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México D.F. Domingo 7 de diciembre de 2003

Su filme Recuerdos se exhibe hoy en la Jornada de Documental Mexicano, en la Cineteca

Guerra y exilio, temas de los cuales parecemos no aprender: Arteaga

La cinta incorpora material de Amanecer sobre España, del inmigrante lituano Luis Frank

GUILLERMO HERRERA ESPECIAL

De Lituania a México, en 90 años de vida. Una conexión geográfica y emocional que podría pensarse improbable para un discurso chauvinista, es precisamente la apuesta de la realizadora Marcela Arteaga (México, 1965) por mostrar una parte de la pluralidad de nuestro país en su documental Recuerdos.

Este viaje no se mide en kilómetros sino en 86 minutos que recorren la historia de algunos de los mayores conflictos bélicos del siglo XX, a través del testimonio de personajes afines a la biografía de Luis Frank, inmigrante lituano cobijado en México, tras la huida del horror nazi y la no menos infame persecución del franquismo.

Sobre este personaje, que en parte sirve como hilo conductor y en parte como pretexto, Marcela Arteaga elaboró un documental compuesto con material filmado por el peregrino lituano en su paso por la España de la Guerra Civil; el sentimiento libertario compartido por diversos ancianos arraigados en diferentes puntos cardinales; y la visión propia de una cineasta preocupada por crear una estética que busca encaminar por veredas distintas a la palabra y la imagen.

-¿Cómo se involucró en esta historia y quién fue realmente Luis Frank?

-Luis Frank -explica la directora- era el padre de un amigo de mi mamá, José Frank, quien fuera mi maestro de guitarra en la primaria. Hace como seis años y medio José me dijo que su papá había dejado una película incompleta. Se trataba de un documental que hizo durante la guerra civil española, que tuvo como nombre Amanecer sobre España o La voluntad de un pueblo, y que quiso rehacer un año antes de morir porque pensó que no había puesto suficiente énfasis en el fascismo. Revisé lo que me trajeron y se trataba de una entrevista con Luis Frank donde el mismo conducía; era algo así como una autobiografía. Cuando vi el documental le expresé a José mi preferencia por hacer una película sobre esto, en lugar de terminar otra de la cual no sabía para dónde iba, ni qué es lo que se quería.

Arteaga, quien confiesa que durante su vida estudiantil en el CCC consideraba el género documental como un arte "menor", habla de las razones que dieron luz a esta cinta, misma que tuvo un proceso de gestación de siete años.

"Una de las cosas que me movió a levantar el proyecto era la pregunta ¿qué es lo mexicano? Mi respuesta es esta película, ya que creo que se trata de algo más allá de lo que está hecho en México o algo que tenga que ver con nopales y magueyes. Siento que toda esta gente que llegó y que rehizo su vida aquí, tuvo un fuerte proceso de asimilación. Algunas personas que entrevisté me contaron una serie de anécdotas que hablaban sobre formas de convivencia y relaciones creadas a partir de eso."

E insiste: "Siento que han cambiado muchas cosas, pero me niego a creer que esto se haya perdido, ya que en el caso de los hijos de Luis Frank, algunos son primera generación nacida en México y no tienen más de 50 años. No me parece que el tema sea lejano a México. Aunque aparentemente no tiene nada que ver con nosotros, resulta que sí y mucho. Inicialmente pensé que había hecho algo sin futuro: que en México no interesaría a nadie y que en Europa sería un tema de hartazgo. Pero mi mayor deseo era trascender el simple planteamiento de un tema, ya fuera la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial o la llegada de inmigrantes a diferentes países''.

Entre marcos, sillas y recuerdos

Lo cierto es que independientemente de la temática que aborda, Recuerdos es una cinta que sí arriesga en su propuesta visual. Al respecto, Marcela define: "tuve como premisa el no ilustrar: no tenía ganas de conseguir material ya filmado porque lo que yo quería hacer precisamente era filmar. Usé el material de Luis Frank porque es bellísimo, pero siempre traté de buscar, quizás con demasiado ímpetu, un sentido en las imágenes que acompañaran lo que se estaba diciendo, pero que a la vez fuera más allá. Encontrar eso fue muy difícil pues se trataba de algo totalmente subjetivo".

Existen ciertos elementos como la recurrencia a imágenes de marcos y una silla que parecieran gratuitos ¿Cómo justificarlos?

"Yo me negaba a hacer un documental de talking heads y desde un principio todos sabíamos que habría una serie de cosas que no eran propiamente del género. Los marcos -de los cuales todo mundo me pregunta- junto con la silla, los espejos, los niños y el viejo son como la parte plástica. Incluso, las escenas con los marcos fueron un proceso muy complicado porque no se trató de trabajo de postproducción sino que en realidad tuvimos que colocarlos ahí. No tienen simbolismo, son simplemente una foto dentro de la foto", responde.

Pareciera que en su película la búsqueda de verdades objetivas de lo que se narra pasa a un segundo término. ¿Cuenta más el cómo sobre el qué?

"Así es. A mí lo que más me impactó de esta gente es la fuerza que tiene. A pesar de lo que han vivido no son gente derrotada, vencida o que se autocompadezca. Todo lo cuentan como si estuvieran otra vez ahí. Cada vez que yo estaba frente a ellos y cada uno decía 'yo recuerdo' resultaba una vivencia maravillosa. Por eso me costó mucho trabajo editar este documental, porque podría hacer una película sobre cada uno de esos viejitos. Tengo por lo menos dos horas de entrevista con cada uno de ellos, y empezar a desechar material después de que casi te has aprendido los diálogos de cada uno, fue muy duro y complicado."

Sin embargo, Arteaga reflexiona: "Además del cómo, también te das cuenta de qué se dice, hacia dónde llegan estos testimonios: son recuerdos de vidas truncadas. Lo bonito es que nadie piensa que se le haya arruinado la vida, sino que todos tienen esa cosa de seguir adelante".

Este documental, que presenta locaciones en Lituania, Francia, España, Inglaterra, Nueva York, Veracruz y el Distrito Federal, también fue acreedor a los premios Mayahuel ex aequo en la pasada edición de la Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, y José Rovirosa que otorga la Filmoteca de la UNAM, además de ser considerada como mejor película mexicana por la Federación de la Prensa Cinematográfica Internacional (Fipresci). Más allá de ello, Marcela Arteaga prefiere conferirle su propio valor: "Me gustaría que la gente viera y juzgara esta propuesta ya que mi película no es documental puro o ficción pura. Pienso que su importancia proviene de un tema que continúa sucediendo, como son las guerras y el exilio forzado". Y ejemplifica: "Cuando exhibí la película en Montreal, un señor chileno se acercó a decirme que le había conmovido muchísimo porque le había recordado su salida de Chile. Mi película no habla sobre ese conflicto, sin embargo, se trata de algo que todavía sucede y de lo cual parecemos no aprender".

Recuerdos se exhibirá hoy domingo 7 de diciembre, a las 21 horas en la sala Salvador Toscano de la Cineteca Nacional.

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