México D.F. Domingo 7 de diciembre de 2003
Según sus leyes, los agresores sólo
deben pagar $2 mil, estar presos 22 horas e irse del pueblo
En la comunidad de Mitzitón, Chiapas, el robo
es más delito que la violación
El de Julio Pérez, el caso más reciente;
afirma que lo culparon en represalia por cambiar de religión
ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL
Mitziton, Chis,. 5 de diciembre. En esta comunidad
indígena perteneciente al municipio de San Cristóbal de las
Casas, una violación sexual se castiga con 2 mil pesos de "gratificación",
22 horas de cárcel y el destierro. El primero de julio anterior,
el tzotzil Julio Pérez Díaz presuntamente violó y
embarazó a una mujer de 22 años. Sin embargo, el caso no
fue denunciado en su momento ante el agente del Ministerio Público
sino "resuelto" por las autoridades locales el 30 de noviembre anterior,
es decir, cinco meses después.
El asunto fue ventilado públicamente el pasado
29 de noviembre, luego de que el presunto agresor fue encerrado 22 horas
en la cárcel de la comunidad por negarse a pagar los 2 mil pesos
para el parto de la mujer.
Sin
embargo, el inculpado aseguró que no violó a la mujer, aunque
reconoció que tuvo relaciones sexuales con ella, "pero de común
acuerdo". En entrevista con La Jornada sostuvo que fue acusado por
las autoridades de la comunidad en represalia porque hace dos semanas dejó
la religión católica tradicionalista y se convirtió
en evangélico presbiteriano.
La abogada Martha Figueroa Mier, del Grupo de Mujeres
de San Cristóbal, manifestó que "desgraciadamente en la mayoría
de comunidades indígenas la violación sexual no se considera
delito grave, y en general los casos salen a la luz pública cuando
tienen trasfondo político o religioso".
La tarde del domingo 30 de noviembre, las autoridades
de Mitzitón informaron que el indígena había sido
encarcelado el día anterior a las 19 horas y liberado a las 16 horas
del domingo 30, luego de firmar un documento en el que se compromete a
pagar una "gratificación" de 2 mil pesos a la mujer agraviada y
a abandonar la comunidad.
El documento que Julio Pérez Díaz firmó
-cuya copia está en poder de La Jornada- ante las autoridades
que le propusieron el "acuerdo" para que el caso no fuera denunciado ante
el agente del Ministerio Público, dice textualmente: "El C. Julio
Pérez Díaz declara ante las autoridades que el primero de
julio tuvo relación sexual con la señora Angela Gómez
Jiménez y la embarazó, pero actualmente se niega a juntarse
con ella".
Señala que "queda el acuerdo ante las autoridades
del ejido que Pérez Díaz sólo paga una gratificación
de 2 mil pesos para el alivio de la señora embarazada, y declara
que ya no volverá a provocar problemas ni a violar a más
mujeres".
Continúa: "de su propia voluntad abandonará
el ejido, y sólo pide plazo de 15 días a partir del 30 de
noviembre para hacerlo. Firma por su propia voluntad el C. Julio Pérez
Díaz; testigo: la esposa del violador, Guadalupe Heredia Gómez".
La información fue dada a conocer por el presidente
del Consejo de Vigilancia de Mitzitón, Sebastián Jiménez
González, quien declaró: "El asunto lo resolvimos en la comunidad",
de acuerdo con el sistema de usos y costumbres, y no se dará aviso
al agente del Ministerio Público.
Otro indígena de la comunidad, que no quiso revelar
su nombre ni su cargo, comentó que el "acuerdo" fue tomado junto
con la familia de la indígena y con la opinión del resto
de los habitantes. "A la gente no le gustó lo que hizo este hombre,
por eso están de acuerdo en que se vaya de aquí; el reglamento
dice que después de violar a una mujer ya no puede vivir en la comunidad",
añadió.
Pérez Díaz aseveró que fue "presionado"
por las autoridades para que se declarara culpable y firmara el documento
cuando estaba en la cárcel comunitaria, donde pasó la noche
del sábado sin cobijas a cinco grados centígrados de temperatura.
"Si no firmaba el papel que ellos hicieron me iban a golpear,
había como 20 hombres rodeándome", dijo. Advirtió
que no abandonará la comunidad a mediados del mes como quedó
asentado en el oficio. Los 2 mil pesos ya los pagó a la mujer.
Dijo que la señora que lo acusa le puso "una trampa,
porque sabe que yo estoy casado desde hace siete años y no tengo
hijos con mi esposa (quien se enojó pero ya lo perdonó).
Entonces ella (Gómez Jiménez) pensó que si la embarazaba
yo me iba a ir con ella, pero eso no lo voy a hacer porque ha tenido muchos
hombres, inclusive por eso la dejó el primer marido".
Manifestó que en la comunidad muchas personas,
incluidas las autoridades, "sabían que Angela estaba embarazada
desde hace meses, pero nadie había dicho nada. Comenzaron a hacerme
el problema cuando se dieron cuenta de que ya soy evangélico".
Al encarcelarlo, las autoridades le dijeron que tenía
que pagar una "multa" de 2 mil pesos y abandonar la comunidad, pero él
propuso que se esperaran a que nazca el niño para que se determinara
si es su hijo o no, pero las autoridades rechazaron el planteamiento.
Mitzitón es una comunidad ubicada a menos de 20
kilómetros de San Cristóbal de las Casas y a unos cuatro
de las instalaciones de la 31 Zona Militar de Rancho Nuevo. Desde hace
más de una década se ha caracterizado por problemas de intolerancia
religiosa entre católicos tradicionalistas, que son mayoría,
y evangélicos.
Al este respecto, Figueroa Mier afirmó que muchas
veces los casos de violación, como éste, se arreglan en las
comunidades, sin que sus autoridades tengan jurisdicción; ellas
deben consignarlos ante el agente del Ministerio Público.
Añadió que esta situación, que en
los hechos habla de dos estados de derecho, debe corregirse para que haya
una delimitación clara acerca de qué delitos pueden arreglar
las autoridades comunitarias y cuáles deben de consignar ante el
agente del Ministerio Público. "Si se hubieran cumplido los acuerdos
de San Andrés no habría estas lagunas y confusiones con los
usos y costumbres", sostuvo.
Añadió que en la mayoría de las comunidades
indígenas chiapanecas es más penado robarse un caballo y
herramienta de trabajo, que la violación a una mujer, a la que no
le respetan sus derechos.
Ejemplificó: "el adulterio se considera grave sólo
si lo comete una mujer", señaló, al tiempo de aclarar que
de 100 casos denunciados por violación, 97 son ciertos.
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