México D.F. Miércoles 10 de diciembre de 2003
Balance de Fernando Valdés por 15 años
de presencia en el mercado del libro
Rescatar obras académicas permite la sobrevivencia
de Plaza y Valdés
En México no se lee, deplora Toda editorial
mantiene un compromiso social, expresa el editor Más que cuidar
la vanidad de los escritores, optaron por ''crear lectores''
CESAR GÜEMES
A
raíz de los 15 años de existencia como editorial, festejados
este martes, el responsable de Plaza y Valdés, Fernando Valdés,
llega a dos conclusiones severas: en México no se lee y aun así
un sello como el que dirige se mantiene en el mercado porque apostó
a la única vía que consideró posible: la edición
de libros producidos en la academia.
Con ese balance, Plaza y Valdés llega a tres lustros
sin recurrir, enfatiza el editor, a libros de autoayuda ni de esoterismo.
-Si los niveles de lectura en el país son tan bajos,
¿cuál diría que es la clave para mantenerse vigentes
en el mercado editorial mexicano?
-No es un secreto, sino una forma de trabajar. Pocos empresarios
deciden entrar al negocio editorial. Los que lo hacemos, es en el entendido
de que conocemos el mercado. Una editorial no es cualquier empresa, pues
mantiene un compromiso social y realiza una labor económica. En
nuestro caso, debemos desligarnos de cualquier grupo social que pudiera
presionarnos.
''Plaza y Valdés no tiene ningún compromiso
con ideologías ni partidos políticos. La editorial debe quedar
con total independencia de cualquier grupo político, social o económico.
Eso nos ha ayudado a sobrevivir.''
A diferencia de casas que editan textos de probada calidad
a partir de otros que sólo venden bien, Plaza y Valdés hizo
la apuesta contraria, explica su director: ''Buscamos mantener una línea
que no dependa de libros de autoayuda o asuntos esotéricos, porque
no estamos de acuerdo con ellos. Decidimos rescatar obras que se producen
en la academia y tomamos la iniciativa de estar cerca de donde se reúnen
los académicos e intelectuales más importantes. Hoy estamos
muy relacionados con los centros de estudio en los que se producen obras
de interés y no editamos nada que no sea formalmente serio".
Servicio a la comunidad académica
-Aunque también dejaron de lado la literatura.
-Apoyamos la creación de novela política,
policiaca y urbana. Pero pronto nos alejamos de la publicación novelística,
porque detectamos que en México se lee muy poco el género.
Cuando se dice que una obra ha vendido 100 mil ejemplares, casi siempre
lo cierto es que se vendió, si acaso, 10 por ciento. Así
que o nos dedicábamos a cuidar la vanidad de los escritores o hacíamos
un trabajo para crear lectores. Nos inclinamos por la segunda opción.
El sector que en México se recrea con la literatura es muy pequeñito.
Cuando hace algunos años realizamos una investigación sobre
cuánto se leía en realidad, obtuvimos por ejemplo que de
los 30 mil ejemplares que se habían importado a México de
Ulises, de Joyce, sólo se había leído uno por
ciento, o sea, 300. Eso es muy desalentador.
-¿Cómo consigue mantenerse, entonces?
-Cumplimos con un servicio a la comunidad académica.
Es un trabajo editorial en el que todos ganan. No hay secreto, ahí
está nuestro catálogo.
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