Marco Rascón

ƑCómo llenar el vacío nacional?

Un nuevo proyecto histórico exige un examen previo del significado de lo nacional. Lo nacional no es el regreso al pasado. No son los intereses de viejas camarillas, que lo mismo han servido a neoliberales que a estatistas; lo nacional no puede sostenerse sobre los hombros del viejo y del nuevo PRI, pues entonces el nacionalismo se envilecería de nuevo en el autoritarismo, en la represión siniestra contra opositores, en la corrupción.

Luego del Pemexgate, el Revolucionario Institucional no tiene autoridad moral para defender el petróleo, del cual nunca hizo uso para la nación, sino para corromper la política. Si hoy el país vive una situación sin rumbo es precisamente por efecto del priísmo, por la usurpación que hizo Carlos Salinas de Gortari, instrumentada y coronada por bandas de priístas, encabezadas por Manuel Bartlett y socios en 1988. Por ello la perspectiva de lo nacional y el nacionalismo como doctrina de identidad no pueden sustentarse en fuerzas antidemocráticas, corrompidas ni venales.

Hoy el PRI regresa a Lomas Taurinas y el desacomodo dentro del tricolor trae un poco de aire refrescante y agua para mitigar la sed, pero es un espejismo en medio del desierto porque tras la disputa interna está la búsqueda de la restauración del viejo poder.

Si bien la marcha del pasado 27 de noviembre significó el punto de inflexión y la debacle del foxismo como expectativa de gobierno, también mostró la ruptura interna del PRI hacia la derecha, pues ambas facciones han estado ligadas al salinismo y son expresiones válidas para la vieja oligarquía. Lo más importante fue la revelación de que el PRI es más fuerte que el gobierno y que la disputa haya sido motivo subjetivo de una devaluación que acompañó el largo fin de semana del priísmo.

Dado este panorama en el que todos los caminos conducen al pasado y a la utilización del nacionalismo como doctrina opositora, Ƒcómo llenar el vacío?, Ƒcómo hacer del nacionalismo una visión para el futuro?

Si bien la crisis priísta es parte de la descomposición del viejo régimen, está latente el peligro de una restauración que evidenciaría el tamaño del vacío que vive el país, así como la inexistencia de una fuerza democrática a la altura de las circunstancias.

Frente a estas condiciones lo primero que hay que hacer es plantearse una política propia, que no se coloque a la cola de las fracciones priístas, las cuales sólo llenan el espacio en conflicto, pero no constituyen una alternativa ética ni programática para lo nacional. El conflicto en el PRI de todas sus facciones es por ganar la interlocución ante la oligarquía y los intereses trasnacionales en el país; todos sus protagonistas han sido aliados del salinismo, del zedillismo y del foxismo en una u otra medida.

La actitud del PRD, que en la pasada marcha reveló su presencia hecha jirones, ha definido su política: espera que caigan los pedazos del viejo priísmo para hacerlos suyos, según ha demostrado en la política legislativa, en su pragmatismo de atacar al PRI para buscar alianzas con el PAN en las elecciones de Colima, Veracruz, Oaxaca y otros estados, y atacando a Acción Nacional para establecer una alianza nacionalista con el tricolor en materia de energéticos.

En este esquema, la división de poderes, esencia del federalismo, se convirtió en enfrentamiento de cotos, donde se han refugiado los partidos y sus intereses. La división de poderes es hoy enfrentamiento y guerra abierta que tienen paralizado al país, y que más temprano que tarde desembocará en violencia similar a la de Lomas Taurinas o La Fragua.

En carta del 28 de noviembre, Cuauhtémoc Cárdenas llamó a realizar un conjunto de tareas a las que deberíamos agregar: una política propia, de alto nivel ético, basada en el esfuerzo opositor de 15 años continuos contra los efectos de la usurpación y la integración subordinada a los intereses estadunidenses; una reconstrucción de las fuerzas políticas, en particular del PRD, regresando a la legalidad interna y fomentando un congreso constituyente con delegados electos (15 de febrero de 2004), como ha propuesto la Convención por el Rescate del PRD, impugnando ante el IFE el citatorio de "ampliación de sesión" acordado por el Consejo Nacional en una nueva violación a los estatutos, que marcan la elección de delegados cada tres años.

Un constituyente pasa por definir el compromiso con el pueblo de México, ante el cual la burocracia perredista no tiene ninguno, porque ya lo traicionó. Si Elba Esther fue destituida por traicionar el programa del PRI, Ƒcuándo será destituido Jesús Ortega por la ley indígena votada junto con Bartlett?

Para llenar el vacío se requiere enfrentar los errores y la demagogia interna, así como construir un nuevo nacionalismo basado en la democracia, el bienestar social, la economía propia, y rescatando el valor del trabajo de los mexicanos.

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