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México D.F. Domingo 7 de diciembre de 2003
Continúan las mesas redondas de la campaña
EZLN: el fuego la palabra, 20 y 10
El zapatismo ayuda a los jóvenes a decir a los
adultos ''aquí estamos'', coinciden
GABRIEL LEON ZARAGOZA
Para una amplia diversidad de jóvenes del país,
el movimiento zapatista del sureste mexicano es música, un estado
próximo al ideal del anarquismo bakuniano, un meneo donde caben
las semejanzas y diferencias, el espacio donde nadie es excluido y, sobre
todo, el pretexto para que la juventud le diga al mundo de los adultos
"aquí estamos y queremos respeto a nuestro tiempo y espacio".
Como parte de la jornada de mesas redondas de la campaña
EZLN: el fuego la palabra, 20 y 10, que organizó la revista
Rebeldía con el apoyo de colectivos zapatistas e independientes,
decenas de adolescentes y jóvenes capitalinos acudieron al Foro
Alicia y a la sección 11 del Sindicato de Trabajadores de la Sagarpa
para dialogar y discutir los encuentros y desencuentros del ejército
zapatista y los indígenas del sureste con los jóvenes.
En
un intento por recuperar las experiencias cotidianas "de jóvenes
comunes y corrientes y cómo se vinculan esas vivencias, a veces
sin saber, con mucho de lo que propone el zapatismo", en el Alicia un variopinto
de chavos que conforman la banda fueron claros con sus posiciones:
Fernando, estudiante del IPN, señaló que,
en la búsqueda de formas de expresión afines a la suya, a
través de la música popular que cantaba sobre un movimiento
armado en Chiapas fue como conoció a los rebeldes: "Para mi, el
zapatismo es música, un fuerte sentimiento que te permite explicar
lo que sientes".
De la Biblioteca Social Reconstruir, una de las organizaciones
anarquistas punketas más importantes de América Latina, Tobi
comentó que en 1994 el fuerte sabor libertario de la guerrilla,
que no se proponía tomar el poder, fue un fenómeno que unificó,
entre otras cosas, al movimiento anarquista nacional, significó
un desencuentro cuando se integraron los frentes zapatistas y un reencuentro
con el movimiento cuando se realizaron las marchas de los 1,111 zapatistas
y El color de la tierra.
En su participación, comentó los desacuerdos
de los punketos para con el EZ: la formación de un ejército,
la integración de la Convención Nacional Democrática
con políticos desgastados y el protagonismo del subcomandante
Marcos, que es pernicioso para el movimiento zapatista.
Amanda, pasante de la UNAM, puntualizó que los
jóvenes y el zapatismo son lo mismo, y explico: "de los jóvenes
dicen que somos rebeldes, diferentes, drogadictos, locuaces, mal vestidos,
irreflexivos, irreverentes, irresponsables, delincuentes, provocadores,
groseros y más. Ante tantos defectos todos nos dicen qué
debemos hacer para cambiarlo".
Sin embargo, abundó, resulta que "nos tenemos que
topar con lo que la sociedad ya nos tiene destinado -si es que en el mejor
de los casos pensamos que los que tienen el poder piensan y se preocupan
por nosotros-. Nos dicen que tenemos que estudiar para ser alguien, o sea,
no somos nada".
Cuando los jóvenes trabajan, reflexionó,
se les pide como necesaria condición para permanecer en su puesto
que se quiten esa pesada carga llamada juventud, permanecer callados y
vestir con lo que consideran "es mejor".
En esta jornada dedicada a los jóvenes y el zapatismo,
la Comandancia General del EZLN, por conducto del comandante Omar, se dirigió
a la juventud para que se "faje" en lo que se propone: "Ya verán
que es muy cierto lo que dicen: si te pones rebelde, si te afilias a una
organización, te van a matar o a perseguir. Habrá a quien
no le guste (lo que haces), pero haciéndolo es la única manera
de lograrlo. Ya ven, los zapatistas aquí estamos y no han podido
con nosotros".
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