Critica el experto haber fijado objetivos sin saber si eran realizables

Incumplir la meta de gastar 8% del PIB en educación violaría la ley, señala Díaz Barriga

KARINA AVILES

Si el gobierno federal no cumple con la meta -ahora plasmada en ley- de invertir 8 por ciento del producto interno bruto (PIB) en educación, no sólo violará lo establecido en la norma, sino también pondrá en duda el cumplimiento de otros objetivos de la administración foxista en el sector, expresó el ex director del Centro de Estudios sobre la Universidad, Angel Díaz Barriga, al cuestionarse si el discurso de la calidad también es "demagógico".

En especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México manifestó que es "demagógico e irresponsable" que el gobierno federal haya establecido un objetivo "sin saber que no se podía cumplir".

Apenas la semana pasada, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Reyes Tamez, afirmó que la inversión de 8 por ciento del PIB en el sector "dependerá de si se tienen posibilidades de contar con mayores ingresos. Siento que es difícil (hoy), sin una reforma que permita mayores ingresos para alcanzar esa meta".

En entrevista, Díaz Barriga señaló que un país como el nuestro no sólo se requiere de invertir 8 por ciento del PIB, sino una cifra mayor. De hecho, explicó que la recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que avala esta proporción con respecto del PIB "se ha dado en un sentido más de mitología que de realidad, porque no hay un estudio que avale que dicho porcentaje sea el adecuado".

Por ejemplo, indicó, entre 1967 y 1997 la matrícula de educación superior a escala mundial creció en un factor de ocho, en Europa aumentó cuatro veces y en América Latina 40 veces, lo cual no significa que se satisfizo la demanda o que se llegó a un nivel deseable en la cobertura.

Lo anterior quiere decir que los países latinoamericanos requieren más de 8 por ciento del PIB en educación porque, entre otras cosas, "estamos creciendo brutalmente, pero con pocos recursos". Y, por otro lado, la demanda potencial podría ser mayor.

Hace 13 años, México tenía una cobertura en educación superior de 17 por ciento, Bolivia de 27 por ciento y Argentina de 35 por ciento. En el país, la matrícula creció un millón entre 1990 y 2002 y, sin embargo, sólo subió cinco puntos la cobertura, precisó.

Recordó que en la prueba PISA realizada en 2000, que es uno de los diagnósticos educativos a escala internacional, se estableció el vínculo entre el resultado educativo y la inversión respecto al PIB. En ese sentido, se dijo que los "mejores resultados se obtienen donde la inversión es más alta".

En México, indicó, "se hicieron los occisos" respecto a lo anterior: "No se vinculan los resultados educativos al presupuesto. Y, por otro lado, no se contemplan cuestiones como lo que se llama presupuesto irreductible, es decir que no se puede reducir".

Díaz Barriga recordó que la Ley General de Educación, en su artículo 25, establece la obligación de llegar a una inversión de 8 por ciento del PIB en el sector. Con lo cual "pasó de ser una meta para convertirse en ley".

En ese sentido, si no se cumple con lo indicado "se viola la propia ley y habría que preguntarse si la meta de calidad también es demagógica o cómo se logrará la calidad si cada vez hay menos" presupuesto en un sistema que además demanda crecer.

Lamentó que en este sexenio se haya perdido la oportunidad de discutir lo que "está funcionando o no y qué es lo que se tiene que hacer". Por último, cuestionó: "Para este gobierno Ƒqué papel tiene la educación? ƑEs o no inversión, es o no motor de desarrollo? El discurso de calidad Ƒes real o hueco?"