ASTILLERO

Julio Hernández López

Chapoteos de oportunidad

Felicitaciones incongruentes al vecino distante
Enojo presidencial para endosar culpas

LO UNICO QUE logró sacar al presidente Fox de su largo berrinche legislativo adolescente fue la oportunidad dominical de manifestar solidaridad ya innecesariamente exprés con su colega estadunidense por la aprehensión de una pieza oxidada, actualmente sin valor estratégico, de la aventura bélica en Irak que aquel mismo presidente (Fox) no quiso apoyar en momentos claves. Satisfecho se dijo el guanajuatense por la detención de Saddam Hussein y consideró, contra las múltiples y fuertes evidencias disponibles, que esa captura "permitirá avanzar en el proceso de pacificación, reconstrucción y democratización de Irak" (éxito relativo de la Casa Blanca, pues la resistencia contra los invasores gringos no depende del ex presidente iraquí ni pretende la reinstalación de su criminal gobierno, pero llega en momentos muy oportunos para los afanes releccionistas de George W.). Total, lo de menos sería la incongruencia mexicana, pues al enojado señor que aparece en televisión regañando a un poder soberano por opinar de manera distinta a como él deseaba (es decir Fox, no Hussein) lo que le interesaba ayer era quedar bien con el vecino altamente sensible con esos detalles del protocolo social.

BIENVENIDA SEA, SIN embargo, esa oportunidad de poner nuevamente en la faz presidencial un signo completo de alegría, pues en días pasados el semblante y el discurso de Su Excelencia parecían inmunes al mismísimo Prozac, otras veces tan reparadoramente milagroso. Aunque ha de decirse que ya el sabadito comenzaba a disminuir la muina que en el jefe y sus achichincles había prendido tan fuerte a causa de la chamaqueada que el Niño Malo Robertito les había puesto a la hora del soñado reformón fiscal que acabará en simple miscelánea. De cualquier manera, el licenciado Fox aprovechó la oportunidad para echar la culpa de todos los males del país, los pasados y los venideros, al tabasqueño mentiroso y traicionero (Elba Esther dixit) y al segmento mayoritario del PRI que había votado contra el presunto paraíso fiscal propuesto por Los Pinos. Lindos actos de alquimia foxista: todo habría sido color de rosa si hubieran aprobado su sabidamente rechazada pretensión de cobrar impuestos en alimentos y medicinas; pero si los malvados priístas madracistas, más los perredistas y otra retacería partidista, no autorizaron su empecinamiento, entonces ellos serán los culpables de todo un sexenio perdido.

DE LA AUTORITARIA acusación contra una Cámara de Diputados porque la mayoría de sus integrantes pensaron y votaron contra la intención de la cabañita de Los Pinos, la pareja presidencial pasó el sábado teletónico a una apariencia más relajada. La pareja Mar-Vic se unió a la catarata de cursilería que anualmente convierte la caridad en política de Estado y lanzó un mensaje almibarado para que los mexicanos se sumaran a las glorias de una filantropía televisable. Aunque, de pasadita, antes de engullir unos tacos de suadero en puesto callejero, y después de haber depositado un donativo para el Teletón, cuyo monto no quiso precisar, el enojado Presidente volvió a arremeter contra los "falsos redentores de pobres" que no aprobaron su paquete fiscal tan amado.

OTROS POLITICOS CHAPOTEABAN al mismo tiempo en las aguas de la generosidad convertida en espectáculo: panistas contra priístas en un especial del programa denominado Cien mexicanos dijeron, que fue grabado justamente una semana atrás. Del lado blanquiazul (no albiazul, ni derivaciones cromático-magisteriales parecidas) estaban Felipín Calderón; su comisionado en la Cámara de Diputados, Germán Martínez; el gobernador de Aguascalientes, Felipín Gonzalez; el rehabilitado Juan Ignacio Zavala y la folcloroide Xóchitl Gálvez. Los priístas, a su vez, alinearon al senador sinaloense Enrique Jackson, a Arturo Montiel, al alcalde de Tepic, Ney González; al jurista del CEN Raúl Cervantes y, tal vez para equilibrar a Xóchitl, a Beatriz Paredes. Del duelo de preguntas salieron vencedores los panistas. Los ánimos competitivos quedarían tan relajados y tan llenos de buena vibra los espíritus políticos que ayer mismo, minutos antes de las cuatro de la tarde, Emilio Chuayffet ya estaba entrando a la oficina de presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados que antes ocupaba la Nunca Bien Ponderada Maestra Nacional. Robertín Madrazo se esmeraba, por su parte, en intentar pláticas con los meros jefes del empresariado mexicano, en asegurar que habrá reforma fiscal amable con sus intereses, aunque no sea en el periodo ordinario de sesiones del Congreso, que hoy termina, pero sí en un extraordinario que inmediatamente comenzaría.

EN TORREON Y en Zamora se realizaban también tareas extraordinarias: una segunda elección de diputados federales luego de que la primera fue anulada por el Tribunal Electoral Federal. Eso que se hace llamar IFE se declaraba en sesión permanente en espera de resultados que no sólo servirán para ocupar dos curules de mayoría, sino, además, para decidir la asignación de dos diputaciones de representación proporcional a los que podrían llegar Manuel de la Cruz, líder de migrantes que Ricardo Monreal propuso en la lista del PRD, y el nefasto Víctor Flores, saqueador de la riqueza nacional mediante las transas del zedillismo en materia de privatizaciones ferroviarias. Los priístas, a su vez, elegirían ayer candidato a gobernador en Durango (estrellas de la función: la alquimia del gobernador Angel Sergio Guerrero Mier y los expedientes oscuros del empresario Carlos Herrera) y dirigentes municipales y estatal en Jalisco (donde Madrazo había prometido a Enrique Ibarra hacerlo líder de la entidad, y donde María Esther Sherman se enfila a ser candidata a gobernadora).

EL PRESIDENTE FOX bien podrá, a pesar de las vibras teletónicas, la instalación de Chuayffet, las nuevas promesas de Madrazo y la continuidad de la vida institucional, continuar con su discurso del enojo. En el fondo, lo que busca es endosar sus fracasos al primer incidente más o menos explotable que se le atraviese. Los responsables de tres años perdidos son los diputados, el Congreso, los políticos. No importa que cuando rindió protesta como mandatario federal se haya comprometido a respetar al poder que legisla al repetir la fórmula de que el Presidente propone y el Congreso dispone. De lo que se trata, aunque la economía siga adelante, aunque la política siga adelante, es de culpar a otros del fracaso propio. De hacerse el enojado para ver si pega esa falsa exoneración de sí mismo.

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