.. |
México D.F. Martes 2 de diciembre de 2003
ANTIRRETROVIRALES, CONDONES Y NECEDADES
Ayer,
en el contexto del Día Mundial de Lucha contra el Sida, se dieron
a conocer cifras que no dejan margen para el optimismo: 8 mil personas
mueren diariamente en el planeta por el síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (sida); esa enfermedad ha matado 3 millones de seres humanos
en el año que está por terminar, en tanto que, en ese mismo
lapso, otros 5 millones se infectaron con el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH, causante del padecimiento). El sida ha dejado huérfanos
a unos 14 millones de niños en Africa subsahariana y se propaga
de forma alarmante por las regiones de Europa oriental y el Pacífico
asiático.
A más de dos décadas de su descubrimiento,
se ha hecho evidente que, si bien el sida es incurable hoy, resulta técnicamente
posible retrasar el inicio de la enfermedad en los seropositivos y otorgar
a los enfermos una calidad de vida razonablemente alta mediante el empleo
de antirretrovirales. También ha quedado claro que los gobiernos
y los organismos internacionales tienen capacidad para detener la epidemia
mediante campañas masivas de educación y distribución
gratuita de preservativos.
Las razones por las cuales cada año mueren millones
de personas no son estrictamente médicas, pues, sino económicas,
administrativas y políticas: si los antirretrovirales fueran puestos
a costos razonables al alcance de gobiernos y organismos internacionales
para ser distribuidos entre las personas que los requieren, la epidemia
no tendría las dimensiones y consecuencias trágicas que hoy
ostenta. En lo que se refiere a las dificultades para combatir la propagación
de la enfermedad, es claro que se centran en la falta de cultura sexual
y reproductiva, así como en ideas distorsionadas y falaces difundidas
por el Vaticano, sus representantes y voceros.
La nota esperanzadora la puso el organismo de la Organización
de Naciones Unidas para combatir el sida -Onusida- al lanzar un plan orientado
a extender, en dos años, la cobertura del tratamiento antirretroviral
a unos 3 millones de los 6 millones de personas que en los países
pobres requieren con urgencia medicamentos para controlar la enfermedad.
Se calcula que, hoy en día, sólo unos 400 mil de esos pacientes
logran acceso a los costosos fármacos; cabe esperar que en lo que
queda de esta década la totalidad de los enfermos puedan recibir
las medicinas antirretrovirales, independientemente de su condición
social, económica, género, edad o nacionalidad.
Para finalizar, el elemento deplorable en los actos realizados
ayer en relación con el sida corrió a cargo del cardenal
Javier Lozano Barragán, quien porfió en los peligrosos e
irresponsables embustes clericales acerca del condón, en las prédicas
en favor de la fidelidad, la castidad y la abstinencia, y en caracterizaciones
francamente delirantes, como que "el fenómeno del sida es una patología
del espíritu".
Cabe esperar que las feligresías católicas
del mundo tengan la sensatez de desatender las necedades vaticanas, que
sean capaces de separar el terreno espiritual del sexual y que utilicen
el condón de forma regular y eviten así engrosar las cifras
de la tragedia.
|