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México D.F. Miércoles 17 de diciembre de 2003

Suma dos nuevas obras a su prolífica bibliografía, publicadas por Era

Escribo libros cortos por pereza, impaciencia e inseguridad: Aira

El autor de La princesa Primavera propone ''reinventar todo el tiempo la libertad para no esclavizarse'' Aspiro a cierta honestidad artesanal en el relato de una historia, expresa

CESAR GÜEMES

Dos nuevos libros se suman al medio centenar que lleva publicados César Aira, uno de los autores más prolíficos de habla hispana: Las curas milagrosas del doctor Aira y La princesa Primavera, ambos publicados bajo el sello de Era.

El prosista argentino expresa en entrevista que ''escribir libros cortos, cada vez más cortos, no tiene ningún mérito especial. Simplemente sigo la pendiente de mis defectos: la pereza, la impaciencia, la inseguridad".

-ƑQué tiene de singular César Aira que puede mantenerse a contracorriente de la narrativa castellana actual, abonada por narraciones de más de 500 páginas?

-El formato breve es el que conviene a la clase de historias que se me ocurren y es el que conviene a la clase de escritor que soy. Si me hice escritor, fue para practicar una libertad que no habría encontrado en otras actividades. Y a la libertad hay que reinventarla todo el tiempo, porque es muy hábil para esclavizarnos.

''Como casi todo el mundo, soy bastante avaro con el tiempo de mi vida, sobre todo desde que estoy en la segunda mitad. Dedicarle años, o un año entero, a escribir una novela larga me parece una inversión exorbitante. Si la hiciera, tendría que ir sobre seguro. En cambio, los tres meses que me lleva una de mis novelitas, puedo permitirme perderlos, y eso me hace posible subir la apuesta cada vez, y experimentar con total libertad. Si sale mal, no pierdo gran cosa.''

El peligro de las metáforas

-En su ensayo La nueva escritura, afirma que ''entendidas como creadora de procedimientos, las vanguardias siguen vigentes y han poblado el siglo de mapas del tesoro que esperan ser explotados". ƑQuiénes en castellano estarían dentro de la vanguardia? ƑEstar fuera de ésta sería escribir sin tomar en cuenta la evolución de la literatura?

-Hablar de ''evolución" en literatura es hacer uso de una metáfora, tomada del darwinismo sin mucha pertinencia. Las metáforas son peligrosas, porque uno termina hablando de algo distinto de lo que se proponía hablar, o directamente sin saber de qué está hablando. Lo mismo pasa con la vanguardia, ''esa metáfora militar", como dijo Borges.

''En aquel artículo, que hoy no suscribiría, creo que quise hacer un elogio de la invención, que había quedado un poco desplazada u olvidada por motivos de testimonio y de responsabilidad social. Pero las ideas teóricas y programáticas las he usado de adorno o de provocación, o para tener algo que decir en los congresos o responder a los periodistas que me hacen entrevistas. No me las tomo muy en serio, y puedo variarlas a capricho. La creación va por un camino independiente, también sinuoso.''

-La princesa Primavera puede leerse como una parodia del poder en los países de América Latina. ƑEstaría conforme con esta visión?

-Me temo que no se me había ocurrido esa interpretación política. Cuando se me ocurre una historia, y hago una novela con ella, en lo único que pienso es en su mecanismo interno, en hacerla coherente y anudar satisfactoriamente todos los hilos. Eso ya me da bastante trabajo. Aspiro a cierta honestidad artesanal en el relato de una historia. Los sentidos que puedan formarse a partir de esa historia, los dejo a cargo del lector, y creo que mi lector ideal sería el que no busque ningún sentido.

''No me gusta la parodia, ni la sátira, ni el humor en general. El humor depende demasiado del efecto que produce, y si no produce efecto cae en el vacío. A veces he coqueteado con ese vacío, como un recurso estético más. Pero en general creo que la literatura no debería buscar ningún efecto; no debería rebajarse a ser una causa.''

Aliado del tiempo

-ƑQué tanto de César Aira persiste en el doctor Aira? ƑHubo algún enlace autobiográfico o seudoautobiográfico?

-Esa novela la escribí en medio de la angustia y el desconcierto que me producía la enfermedad terminal que estaba matando a un amigo muy querido. Como suele pasar con enfermos de cáncer desahuciados, él estaba probando con toda clase de curas alternativas. Le habían dicho que sólo un milagro podía salvarlo y él buscaba desesperadamente el milagro, como quien juega a la lotería. Supongo que había pensado que si uno se compra todos los números de la lotería va a ganar necesariamente, aunque haga mal negocio. No quería morirse, lo que es bastante comprensible. Pero a mí me pareció que un verdadero caballero no actúa así. Claro que yo no era él.

''En ese clima de confusión, me puse a pensar qué podía hacer un escritor. Un escritor nunca es otro, sino que es él mismo. Y ser uno mismo, disponer de todo el tesoro de diferencias que hace a un individuo, es algo bastante misterioso. No sabemos de qué poderes disponemos, porque no podemos compararnos con nadie.

-Ha alcanzado el medio centenar de títulos, Ƒes porque el proceso de escritura es una carrera de resistencia?

-Siempre escribí, y casi no hice otra cosa. Tuve el privilegio de una vocación, jamás pensé siquiera en hacer otra cosa que escribir. Eso ahorra mucho tiempo. Siempre escribí muy poco, porque prefiero leer. De joven podía dedicarle más tiempo, pero desde hace muchos años me he estacionado en una página por día, más o menos una hora de trabajo. Una vez que he llenado esa página, es como si se cerrara una válvula y debo esperar al día siguiente.

''Tengo muchas falsas partidas. De cada cinco novelas que empiezo, una la termino. No puedo pensarlas de antemano. Se van haciendo a medida que las escribo. Me llevan tres meses en promedio. Este año escribí dos. Es una disciplina indisciplinada, salvo por la constancia, que no me cuesta nada porque escribo por placer. Lo que tiene de bueno mi método es que pongo de mi parte al tiempo, el gran enemigo.

Fenómeno del esnobismo

Durante un tiempo, la obra de César Aira lo convirtió en un autor de culto. Hoy su realidad editorial es distinta, sus libros pueden encontrarse en diversos idiomas y varios países. Con el desarrollo de esta idea, el narrador concluye, desde Argentina:

-Esa categoría de autor de culto tiene algo de premio consuelo, para autores que no venden y que no son tan malos como para explicar que no se los lea por ese motivo, que dentro de todo es el más lógico. También apela al coleccionismo y en ese sentido soy culpable de haberlo alentado, por publicar muchos de mis libros en pequeñas editoriales casi secretas.

''Pero básicamente es un fenómeno del esnobismo. Y ahí es donde soy básicamente culpable de haber entrado en esa categoría, por los guiños ''para entendidos" de los que están llenos mis libros. No puedo evitarlos porque soy una rata de biblioteca.''

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