México D.F. Sábado 6 de diciembre de 2003
¿LA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
El doble filo del pasodoble
JOSE REYES MEZA, destacado muralista, escenógrafo
y ensayista, relativamente conocido como pintor taurino de magnífica
propuesta, y que en sus mocedades hasta corrió la legua y vistió
el traje de luces, tuvo la gentileza de enviarme algunas de sus reflexiones
sobre aspectos de la incomprendida, por pros y antis, fiesta de los toros.
Tan sutiles resultan sus percepciones, que vale la pena compartir algunas
en este espacio.
"A
MI JUICIO -observa con ojos y oídos pictóricos el maestro
Reyes Meza-, el toreo está en plena decadencia porque en ninguno
de sus aspectos ha tenido reforzamiento su razón de ser, la pureza
de su origen y la belleza de su hacer que crea la tradición. En
este sentido se han conservado el ruedo, la plaza, el atuendo de los toreros
y los enseres necesarios para la ejecución de su oficio: capote,
banderillas, muleta, estoque y toda clase de bártulos complementarios
que requiere la lidia.
"EL EXULTANTE PASODOBLE, que ejecutado entre lidia
y lidia como un entreacto distensador de las emociones envuelve en un acto
de magia la conciencia de muerte presente, convirtiéndola en un
glorioso remate alegre y pinturero cargado de sol como una revolera, también
ha tergiversado su sentido.
"ESTA BELLA FORMA musical se ha venido convirtiendo
en arma de dos filos. En las plazas de provincia y en no pocas de la capital
se hace presente en medio de las faenas de muleta y el daño es el
siguiente: cuando se está desarrollando la lucha en el último
tercio de la lidia, se crea en el público una expectación
tensa, que sobrecarga la plaza de energía.
"ENERGIA QUE AYUDA a la tensión emocional
del torero, concentrado totalmente en la acción, al igual que el
público en su percepción; estado emocional que se acentúa
con el rompimiento del silencio por el roce de las banderillas, el esporádico
mugido del toro como un grito y el ¡aja! del torero, voces todas
cargadas de presagios que acentúan la catártica emoción
en el espectador.
"SI EL PASODOBLE entra en escena en esos momentos,
se rompe toda concentración emocional. La del torero no puede ser
plena, y el público, hipersensibilizado y receptivo, divide su mente
en dos percepciones, desapareciendo un acto ritual trascendente por estar
en apuesta vida por vida.
"LA MUSICA ENTONCES rompe la seriedad del acto
y la convierte en 'espectáculo'. Fatal degeneración de los
principios básicos que está contribuyendo a la decadencia
del toreo y a la mediocridad de los toreros, sobre todo de aquellos que
piden a la banda que acompañe con fondo musical su faena, para provocar
una emoción falsa o para sentirse por un momento protagonistas de
espectáculo de televisión. Ya lo único que falta es
sustituir el pasodoble con música de moda, pues de toreros inspiradores
de nuevas e imaginativas melodías, mejor ni hablar", concluye el
estupendo creador.
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