México D.F. Miércoles 15 de octubre de 2003
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Los hechos desmienten a Ortiz: la inflación es prioritaria
Se avanzó en controlarla, pero el crecimiento quedó rezagado
EN MATERIA DE CONTROL Y abatimiento de la inflación -cuando menos la oficial-, a Guillermo Ortiz no le ha ido mal desde que asumió las riendas del Banco de México, el primero de enero de 1998.
''PROPUESTO" POR ERNESTO Zedillo y avalado por el voto mayoritario de los senadores priístas -a pesar del severo cuestionamiento de la oposición perredista y panista en el recinto de Xicoténcatl, en especial por su paternidad en el "rescate bancario"-, Ortiz sustituyó a otro tecnócrata de cepa, Miguel Mancera, el mismo que profetizaba que ningún banco privado iría a la quiebra por la crisis de 1995 y que del erario nacional sólo saldrían unos cuantos, pocos, recursos por si alguna institución lo requería.
PARA EL EX SECRETARIO DE Hacienda y "rescatista" de la banca privada, su nombramiento como gobernador del Banco de México no sólo implicó un espaldarazo del entonces presidente de la República sino, al parecer, un profundo cambio en sus concepciones económicas. A partir de 1998, lo prioritario no fue otra cosa que controlar la inflación, abatirla, llevarla a un dígito, costara lo que costara.
"PROPUESTA" SU RELECCION por el presidente Fox -personaje integrante de una de las corrientes panistas que, en tiempos de oposición, denostaba al ex secretario de Hacienda por su decidida participación en el saqueo llamado Fobaproa-, Guillermo Ortiz no quita el dedo de renglón y su tesis sobre la inflación la mantiene en primerísimo lugar.
DE HECHO, EN SU MAS reciente aparición en público (la Cumbre de negocios en Veracruz) Ortiz aseguró que "pocos piensan que a lo largo del tiempo se pueda crecer más aprisa si se está dispuesto a aceptar mayor inflación... Creo que este debate está casi concluido''.
LO MAS SEGURO ES QUE EL primero en dar por acabado dicho debate fue el propio Ortiz, porque otra era su tesis cuando despachaba como secretario de Hacienda, momento en el que sostenía que "el objetivo primordial de la política económica no es reducir la inflación a sólo un dígito anual, porque se retardaría el crecimiento del país, la creación de empleos y la estabilidad financiera".
ESTE ULTIMO PLANTEAMIENTO fue, justamente, el que algunos especialistas retomaron en la cumbre veracruzana, en especial Carlos Slim, al subrayar que las directrices del Banco de México sacrifican el crecimiento económico del país, a lo que Ortiz respondió que "a corto plazo se puede presentar esta disyuntiva entre inflación y crecimiento, pero pocos piensan que a lo largo del tiempo se pueda crecer más aprisa si se está dispuesto a aceptar mayor inflación".
MESES ANTES DE ASUMIR las riendas del Banco de México, el entonces secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, aseguraba que "si bien todos coincidimos en que la inflación debe disminuir, creo que también es cierto que este no es el objetivo fundamental hoy en la política económica, sino que lo son el crecimiento y los empleos. Para ello es necesario crear las condiciones de estabilidad a fin de que este crecimiento y estos empleos se den, y por ello bajar la inflación. Pero la inflación es un objetivo supeditado al crecimiento económico".
COMPARADAS LAS TESIS defendidas en uno y otro cargo, probablemente Ortiz sería un crítico de las decisiones del Banco de México, de no ser su actual gobernador, toda vez que a mediados de 1996 advertía: "Vamos a llegar a una inflación de un dígito, pero aquí el punto son los ritmos, y no creo que sea indispensable proponernos para 1997 llegar a 5 por ciento porque bajarla de los ritmos que hoy traemos a un solo dígito el año entrante, probablemente implique una política demasiado apretada que impida al país crecer al ritmo que podría crecer y generar los empleos suficientes. Esto no quiere decir que no vamos a seguir combatiendo la inflación, pero la inflación no es un objetivo en sí mismo''.
DADOS LOS RESULTADOS económicos del último trienio, todo indicaría que el "objetivo en sí mismo" ha sido, precisamente, el abatimiento de la inflación, dejando a un lado el crecimiento económico. En el control de la primera se reportan avances sustanciales -así sea en el reporte oficial-, mientras en el segundo, la ausencia rigurosa.
AL PRESIDENTE FOX SE LE aprietan los tiempos para oficializar la "propuesta" que deberá presentar al Senado de la República, con el fin de que Guillermo Ortiz repita como gobernador del Banco de México, lo que no quiere decir que los chiquillos y chiquillas de Xicoténcatl estén a la espera.
FUE JUSTAMENTE LA BANCADA panista en el Senado de la República, junto con la perredista, las que en diciembre de 1997 -cuando se votó la "propuesta" de Ernesto Zedillo para que Guillermo Ortiz se convirtiera en gobernador del Banco de México- más alboroto causaron por la "ocurrencia" del entonces presidente.
SIN EMBARGO, NO SIN oposición en el interior de su propia representación senatorial, Acción Nacional camina en línea con la "invitación" que Vicente Fox le hiciera al forjador del Fobaproa para que se quede seis años más en el Banco de México. Algunos senadores blanquiazules aseguran que "hay más de seis" posibles sucesores de Guillermo Ortiz, aunque los nombres los mantienen en reserva.
EN RESERVA, TAMBIEN, mantuvo Zedillo el nombre del sucesor de Miguel Mancera, porque a mediados de diciembre de 1997 los candidatos visibles a gobernar el Banco de México eran los subgobernadores de la propia institución Francisco Gil Díaz y José Sidaoui; el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Eduardo Fernández, y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Ruiz Sacristán.
EL CABALLO NEGRO FUE Guillermo Ortiz y seis años después, siempre vigilante del comportamiento inflacionario, espera que la "propuesta" del presidente Fox sea avalada por los senadores del PAN, el mismo partido que un sexenio atrás promovió su defenestración.
Las rebanadas del pastel:
LOS CAMBIOS DE MENTALIDAD no sólo se dan en el PAN: el 8 de diciembre de 1997 Francisco Gil Díaz, a la sazón subgobernador del Banco de México, comunicó al entonces presidente Zedillo su "decisión irrevocable" de retirarse del servicio público después de 32 años de labores, para continuar su actividad profesional en el sector privado. Y se fue... para regresar, como secretario de Hacienda, con el advenimiento del foxismo. [email protected]
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