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México D.F. Miércoles 17 de diciembre de 2003
POESIA PARA LLEVAR
Ricardo Yáñez
Desde el camino
ACOMPAÑAR EN EL difícil camino de la contemplación poética o del fenómeno poético, parafraseo aquí un decir de Arbey en el cierre del taller llevado a cabo en San Cristóbal de las Casas durante ocho días (casi todos cuatro horas por sesión, incluido el domingo de muertos), es en buena parte mi vocación. Una vocación que de cualquier manera consume energía, sobre todo cuando anda uno saltando, por así decirlo, de estado en estado, de ciudad en ciudad.
UN YA NO demasiado cercano viernes, por ejemplo, estuve en Tuxtla Gutiérrez y la ciudad de México y el sábado ya por Puebla. El domingo de nuevo en el DF y el lunes en Monterrey, desde donde por la tarde del miércoles llegué a Guadalajara... a trabajar con músicos y coordinar, así a veces se dice, talleres (uno de ellos en la Escuela Normal Superior). Todo este cuento (que podría continuar con Tlaxcala, Perote, Jalapa, otra vez Puebla, Calpulalpan...) para compartir en mínima parte algo de lo aprendido por este palenquero, según alguien me seudodefinió, de la palabra lírica y la sensibilidad creadora (brincos diera).
EN PUEBLA NOS reunimos en el Patio Teatral Aída (tengo suerte para los lugares, que suelen resultar de buenos a excelentes, o por lo menos, para usar el término que espero pronto pase ya de moda, entrañables), de Fortunato Díaz, hombre bueno, telefonista jubilado, entusiasta de escenarios y anexas. Al obligadamente indicar que la poesía está por todas partes, cuestión de percibirla, abro una puerta y miro los girasoles, las mariposas blancoamarillas. Yo, porque los demás vieron un níspero cargado, pesado de frutos, y cielo, mucho cielo.
DE ALLI DON For nos invita a subir a medias una escalera desde la que nos es dado contemplar el baldío, ni tan baldío, de al lado. Aurora, que pasa, me parece, de los 80 años, se queda en el descanso junto a una maceta con una única flor, pequeña y suficiente, que irradia su magenta, y desde allí nos oye. De lo que oye saca lo siguiente: ''Miro el jardín/ Las nubes se despedazan en mariposas/ Volteo al cielo/ Las mariposas se agolpan en nubes". Ignacia muestra luego (ya lo traía, desde Tlaxcala, escrito) estos, aquí no se verá, escalonados versos: ''Deshoja/ Los chicalotes/ La neblina/ Caen/ Mariposas blancas". Y con esta especie de haikú: ''Belleza dormida/ La de las flores/ En la tarde fría".
LAMENTO NO HABERME quedado con textos, hechos in situ, de San Cristóbal. Baste al caso decir que allá materia prima hay de valía y que aproximadamente 20 personas, gentiles todas, me aguantaron ora sí que bien y bonito (si bien tuvimos que prescindir de la compañía de no aspirantes que imaginaron, el programa, lo siento, no lo precisó, podían llegar a sólo una sesión). Sólo me queda espacio para incluir algo de Monterrey, siquiera unos versos de Lourdes, equilibradamente defeña, oaxaqueña y regia: ''ƑEncuentras el camino/ o escuchas el canto/ del ruiseñor?// ƑEncuentras el camino/ o deja de doler/ y abres la puerta?// ƑEncuentras/ o dejas de buscar?" [email protected]
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