulento, José Murat, gobernador de Oaxaca, no cae en incongruencias, pues se considera hombre "de izquierda" frente a personajes como su socio perredista, que ahora busca afanosamente la derecha.
La severidad de la crisis política de México ha posibilitado este tipo de componendas que, paradójicamente, se reflejan en su dimensión real en los lugares donde ejercen el poder a plenitud.
En nombre de su izquierdismo proveniente del vacío perredista, en nombre de un supuesto nacionalismo y de una visión crítica dentro de su descompuesto partido, el PRI, en nombre de los negocios camaroneros, el Plan Puebla-Panamá, los intereses trasnacionales en el istmo de Tehuantepec y el apoyo a los cacicazgos, José Murat ha sembrado el terror y el crimen en esa región ante la resistencia y defensa de pescadores, campesinos, indígenas, asociaciones civiles y organizaciones populares opuestos a sus planes e intereses.
El reciente homicidio de Carlos Sán-chez López, defensor de Carlos Manzo y Luis Alberto Marín, miembros del Consejo Ciudadano Unihidalguense (CCU), detenidos y presos en el penal de Tehuantepec mediante acusaciones falsas, muestra la dimensión de la brutalidad y la decisión de Murat en la defensa de sus propios negocios y los que representa. Es una especie de Pol Pot empresarial con el inmenso poder que le da el vacío del gobierno federal, incapaz de intervenir y hacer respetar la legalidad. Un representante genuino del nuevo sistema de partido de 32 estados, donde cada gobernador es dueño de vidas y haciendas, donde escogen a sus interlocutores, imponen negociaciones a partir de presiones y amenazas, estableciendo un clima de impunidad como el generado en el municipio de Unión Hidalgo, enclavado a la orilla del mar y la fertilidad del sistema lagunero en el istmo oaxaqueño.
Desde hace poco más de dos años, Carlos Manzo, zapoteco nacido en este municipio, asesor del EZLN en San Andrés e impulsor del colectivo Gubiña XXI, fue llamado por los pescadores del estero Guiee y la laguna superior del mar muerto para que fuera testigo de la quema de manglares, así como de los trabajos que realizaba Camarón Real del Pacífico, empresa cuyo principal accionista era Armando Sánchez Ruiz, quien a la postre resultó candidato del PRI a la presidencia municipal de Unión Hidalgo.
Ubiña XXI y otras organizaciones regionales convocaron al foro Xpiaani Guuze (Sabiduría de los pescadores) y decidieron impedir la instalación de las granjas camaroneras debido a las implicaciones ambientales que tendría en la región. A partir de esas gestiones y denuncias, la Semarnat negó en marzo pasado la solicitud de esta empresa porque violaba diversas disposiciones am-bientales.
Anteriormente, Sánchez Ruiz se im-puso mediante fraude en las elecciones municipales en una segunda vuelta, lo cual dio origen a la formación del CCU, el cual se propuso vigilar la gestión municipal de ese personaje respaldado por Murat. En diciembre de 2002, en su informe municipal Sánchez no pudo comprobar sus gastos y fue demandado ante el Congreso local por el CCU. Se autorizó entonces practicar una auditoría y se nombró la comisión auditora para el 13 de febrero de 2003, misma que no llegó, por lo que la gente se sentó a esperarla en la plaza, lo cual motivó que el presidente municipal y el síndico ordenaran a la policía disparar sobre una multitud de mil personas: Manuel Salinas Santiago resultó muerto y hubo más de 10 personas heridas de bala, entre ellas una niña.
Tras esta represión brutal, las autoridades interpusieron órdenes de aprehensión contra más de 20 personas, mismas que en mayo fueron ejecutadas contra Carlos Manzo y Luis Alberto Marín. Luego, el 19 de junio, en un extraño accidente mueren dos miembros del CCU que iban en comisión: Luis de la Rosa y su compañera Juanita Gutiérrez; horas después, en otro "accidente", muere Fidel Peña. En otras oscuras circunstancias han muerto en meses recientes Jacinto Toledo y Alfredo Martínez, así como quien investigaba estas muertes: el abogado y dirigente Carlos Sánchez López, asesinado a balazos luego de visitar a Manzo y a Marín, en Tehuantepec.
Murat y el subprocurador han sido claros y han dado carácter de rehenes a los presos a cambio de que no haya interferencia en las próximas elecciones municipales ni resistencia a los negocios proyectados, que van contra el medio ambiente y los recursos naturales de la zona. Salvo una denuncia y punto de acuerdo en la Cámara de Diputados, promovidos por la diputada Illiana García, del PRD, este partido está ausente debido a que un miembro de su cúpula dirigente, Jesús Ortega, es socio del izquierdista Murat, quien ha impuesto el terror en el istmo como única forma de gobierno.
Los presos deben ser liberados, debe detenerse el ecocidio y debe haber elecciones libres en Unión Hidalgo y municipios de Oaxaca. Urge la solidaridad nacional e internacional. [email protected]
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