Con la disposición se podrá determinar el grado de confiabilidad de un testimonio

Ordena tribunal que testigos protegidos sean sometidos a pruebas sicológicas

JESUS ARANDA

En una decisión histórica, un tribunal unitario ordenó que los testigos protegidos sean sometidos a pruebas periciales sicológicas y a un estudio grafológico, para medir su grado de confiabilidad y determinar si su declaración puede sertenida en cuentaen los procesos penales en que participan.

La trascendencia de la medida, explicaron abogados defensores que conducen procesos penales que involucran a testigos protegidos, es que estos personajes han sido utilizados a partir de la promulgacion de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada para "inventar" declaraciones que sirven, a su vez, de fundamento en los procesos penales.

Es más, comentaron los litigantes, en los juicios más importantes que están en proceso en el país, sobre todo los que tienen que ver con narcotráfico, delincuencia organizada y con generales acusados de tener vínculos con el tráfico de drogas (como Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo), la constante es que el protagonista principal de la parte acusadora es un testigo protegido cuyo testimonio es, las más de las veces, cuestionable.

La sentencia del tribunal unitario con sede en el Estado de México tiene que ver con el proceso que se le sigue a Delia Patricia Buendía Gutiérrez, Ma Baker, quien está acusada de dirigir una organización criminal en el municipio de Nezahualcóyotl.

La decisión judicial tiene como objeto que se realicen pruebas sicológicas a José Félix de la Rosa Islas -el nombre de otro testigo se desconoce aún-, cuya calidad moral y mental ha sido cuestionada por la defensa de la acusada.

Según el artículo 35 de la Ley contra la Delincuencia Organizada, un miembro de una banda organizada que preste ayuda eficaz para la investigación y persecución de otros elementos de la misma podrá recibir diversos beneficios: reducción de la pena hasta en dos terceras partes; que esté recluido "en establecimientos distintos" a los de sus ex colaboradores; contará con el beneficio de libertad preparatoria o condena condicional y preliberación.

En su momento, el general Quirós Hermosillo cuestionó la calidad de los testigos protegidos que fueron fundamentales para que un consejo de guerra lo sentenciara por tener vínculos con el narcotráfico:

Tomás Colsa McGregor y José Jaime Olvera Olvera -ya fallecidos- rindieron su declaración el 25 de mayo de 1997, el primero, y el segundo los días 15 de abril y 15 de mayo; sus declaraciones sustentaron el inicio de la averiguación previa en contra de Quirós Hermosillo y del general Mario Arturo Acosta Chaparro.

Colsa fue objeto de diversos procesos penales por delitos como secuestro, extorsión y asociación delictuosa, entre otros. Según sus propias declaraciones, al dejar la Policía Judicial Federal se unió a la organización criminal de Amado Carrillo Fuentes en agosto de 1994 y estuvo en ella hasta 1997.

Testimonios como el de Colsa (quien supuestamente estuvo en el Ejército entre el 5 de noviembre de 1969 y el 16 del mismo mes de 1970) han sido utilizados en su calidad de testigo protegido por la Procuraduría General de la República para involucrar a militares en actos ilícitos como homicidio, narcotráfico, asociación delictuosa y otros.

En cuanto a Gustavo Tarín Chávez, quien fue miembro del Ejército, su testimonio también lo cuestionó el general Quirós Hermosillo por haber incurrido en una serie de falsedades, como asegurar que también perteneció a la Policía Judicial Federal, pese a que el oficio AJ/7779/2000 indica que no hay antecedentes de él en la dependencia

Respecto al caso de Jaime Olvera, el general mencionó declaraciones hechas por un ex procurador general de la República a The New York Times, en las que lo descalificó por tener "problemas sicológicos". El ex funcionario señaló entonces: "para nosotros este testimopnio no tiene valor. Su información es totalmente falsa". Aunque para efectos del juicio en contra de los generales su versión sí fue tomado en cuenta.