México D.F. Martes 16 de diciembre de 2003
Recibe hoy un homenaje en el auditorio Blas
Galindo del Centro Nacional de las Artes
Deplora Gutiérrez Heras la falta de educación
musical en las primarias
Un compositor siempre tiene prejuicios, pero el crítico
no debe tenerlos, explica a La Jornada
Considera que la intención de los creadores de
música culta consiste en trascender
ANGEL VARGAS
El
compositor Joaquín Gutiérrez Heras, considerado uno de los
autores referenciales en el medio musical mexicano, recibirá hoy
un homenaje por su prolija trayectoria de más de 40 años.
A iniciativa de los integrantes de la Orquesta de Cámara
de la Escuela Superior de Música habrá un concierto a las
20:30 horas en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes
(Río Churubusco y calzada de Tlalpan).
Con ese motivo, La Jornada entrevistó al
músico poblano nacido en 1927 a quien, con el fallecido compositor
jalisciense Manuel Enríquez, se ubica en la primera generación
-ajena a la escuela de Carlos Chávez, en cuanto a técnica
y estética- que intentó situar su quehacer dentro del contexto
de la música occidental a partir de 1950.
-¿Cómo observa el panorama de la música
mexicana?
-El nivel ha subido bastante, los jóvenes están
mejor preparados que hace 50 años, como ejecutantes, compositores,
directores y musicólogos. Desafortunadamente no se han ocupado mucho
de la educación musical en la enseñanza básica, lo
cual me parece muy lamentable.
Preferencia por el son veracruzano
-¿Tiene prejuicios en relación con la música?
-Un compositor siempre tiene prejuicios. Hay cosas que
uno siente que le son más afines y otras que no le interesan o inclusive
hasta les tiene cierto recelo. Un crítico, en cambio, no debe tenerlos.
Cuando hablo de prejuicios en el compositor, me refiero a aquellas opiniones
o gustos que se desprenden después de haber escuchado cierto tipo
de música o compositor. Es decir, no es algo que se tenga a priori.
Por ejemplo, yo tengo prejuicios contra algunos autores, como Berlioz y
Katchaturian; el primero me parece bombástico, mientras el segundo
pobre, aunque tenga algunas obras atractivas.
-¿Cuál es su relación con la música
tradicional?
-Cuando he hecho música para películas en
ocasiones he tenido que hacer alguna que suene a música mexicana.
No puedo decir que sea un compositor folclórico, pero muchas personas
me han dicho que mi música, aunque sea abstracta, suena a México.
Y eso me parece muy bien, aunque no sea ésa mi intención.
De lo tradicional, si bien no me siento atraído por algún
género en especial, prefiero el son veracruzano que el mariachi,
sobre todo por la dotación instrumental.
-¿Qué opina de géneros más
comerciales como el rock o el jazz?
-No tengo nada contra el jazz, hay cosas que me parecen
agradables y admiro mucho a ciertos músicos, pero la trayectoria
de este género ha sido tan larga y son ya tantas sus vertientes
que hay que ser muy específico para definir cuál es el tipo
de jazz que le gusta a uno. Así, prefiero todavía el jazz
de los principios que cuando se puso más culto y se diversificó
tanto.
-¿Y del bolero?
-De vez en cuando escucho alguno que me parece bonito
y bien hecho. Pero sentarme a escuchar boleros, pues no. No tengo mucho
contacto emocional con ese tipo de géneros.
Escribir una buena obra
-¿Cuenta con compositores o épocas de la
música que le sirvan como modelos?
-No tengo ni lo uno ni lo otro. Pienso que, aunque conscientemente
no se tomen modelos, uno siempre tiene huella de lo que ha escuchado y
vivido. En alguna que otra obra mía, por ejemplo, sí hay
influencia de Revueltas o de Chávez.
-¿Cuáles han sido sus obsesiones desde el
punto de vista artístico?
-Escribir una obra buena. No soy quién para expresar
si lo hice ya o no. Lo que sí puedo decir es que hay obras mías
que no me han parecido bien logradas y a veces las corrijo. Eso no es una
obsesión, pues muchas de mis obras las he debido escribir para un
plazo determinado y no terminan por gustarme, por eso las retomo.
-En el medio musical se le considera a usted como un compositor
de poca escritura.
-Las cosas cotidianas me quitan mucho tiempo, pero en
realidad es que tardo mucho en escribir. Es mejor que las personas digan
que por qué no escribo más a por qué no escribo menos,
cosa que yo podría decir de algunos compositores.
-¿Piensa que su obra es bien valorada?
-No sé si es bien valorada, pero así como
algunas de mis piezas han quedado por allí arrumbadas, hay otras
que se tocan con bastante frecuencia. La tirada de los compositores de
música culta es trascender, tener una obra que siga sonando; aunque
la primera fascinación es la música per se y el deseo
de escribir una obra que uno sienta que la hizo bien.
-¿Considera que la música como forma de
vida ha sido bondadosa con usted?
-Creo que sí, para mi sorpresa. Cuando decidí
dedicarme a este oficio no me importó cuál sería el
costo, así debiera trabajar de lo que fuera para sobrevivir. De
esa forma, impartí clases particulares, trabajé en el Fondo
de Cultura Económica, hice traducciones. Nunca ha sido mi obsesión
hacerme rico con la música, lo cual no quiere decir que no haya
personas que no persigan ese fin y que sea algo malo.
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