México D.F. Domingo 26 de octubre de 2003
El líder indígena pronostica "poca
vida política" al nuevo presidente
En Bolivia sólo hubo cambio de personas; Mesa,
manchado en sangre: Felipe Quispe
"No queremos refundar el país, sino la reconstitución
del Qullasuyo", la nación aymara, dice
XIMENA ORTUZAR ENVIADA
La Paz, 25 de octubre. "Este gobierno no es nuevo.
Desde el punto de vista de las mayorías nacionales y sobre todo
indígenas, sólo vemos un cambio de personas. Carlos Mesa
Gisbert era el vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, manchado
y bañado con nuestra sangre sagrada. Este gobierno sigue el mismo
sistema, el capitalista. Por tanto, yo debo decir que Mesa no va a cumplir
con el pueblo, porque hay leyes neoliberales e imperialistas vigentes que
son contrarias al pueblo."
Así opina Felipe Quispe, conocido como Mallku,
líder de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores
Campesinos de Bolivia, (CSUTCB) y diputado del Movimiento Indígena
Pachakuti (MIP), organizaciones que iniciaron las protestas que derivaron
en la guerra del gas y la renuncia de Sánchez de Lozada.
-¿Qué leyes, concretamente?
-Por ejemplo, la ley 1008, que implica ir contra los que
cultivan y labran la hoja de coca, tanto en Chapare como en las Yungas
de La Paz. Se trata de la erradicación de los cocales por imposición
de los gringos. La Ley de Hidrocarburos también es una imposición
de las trasnacionales. Tenemos el Código Tributario, el de Seguridad
Ciudadana y otras leyes, que son la columna vertebral del neoliberalismo.
Y está el de-creto 21060, que establece el modelo neoliberal en
Bolivia. Esas leyes y decretos deben ser anulados.
-¿Ustedes se reunieron con el presidente Mesa y
le plantearon esas demandas?
-Sí. Le dijimos claramente que si él cumple
todas nuestras demandas, va a ser nuestro amigo y nuestro presidente, un
gobernante nacionalista. Pero si no realiza algún tipo de cambio
de las leyes, quiere decir que está con los intereses de los gringos.
-Y le dieron un plazo...
-Sí,
le dimos 90 días para que revise las leyes, estudie las demandas
y nos cumpla. En el aniversario de la fundación de La Paz nosotros
nos concentramos en un cabildo abierto en la plaza histórica San
Francisco. De pronto apareció en la concentración Carlos
Mesa, sin que nadie lo hubiese invitado. O quizás algunos dirigentes
con los que ha tenido contacto directo lo invitaron. Pero yo no sabía
que iba a estar en ese acto. Entonces, en su presencia, le hemos dado 90
días de plazo. En ese lapso vamos a entrar en un proceso de diálogo
para que se cumpla lo que hemos planteado a Carlos Mesa y su gobierno.
-¿Y si no cumple?
-Entonces estaremos obligados a salir nuevamente a la
vera de los caminos para cortarlos, cortar las carreteras, cortar la entrega
de nuestros productos agropecuarios, estrangular la ciudad. Y otras ciudades
también se levantarán, como lo hicieron en octubre y septiembre.
-¿Cree que Carlos Mesa podrá cumplir las
demandas?
-Más vale que las cumpla, porque sólo así
podríamos lograr vender nuestros productos agropecuarios en buenas
condiciones y lo-grar estabilidad para los campesinos.
En la mira, las nuevas autoridades
-¿Confían en él?
-Bueno, él está en la mira. Y nosotros no
hemos depuesto las piedras y los palos. Estamos en vigilia permanente.
Hay que ver... No podemos prejuzgar todavía, pero puedo predecir
que Carlos Mesa no tiene mucha vida; él puede ser igual o peor que
el carnicero Sánchez de Lozada.
-¿Cuándo dice "poca vida" se refiere a vida
política?
-Vida política, exactamente. Porque ya están
comenzando a hablar otra vez de vender gas a Estados Unidos. Quizás
ya tengan documentos firmados o compromisos se-cretos con las trasnacionales
y el Pentágono. Esa ha sido la historia de Bolivia. Los gobiernos
siempre pactaron a espaldas del pueblo. Por eso nosotros no confiamos más
en este tipo de administración. Por eso nosotros, el MIP, nos hemos
distanciado a un espacio nuevo.
-Otros partidos o movimientos han entregado de antemano
su apoyo y confianza al gobierno. ¿Qué opina al respecto?
-Que somos más radicales. Nosotros he-mos iniciado
desde el 2 de septiembre una movilización que duró hasta
el 17 de octubre, con bloqueos de caminos, huelgas de hambre, marchas;
en algunos lugares, como Warisata, hemos tenido que enfrentar con palos
a las balas. Es un trabajo muy sacrificado que nos ha costado el dolor
de la sangre. De esa manera no vamos a entrar a co-gobernar con Carlos
Mesa.
