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México D.F. Lunes 15 de diciembre de 2003
Presentación especial de la OSN en Bellas
Artes
Con señas, niños sordos oyeron
concierto navideño
CARLOS PAUL
Una
grata sorpresa para los pequeños carentes de audición fue
el par de conciertos que ofreció ayer en el Palacio de Bellas Artes
la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), bajo la batuta del director
huésped Francisco Pereda, al incluirse por vez primera en la agrupación
a Patricia Santín Olvera, ''la única intérprete de
música para niños sordos'', quien con lenguaje de señas
expresó las armonías navideñas creadas por Joaquín
Gutiérrez-Heras, Chaikovsky, Haendel y Francisco Gabilondo Soler,
Cri Cri.
Concierto de Navidad para los niños fue
el título del programa que se presentó en un Palacio de Bellas
Artes abarrotado en sus tres niveles por inquietos niños, oyentes
y no oyentes, así como sus respectivos padres, quienes en poco más
de una hora quedaron fascinados por las notas sonoras de la OSN o bien
por las señas, los movimientos y los gestos de Santín Olvera,
quien mediante el lenguaje de los sordos evocaba la cálida atmósfera
navideña.
Los pequeños escucharon primero una composición
anónima polaca, escrita en 1756, titulada Sinfonía de
Navidad, para luego oír en voz del narrador José María
Alvarez la explicación musical de Una melodía mexicana
y ocho disfraces de época, arreglo de Gutiérrez-Heras,
quien retomó la conocida canción para pedir posada cuyos
finales y festivos versos dicen: ''entren, santos peregrinos, peregrinos,
reciban este rincón. Aunque es pobre la morada, os la doy de corazón''.
Después, la música de la OSN, las voces
de los Niños Cantores del Valle de Chalco (que en esta ocasión
eran en su mayoría niñas) y el lenguaje de señas se
acoplaron en las interpretaciones de Ojitos de cascabel, Lago de cristal,
Los Reyes Magos, La nochebuena, composiciones escritas por Gabilondo
Soler, Cri Cri, con el arreglo orquestal de Luis Enrique Ramos.
La alegría de los pequeños y los recuerdos
de los mayores se conjugaban con las finas y vibrantes armonías,
con las tiernas y soñadoras letras de las canciones y los movimientos
de las manos de Santín Olvera, quien se tocaba el corazón,
cerraba los ojos, desplegaba y contraía los dedos, llevaba los brazos
al pecho, los alzaba y escribía con papel y pluma imaginarios.
Luego vendría la interpretación de una de
las más celebres composiciones de Chaikovsky, El cascanueces,
del que sólo se tocó El vals de las flores, que puso
a los pequeños a balancearse y tararear.
Finalmente, y con algunos niños y padres de familia
de pie, haciendo también de coro, el concierto cerró con
la celestial obra Aleluya, de El Mesías de Haendel.
Este concierto "es histórico", comentaría
a La Jornada Santín Olvera -cuyo nombre, por cierto, no aparece
en el programa de mano- luego de su interpretación, ''pues es la
primera vez que una persona que conoce el lenguaje de los sordos participa
en un concierto de este tipo. Esperamos que en el futuro al público
este hecho no se le haga extraño.
''Lo que hago no sólo es mover las manos y ya.
Se tienen que conocer las armonías y la historia que se va a interpretar,
y luego expresar lo que la música produce, ya sean emociones o recuerdos.
Pienso que esto no es difícil cuando uno pone en primer lugar a
las personas con esa discapacidad y tiene las ganas de compartir esos sonidos
y sentimientos.''
El hecho de que hasta el momento sea la única interprete
de música para sordos en México se debe -destaca- ''a que
no se reconoce de manera legal el lenguaje por señas y, al no reconocerse,
no hay intérpretes profesionales. En nuestro país no se quiere
reconocer la lengua de señas, lo que es un hecho terrible, pues
al no hacerlo se priva a esa comunidad de poder acercarla, por ejemplo,
al arte de la música. Por eso pedimos sea reconocida, para que se
inicie una etapa de profesionalización para quienes manejan ese
lenguaje.
"No se debe olvidar que todos, en cualquier momento, tenemos
el boleto a la discapacidad. En un instante nuestra vida puede cambiar.''
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