México participará en el proyecto; beneficiará el área de Matamoros

Aprueban en EU construir una presa en el río Bravo

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San Antonio, 15 de diciembre. Estados Unidos otorgó hoy su aprobación al proyecto de construir una presa en la frontera con México para retener agua del río Bravo, a fin de sustentar el futuro desarrollo económico de una zona en el sureste de Texas.

El proyecto, que contempla la participación de México, pues beneficiaría al área de Matamoros, Tamaulipas, crearía la tercera presa internacional ubicada en el Bravo.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, dependencia a cargo de los proyectos gubernamentales de construcción, emitió hoy el permiso para la edificación de la obra que costará unos 40 millones de dólares.

La reserva se ubicaría a unos 10 kilómetros al este de Brownsville, cerca de la desembocadura del Bravo en el Golfo de México. Permitiría utilizar unos 6 mil acres pies de agua al año, al retener el líquido que de otra forma continuaría sin ser utilizado río abajo hasta el mar. Un acre pie de agua equivale a un millón 360 mil litros, suficiente para cubrir las necesidades de una familia de cuatro miembros en un año.

"Es un plan de conservación", explicó John Bruciak, director de la Junta de Servicios Públicos de Brownsville, supervisor el plan para la construcción. "Cuando la corriente sea alta, podremos retener algo de agua y almacenarla. Cuando el flujo sea escaso y no alcance a llegar al golfo, entonces se podría liberar agua para mantener la desembocadura libre", precisó Bruciak.

La construcción no podrá iniciarse hasta que el gobierno de México y la Comisión Internacional de Límites y Aguas aprueben el proyecto.

Washington ha otorgado ya 10.5 millones de dólares para los estudios y viabilidad del proyecto.

Bruciak dijo que se busca también asegurar fondos del gobierno de México o de la comunidad de Matamoros, que se beneficiaría del agua que se almacene en la reserva.

La participación mexicana sería con el esquema para la construcción de las presas Amistad y Falcón, usadas por ambos países.

El proyecto enfrenta la oposición de grupos ecologistas que argumentan que la presa secará áreas ambientales sensitivas.