México D.F. Viernes 5 de diciembre de 2003
Los sueños del olivo se inaugura
hoy en la estación del Metro Bellas Artes
Recrean 21 pintores poemas bilingües de la escritora
juchiteca Natalia Toledo
La autora leerá en español y zapoteco
algunos de sus textos en el área de transbordo
ARTURO JIMENEZ
Veintiún pinturas y 21 poemas expuestos en el Metro
Bellas Artes. Veintiún artistas plásticos y una poeta bilingüe:
Natalia Toledo. Cuarenta y dos obras singulares y a la vez diferentes,
entrelazadas dentro de un solo universo poético.
Los
poemas, reproducidos en gran formato, y sus cuadros correspondientes se
expondrán a partir de hoy para concluir los primeros días
de enero en las vitrinas de esa estación, en el área de transbordo,
bajo el título común Los sueños del olivo.
Como inauguración, hoy viernes, a las 13 horas,
ante esas vitrinas, Natalia Toledo leerá en español y zapoteco
algunos de esos 21 textos suyos, cada uno de los cuales fue escrito y entregado
a un artista plástico diferente para que lo recreara en imágenes.
Entre los pintores se encuentran Francisco Toledo, padre
de Natalia; Gilberto Aceves Navarro, Demián Flores, Rubén
Leyva, Soid Pastrana, Luis Zárate, Masha Zepeda y Doctor Lakra,
hermano de la poeta.
''Que esta exposición esté en el Metro es
algo que me seduce, inquieta y motiva. Me gustan mucho los lugares alternativos,
que no sean museos o casas de cultura, donde se sabe que son los sitios
para el arte, pero me parecen un poco fríos.
''En cambio, a los espacios alternativos como el Metro
puede llegar otro tipo de gente, la que pasa diario."
Natalia ha publicado en revistas, suplementos y antologías
y es autora de Ca gunaa gubidxa, ca gunaa guiiba' risaca (Mujeres de
sol, mujeres de oro), poemario inspirado en las mujeres que conoció
durante su infancia, en su natal Juchitán, Oaxaca, y que grabó
en un compacto.
Una lengua que dibuja
La escritora entregó cada uno de los poemas con
la idea de que pudieran ''quedarle" a determinados pintores, e incluso
a ciertos artistas considerados ''difíciles" les dio más
de uno para escoger.
''Me gusta ver mis poemas pintados. Mi relación
con la pintura viene en parte del zapoteco, lengua que dibuja todo el tiempo,
que todo lo que dices lo vas viendo, como que tienes lienzos en la cabeza,
en el aire, te imaginas cosas porque la misma lengua te da esas imágenes.
''Por ejemplo, para decir 'estrella' dices beleguí:
fuego del cielo. Entonces uno se imagina un fuego, un movimiento, una luz.
En zapoteco todo tiene brazos, corazón, pies, cabeza. Para decir
'puerta' dices guiru biaani: oquedad de la luz. La lengua te regala
esas bellezas y desencadena muchas metáforas y alegorías,
porque a veces el zapoteco es imagen sobre imagen, una sucesión
de imágenes."
Los 21 poemas de Natalia abordan diversos asuntos. ''Algunos
son sobre mis sueños de niña, los sueños que soñé
en mi casa de la infancia bajo un olivo negro, donde a veces dormía.
Ahora el olivo ya está mutilado, y no sé si eso sea una metáfora
de mi persona, pues así como te vas añadiendo partes también
te las vas quitando."
Esa primera etapa la marcó para siempre, como suele
suceder. ''Para mí ha sido muy importante todo lo que soñé
primero en Juchitán, lo que comí primero, vestí primero.
Todo lo que fui primero antes de ser lo que soy ahora está en esos
poemas".
Sin embargo, se ha llegado a preguntar cuál es
su ''autorretrato" y no halla respuesta. ''No tengo una idea exacta de
cómo soy o quién soy. Me imagino, pero no puedo definirlo.
Me veo al espejo, pero quién sabe cómo me veo. No me veo
como me ve la gente, algunos con amor, otros con reservas.
''Me impresiona que mucha gente no se me acerca porque
cree que tengo un carácter muy fuerte. Tengo fama de ser brava,
pero no es cierto. Soy un alma de Dios."
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