México D.F. Jueves 30 de octubre de 2003
El poder del flamenco permite sentirlo a cualquier
distancia, dice a La Jornada
No me gusta la política, pero sí la libertad,
señala Sara Baras
En el teatro Cervantes comienzan las funciones de su
reciente espectáculo Mariana Pineda
Si de algo sirve el trabajo del artista es para defender
valores e ideales, expresa la bailaora
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 29 de octubre. Ni las manos ni
los brazos de Sara Baras dejan de moverse. Son blancos, aunque bronceados,
y salpicados de pecas; largos y esbeltos. Con ellos construye imágenes
fugaces, refuerza palabras y emociones. Son parte de su encanto gitano,
así como su hermosa y profunda mirada, su voz rasposa y su acento
entrecortado.
Esa
es una de las puertas de entrada al universo de la más relevante
bailaora del nuevo flamenco, cuya belleza y personalidad le han
valido incursionar también en el modelaje, así como participar
como imagen oficial de varias campañas con fines sociales, en España.
Nacida en Cádiz hace 32 años, la artista
llegó esta tarde a Guanajuato donde, como parte de su gira por México,
ofrecerá a partir de este jueves hasta el sábado tres funciones
de su reciente espectáculo, Mariana Pineda, en el contexto
del Festival Internacional Cervantino (FIC).
Se trata de una coreografía basada en una obra
de Federico García Lorca, que a su vez recoge la historia de un
personaje real: una mujer que prefirió morir a ver impedida su necesidad
de libertad interior.
Expresión pasional, del corazón
En entrevista exclusiva con La Jornada, Sara Baras
se manifiesta en contra de mezclar el arte con la política, pero
asume que si de algo sirve el trabajo del artista es para pugnar por la
libertad y promover la defensa de valores e ideales.
-¿Usted se asume como una diva de la danza mundial?
-No. Eso de diva ni me lo sueño. Ir construyendo
el éxito y trabajar en teatros cada vez más importantes no
me hacen una diva. Por el contrario, son situaciones que me propician mayores
miedos y nervios. Tener un nombre implica una responsabilidad cada vez
mayor. Quizá podría pensarse que me siento diva por la personalidad
fuerte y valiente que muestro sobre el escenario, pero en lo personal soy
la misma de siempre, incluso un poco más débil y un tanto
cobarde.
-Su propuesta es provocadora o cuando menos busca innovar.
-No busco innovar ni provocar, sólo hacer lo que
siento. Considero que la personalidad de cada quien marca un sello irrepetible.
Yo me he criado bailando flamenco desde que tenía 5 años.
He estado rodeada de artistas enormes desde siempre. Pero en un principio
lo mío era puro corazón e improvisación. Con los años
me di cuenta de que tenía muchas cosas por aprender, que me permitirían
mejorar lo que soy, y con esa mentalidad he desarrollado mi trabajo.
''A quienes hacemos propuestas innovadoras se nos incluye
en el llamado nuevo flamenco, y en efecto lo es, pues se trata de algo
novedoso. Se nos trata de acusar de que lo hemos sacado de su ambiente
natural de intimidad para convertirlo en espectáculo fastuoso y
de masas. Pero el poder del flamenco es tal, que permite sentirlo a corta
como a larga distancia. Es una expresión pasional, del corazón,
y llevarlo a un teatro es como soñar un poco más grande y
multiplicarlo.
''Los grupos de flamenco deben tener la misma importancia
que las compañías de baile."
Desigualdad y machismo en AL
-¿Por qué ha enfocado sus dos obras más
recientes, Juana la Loca y Mariana Pineda, a esos dos famosos
personajes dentro del contexto español?
-Juana la Loca anteponía sus sentimientos a todo,
y eso me parece digno de admiración. Era una mujer muy fuerte, por
lo cual tuve ciertos temores iniciales sobre mi capacidad de lograr representarla.
Es quizá la obra a la que más cariño le guardo.
''Igual de intensa es la figura de Mariana Pineda. Fue
un proyecto arriesgado porque era una historia que nunca se había
hecho en danza. Es la obra menos conocida de García Lorca y nunca
me imaginé haciéndola hasta que un amigo periodista me lo
sugirió. Después de estudiar el personaje, me cautivó.
Es el personaje que más me ha asentado en mi baile. He cambiado
mi forma de bailar. Soy más como Juana la Loca.
''Pero con la Pineda me ha gustado mucho que no necesita
de fuerza, sino de dulzura. Es una obra que cautiva y ha roto récord,
como presentarse durante cinco meses seguidos en el teatro Calderón,
de Madrid.
''En Juana la Loca y Mariana Pineda me he
concentrado sólo en los aspectos humanos e interiores. No me gusta
la política, pero sí mucho la libertad. Pienso que estos
personajes no sólo fueron políticamente importantes, sino
que realmente marcaron lo que deberíamos tener todos: la oportunidad
de ejercer derechos, y lucharon hasta lo último para defenderlos.
Lo mío es arte, es cultura, aunque el arte sí influye en
el pensamiento humano y como tal en la política."
-Si no cree en la política, entonces, ¿en
qué cree?
-Que no me guste la política no significa que no
crea en ella. Pero tratar de comparar o inmiscuir al arte con la política
es una forma de ensuciarlo. La música, la danza, la expresión,
es más grande que todo. Con la Pineda, por ejemplo, ponemos sobre
la mesa esa lucha de la mujer por gozar de los mismos derechos que el hombre,
algo que en España quizá no es tan necesario como en Latinoamérica,
donde aún hay mucha desigualdad y machismo.
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