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México D.F. Sábado 6 de diciembre de 2003
El pueblo puso al mandatario y él lo puede sacar, advierten en México
Termina el plazo para renacionalizar petróleo y gas en Bolivia: indígenas
Carlos Mesa sigue políticas impuestas por EU, dicen; repudian la erradicación de la coca
ROSA ROJAS
Se está acabando el plazo que las organizaciones sociales indígenas dieron al presidente boliviano Carlos Mesa para iniciar la renacionalización del petróleo y el gas, advirtió aquí Leonida Zurita, quechua, presidenta de las seis federaciones de Mujeres del Trópico, de Cochabamba y ex presidenta de la Federación Nacional de Mujeres de Bolivia Bartolina Siza.
Al participar en la Jornada latinoamericana Bolivia-México-Perú, Movimiento indígena: resistencia y proyecto alternativo: las mujeres en el movimiento indígena latinoamericano, organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y la UAM-Xochimilco, Zurita afirmó que el mandatario continúa con las políticas de erradicación forzosa de la coca y la militarización de las regiones cocaleras "impuestas por Estados Unidos", y recordó: "Mesa entró por el pueblo, si no hace bien las cosas, el pueblo lo saca".
Marcela Machaca, quechua presidenta de la asociación Bartolomé Aripalla de técnicos especialistas indígenas de Ayacucho, Perú, indicó que la ciencia agronómica ha fracasado en la región andina al no tomar en cuenta los saberes desarrollados durante 8 mil años de prácticas agrícolas por los pueblos originarios, lo que lleva a una crisis ecológica.
En su turno, Zoila Reyes, mixteca, secretaria municipal de San Isidro Vistahermosa, Oaxaca, relató los esfuerzos que desde 1929 ha realizado esa población para separarse del municipio Santa Cruz Nundaco e integrarse al de Tlaxiaco. Los problemas y agresiones que han sufrido sus habitantes por parte de los de Nundaco se han ido agravando, dijo, ante la impunidad de los agresores y la falta de cumplimiento de acuerdos a los que han llegado con el gobierno y el Congreso oaxaqueños.
Zurita Vargas -quien colocó al frente de la mesa una manta con los colores del arcoiris y la leyenda "coca no es cocaína"- explicó que en las federaciones del trópico están aglutinadas unas 45 mil familias en defensa de la hoja de coca. Su compañero, el diputado y ex candidato a la presidencia de Bolivia por el Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, es el ejecutivo de la federación de los varones.
Antes de 1994 las mujeres estaban en la "vinculación femenina" del movimiento cocalero y participaban cocinando o barriendo los salones de reunión. Ahora están en la avanzada de las movilizaciones -"los soldados nos pegan a las mujeres con cariño, no con todo como a los hombres", dijo- y esperan que en el próximo congreso del MAS obtengan para las mujeres 50 por ciento de las candidaturas a cargos municipales.
"Para nosotros el famoso desarrollo alternativo ha sido un fracaso", comentó Zurita, y explicó que por erradicar una hectárea de coca les pagaban dos mil dólares, mismos que invertían en sembrar piña, plátano, yuca, maracuyá, palmito y pimienta, pero les pagan los productos a precios irrisorios, además de que no hay mercados ni infraestructura de caminos para sacar la mercancía y se echa a perder.
Indicó que además del cultivo ancestral de la coca ellos siembran maní, arroz, yuca y plátano para su propio consumo, pero los militares fumigan no sólo los cocales sino esos cultivos también, y hasta las plantaciones de árboles maderables del "desarrollo alternativo", pero, advirtió, "mientras nosotros vivamos la coca no se va a acabar". Comentó que la coca la usan los bolivianos para hacer una infusión que beben "como ustedes el café", y puede utilizarse para hacer jarabes, dulces, medicinas y otros productos, pero al gobierno boliviano no le interesa apoyarlos, "han sido lacayos de Estados Unidos, por lo que ahora han cambiado el discurso, ya no hablan de la guerra contra las drogas sino de la guerra contra el terrorismo".
Machaca, en su turno, planteó que al retornar a su comunidad, luego de terminar sus estudios de ingeniera agrónoma, encontró que los conocimientos de la ciencia agronómica chocan con la cosmovisión indígena: para los agrónomos la tierra es un recurso, para la ciencia occidental lo importante es la rentabilidad y la naturaleza está al servicio del hombre.
"Para los indios es la madre tierra, se percibe el mundo como parte de algo vivo cuyo equilibrio hay que cuidar, se ve la agricultura como algo rico, con muchas variedades, y como para la agricultura occidental así no es rentable, la sustituye por unas cuantas variedades". Comentó que ella y sus compañeros han visto la necesidad de un "des-aprendizaje de descolonización" de la ciencia occidental. Los agrónomos tienen que reconocer que es vital para el mundo el aporte de la agricultura tradicional andina, colectiva, que ha dado al mundo tres mil variedades de papa, mil 500 tipos de maíz, dos mil 500 formas de coca. Esa diversificación no se mantiene en una chacra (parcela) individual de agricultura moderna, apuntó Machaca.
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