"Somos opositores en vigilia. Es verdad que hay otros
movimientos que tienen ya sus ministros en este gobierno y dependen de
él. Dicen que van a trabajar, a coadyuvar. Eso significa trabajar
en favor del neoliberalismo y del imperialismo, lo que implica estar de
acuerdo con la venta de gas y con tener imbuidas las leyes antindígenas,
antitrabajadores y contra el pueblo empobrecido. Esa es una decisión
de ellos. Parece que ellos necesitaban dinero... Más que todo está
el cuoteo político. Y están ahí."
-Se dice que usted está enfrentado al Movimiento
al Socialismo (MAS). ¿Es así?
-El MAS es una escisión de la Falange Socialista
boliviana y cualquier partido que provenga de esa organización política,
sea en Bolivia o en otro país, tiene pues una doctrina diferente
a los intereses de los trabajadores, de los campesinos y de los indígenas.
Son partidos reaccionarios. La doctrina de Carlos Mesa ha calado justo
en el MAS, que está ahora donde está, donde debió
estar siempre.
-¿Dónde?
-En el gobierno.
-Pero el MAS ha declarado que se mantiene fuera, observante.
-Eso dicen...
-Usted declaró también que el Movimiento
de Izquierda Revolucionario (MIR) es un antro de corrupción y que
estuvo ligado al narcotráfico...
-Yo fui prisionero del gobierno del MIR en 1992, por razones
políticas, y en esa misma época cayó Oscar Eid Franco,
el segundo hombre de ese partido, nada más y nada menos que por
narcotráfico. También hubo otros dirigentes del MIR involucrados
en el narcotráfico, y además otros del Movimiento Nacionalista
Revolucionario y de Acción Democrática Nacionalista.
-¿Por qué fue usted encarcelado?
-Porque hemos organizado el Ejército Guerrillero
Tupac Katari, les metimos bombas y hemos luchado contra ellos. Fuimos varios
los encarcelados.
Los oportunistas de siempre
-Usted ha dicho que tras la caída de Sánchez
de Lozada aparecen oportunistas para apropiarse del triunfo. ¿A
qué se refiere?
-El 2 de septiembre comenzamos marchas desde el sur, el
norte, el este y el oeste, y nos concentramos en La Paz. Realizamos un
ampliado, analizamos la situación y re-solvimos quedarnos aquí
en la ciudad y de-jarla con olor a indio y a coca, y luego nos declaramos
en huelga de hambre. Y nos instalamos al interior del teatro San Ga-briel,
que pertenece a una radio católica, controlada por los curas.
-¿Por qué en ese lugar?
-Pensamos que sería más seguro. Como los
que nos gobernaban eran tan cristianos, no iban a violar ese recinto sagrado
con sus santos ensangrentados que tienen ahí... Tu-vimos razón.
No nos allanaron y estuvimos allí una semana. A continuación
llamamos a nuestros hermanos del pueblo boliviano para que salieran a bloquear
caminos, carreteras y los medios económicos.
-¿Cuál fue la primera demanda de esa movilización?
-La liberación inmediata de nuestro compañero
Edwin Huampo Espinoza, dirigente indígena encarcelado por aplicar
la justicia comunitaria.
-¿Acusado de qué, en concreto?
-De asesinato. El, como dirigente sindical de la comunidad
Pucarani, acató la sentencia de la ley comunitaria de ejecutar a
dos ladrones de ganado reincidentes. La justicia del gobierno no reconoce
nuestras leyes y lo acusaron de asesinato. Para obtener su liberación
tomamos como rehenes a dos viceministros, de Agricultura y de Asuntos Campesinos,
que se comprometieron a liberar a nuestro compañero.
"Tardaron dos semanas, pero lo liberaron. El MAS y otros
partidos llamaron entonces a una marcha para el 19 de septiembre. Pero
la verdad es que esa marcha fue como una entrada folclórica: ellos
entraban, la gente los miraba pasar. No era de protesta, parecía
una marcha escolar".
-¿Ustedes seguían en el teatro San Ga-briel,
en huelga de hambre?
-Ahí estábamos. Llegaron los ministros a
dialogar el día 20. Preparamos demandas reivindicativas para los
temas de tierra y te-rritorio, derechos humanos, educación indígena,
transportes y comunicaciones, maestros rurales. Y el tema de desarrollo
indígena originario, y dentro de éste caminos ca-rreteros,
agua potable, energía eléctrica para todas las comunidades,
postas sanitarias y hospitales, y mecanización del agro con maquinaria
agrícola.
