México D.F. Lunes 1 de diciembre de 2003
Encuentro con seguidores
En México mi cine es clandestino e invisible: Ripstein
MONICA MATEOS-VEGA Y JOSE DIAZ BETANCOURT ENVIADA Y CORRESPONSAL
Guadalajara, Jal., 30 de noviembre. ''Nunca he pretendido irme de México ni dejar de filmar aquí, a pesar de que en el país mi cine es casi clandestino e invisible", señaló en la Feria Internacional del Libro el cineasta Arturo Ripstein, durante una charla con decenas de jóvenes admiradores de su obra, en la cual estuvo acompañado por la guionista de sus 12 películas más recientes: Paz Alicia Garciadiego.
Informó que de nuevo se encuentra preparando un filme basado en una novela. En esta ocasión se trata del libro Carnaval de Sodoma, del dominicano Pedro Antonio Valdés.
Durante el encuentro se refirió a las fuentes literarias que nutren las historias que lleva a la pantalla, y explicó así su afición a adaptar novelas: "Las cosas que uno lee se quedan pegadas en los ojos y el estómago, y esos son mis instrumentos de trabajo: la mirada y las tripas".
Narró detalles acerca de la filmación de El coronel no tiene quien le escriba, adaptación de la novela homónima -"corta y elegante"- de su amigo Gabriel García Márquez: el Nobel colombiano le ofreció absoluta libertad -''no nos dio nada de lata'', apoya Paz Alicia- para la realización de la cinta; sólo pidió ser el primero en ver el resultado final, y cuando esto ocurrió, a la mitad de la proyección, Gabo se levantó los lentes para limpiarse unas lágrimas.
Añadió que al finalizar la exhibición el escritor le dijo que la película era más El amor en los tiempos del cólera que El coronel..., y agregó: "Te di una y me robaste la otra".
Ripstein atribuyó a "la suerte" el éxito que sus filmes han tenido en el extranjero, pero ironizó: "Son 39 años de fracasos, y sigo, porque estoy esperando hacer la mejor cinta, o que me dé amnesia y se me olviden las anteriores, porque, para mí, hacer una película es doloroso".
Por eso, abundó, "he dejado de ver mis películas", y expresó su deseo de ser recordado sólo por "dos o tres secuencias, nada más".
Los jóvenes asistentes pidieron a Garciadiego recomendaciones para hacer guiones. Ella respondió que es necesario leer muchas novelas, ver mucho cine -"porque si se sabe poco, se tiene poco que contar"- y platicar a otras personas muchas veces la historia antes de empezar a escribirla, porque un filme es "como un cuento, que debe mantener la atención de espectador de principio a fin".
También les recomendó no corregir demasiado el primer borrador, "porque uno es el juez más castrante". Finalmente, les propuso "no darle el guión a todo dios, porque entonces tendríamos 400 opiniones, que harían que se perdiera el sentido original del trabajo; el único compromiso es escribir tu propia historia".
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