"Pedimos mil tractores, porque desde que llegaron los
españoles hasta hoy seguimos trabajando con el arado egipcio que
ellos trajeron. Desde la muerte de Atahualpa y hasta nuestros días,
seguimos laborando con la tecnología que dejaron nuestros in-cas.
No hemos cambiado nada. Cómo, con esas herramientas arcaicas, vamos
a competir con otros países que ya se han desarrollado bastante.
Y les planteamos ese te-ma a los que nos gobiernan."
-Pero ese día 20 hubo una matanza en Warisata...
-Así fue. Al mediodía rompió el silencio
el (teléfono) celular. Me llamaban de Warisata, donde había
bloqueo de caminos, y dicen: "Hermano, hay 18 caimanes (camiones)
llenos de soldados armados hasta los dientes; están a 10 kilómetros
y nos van a masacrar". Siguieron llamando: "Están a cinco kilómetros,
a dos kilómetros, a un kilómetro". Y entonces rompió
el fuego y comenzaron a sonar las metrallas, y a través del celular
nosotros también escuchamos los cantos de las metrallas. Entonces
yo entregué el celular al ministro de Agricultura, Diego Añez
Moscoso, y le dije: "escuche, ya no podemos dialogar". Y el secretario
de Estado se asustó y dijo que tenía que hablar con el ministro
de la Defensa, Carlos Sánchez Berzaín.
-Que según se sabe ordenó esa matanza...
-No sólo la ordenó, sino que él en
persona comandó la matanza disparando desde un helicóptero.
En ese momento me informaron de tres muertos en Warisata y otro en Sorata.
Rompimos el diálogo.
-Y se amplió el apoyo...
-El lunes 22 de septiembre la Central Obrera Boliviana
(COB) llamó a un am-pliado de emergencia. La COB es en realidad
un cadáver andante, que más o menos trataba de resucitar,
porque se ha desgastado bastante; pero, en fin, convocó a huelga
por tiempo indefinido, y se lanzaron a ese paro las juntas vecinales del
Comité Cívico de El Alto y de La Paz, la Central Obrera Regional
de El Alto y la gente en general.
-¿La matanza de Warisata fue el detonante de la
protesta generalizada?
-Esa matanza ha impactado y ha concientizado a la gente,
logrando penetrar ese corazón de piedra que tenían nuestros
hermanos de la ciudad que nos miraban desde los balcones, alegremente.
Inclusive Evo Morales andaba en esos días en Libia, o Ginebra, paseándose.
Bueno, el paro fue acatado y los mineros marcharon sobre La Paz. En Ventilla
hubo nuevamente una matanza, y eso fue el caldo de cultivo para que la
protesta fuera aún mayor.
-¿Ustedes pensaron en que conseguirían la
caída de Sánchez de Lozada?
-No, al comienzo no, pero seguimos estirando la situación
como chicle, porque la madre de esas batallas fue la huelga de hambre convocada
por la Central Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia. Después
siguieron matando en El Alto y otros lugares, siempre en villas miseria
(ciudades perdidas). Finalmente gente de la ciudad, la clase media, intelectuales,
estudiantes y defensores de derechos humanos, empezaron a entrar en las
iglesias y parroquias católicas y evangélicas y se plegaron
a la huelga de hambre. Y comenzó la seguidilla de renuncias de ministros.
El primero que salió del gobierno fue el ministro mirista Jorge
Torres Obleas (hijo del general y ex presidente Juan José Torres),
y después renunció el vocero oficial, Mauricio Antezana,
y así, pero a esa altura ya había más de 80 muertos.
-¿Qué cifra de muertes manejan ustedes?
-Son 88, incluyendo a ocho soldados que aparecieron en
una fosa común en El Alto, ejecutados por sus superiores por negarse
a disparar contra el pueblo. Bueno, caído el carnicero, las pulgas
escaparon. Y el pueblo en las calles celebró como en un carnaval.
Nosotros, en cambio, estábamos tristes, porque habíamos trabajado
para otra gente. Habíamos dado vida y derramado sangre para otra
gente, para Carlos Mesa, que quizás en su perra vida haya pensado
en que iba a ser presidente, pero gracias a nosotros ahora gobierna.
-¿Están ustedes de acuerdo con la consulta
popular acerca de la venta de gas?
-Veremos cómo viene esa consulta.
-¿Participarían ustedes en una Asamblea
Constituyente?
-No. No es nuestro plan ni es un proyecto del MIP. Los
indígenas de hoy no estamos por refundar Bolivia; vamos a plantear
la reconstitución del Qullasuyu, y autodeterminarnos como nación
indígena en la república del Qullasuyo. Lo demás es
como decir "como la ropa está muy vieja, vamos a ponerle unos parches".
Aquí hay que cambiar todo, incluyendo el nombre de este país.
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