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México D.F. Miércoles 17 de diciembre de 2003
El serbio no debe ser considerada ''una lengua
chica'', advierte Goran Petrovic
Afortunado, quien ''al menos intuye la vibración
correcta de las palabras''
Reconoce el esfuerzo de los traductores por dar a conocer
su obra en otros idiomas
El próximo año se publicará en
México su novela La mano de buena suerte
DUBRAVKA SUZNJEVIC/ II Y ULTIMA ESPECIAL PARA LA
JORNADA
Entusiasmado porque este 2003 se tradujo y publicó
en México su novela Atlas descrito por el cielo y el próximo
año aparecerá La mano de buena suerte, el narrador
serbio Goran Petrovic habla, entre otros temas, de la fortuna de todo escritor
''que al menos intuye la vibración correcta'' de cada palabra expresada
en su entorno particular.
-Sus
novelas están ambientadas entre la historia universal (Atlas)
y la muy local (por ejemplo la segunda novela que evoca varios siglos de
la historia de Serbia). Aparte del interés por la historia de los
pueblos, sus obras se caracterizan por un cuidadoso manejo y exploración
de la lengua (que llega a ser inclusive uno de los ejes de su tercera novela
que tendremos oportunidad de leer el año que viene en México).
¿Se trata de una fascinación particular por la lengua?, ¿qué
piensa respecto de las ''lenguas chicas" en las que entraría también
su lengua nativa, el serbio, y las consecuencias de escribir en este tipo
de lengua?
-Son muchas preguntas: lo primero que se me ocurre y está
relacionado con la pregunta anterior es que en los años en que en
este país se vivió como se vivió, cuando era difícil
salir de él, fui uno de los que en varios años no salieron
del país, porque entre otras cosas era difícil obtener el
pasaporte. Eso tal vez hizo que por la falta de comunicación en
otros idiomas uno se volviera más hacia su propia lengua. Por uno
lado, eso no tiene que ser bueno, desde luego, pero por otro, tal vez no
está tan mal, porque me parece que yo ahondé más en
mi propia lengua y la conocí mejor. En ese contexto, no estaría
de acuerdo que ella fuera chica. Es cierto que esta lengua la habla un
número mucho menor que las personas que hablan el inglés,
francés o español, pero ella también tiene su belleza,
y toda una serie de matices con los que se puede decir o tratar de decir,
lo cual es desde luego la tarea de un escritor, esa clase particular de
sentimientos.
Adentrarse en el léxico
''Por eso -prosigue Goran Petrovic-, aparte de pensar
muy bien lo que voy a escribir, también pienso mucho sobre cómo
lo voy a escribir. Y no trato de armar sólo la construcción
de una novela o de un cuento al nivel de la novela o cuento, sino que trato
de adentrarme en los microconjuntos, al nivel de la oración, pero
también al nivel del léxico, de la palabra. Porque cada palabra
vibra de manera particular en un entorno particular y es afortunado el
escritor que al menos intuye la vibración correcta, y si en algún
momento la consigue, se trata de una verdadera fortuna; ésa es tal
vez la satisfacción que hace la vida del escritor, una vida. Los
temas históricos no son necesariamente así, pero yo siempre
consideraba y veía de esa manera aun la literatura universal.
''Creo que los nombres que estuvimos mencionando lo comprueban,
es decir, en cada escritor internacional, por llamarlo así, en realidad
la misma palabra internacional contiene la palabra nacional, debe existir
una dosis de lo que es nacional y yo espero que cuando hablamos de lo nacional
aquí, lo que está estrechamente vinculado con Serbia, por
ejemplo, o a la capital, Belgrado, o algunas impresiones de Kraljevo, la
pequeña ciudad donde vivo a 200 kilómetros de Belgrado, en
lo pequeño puede descubrirse lo grande, lo universal.
''Al igual que, así me parece, cuando los libros
bien escritos hablan de lo universal, dejan vislumbrar lo pequeño,
lo cotidiano, cercano a cualquier época. Así que cuando hablo
de siglos, y algunos libros, por ejemplo, el libro que mencionó
El cerco de la iglesia de la Santa Salvación cuya acción
abarca 800 años, espero haber logrado que en ese periodo se sintiera
también el pulso, las palpitaciones individuales de los personajes.
-¿Qué podría decirles a los lectores
hispanohablantes de su narrativa? ¿Cómo cree usted que el
Atlas... pueda funcionar en lugares tan distantes y disímiles
como Serbia y México?
-Pues, esta es, tal vez, la oportunidad de agradecer la
traducción de mi libro Atlas descrito por el cielo al español.
No es fácil traducir mis libros, lo sé porque tú me
dijiste, así como me lo decían también los traductores
al ruso, al francés, al italiano y a otras lenguas a las que se
están traduciendo actualmente mis libros. Es decir, es el tipo de
literatura que no se traduce fácilmente, desde luego si se quiere
lograr el tono que el escritor impregnó en un libro.
Felicidad por el acto de crear
''Por ahora estoy contento -manifiesta Petrovic-, porque
siento que todos mis traductores -con eso parece que me estoy apropiando
de ellos-, empezaron a traducirme porque lo quisieron; no porque se tratara
de encargos de grandes casas editoriales, sino por sentir la necesidad
de trasladar esa clase de literatura a otra lengua, de dar a conocerla
para otros lectores. Después, estoy agradecido desde luego con mi
editor mexicano, ahora lo puedo decir con seguridad, porque este año
salió Atlas descrito por el cielo y el siguiente saldrá
La mano de buena suerte, y con la gente que se esforzó para
que Atlas... tuviera, entre otras cosas, el mismo aspecto gráfico,
el cual es bastante complejo, como la edición original y con la
gente que hizo que el libro se viera tan bien como se ve. Cumplieron con
cada detalle de nuestro acuerdo y el libro apareció en el tiempo
previsto. Así que tengo esperanza, aunque esto fuera sólo
el comienzo, si es que es así, de que sea el inicio de lo que podría
seguir en español, desde luego despacio, no de la noche a la mañana,
pero que ese tipo de literatura, esos libros lleguen a los lectores mexicanos
y en general a otros lectores hispanohablantes. ¿Qué es lo
que encontrarán en mis libros?, es una interrogante para mí;
¿cómo van a experimentarlos en una cultura de características
totalmente diferentes?, lo vamos a ver más adelante, pero espero
que exista el mismo tipo de eco, vigente en el serbio o en español,
un eco interior y no sólo exterior, que la literatura produce en
cada uno de nosotros.''
-Hoy día usted es desde luego un escritor famoso
en su país y se está dando conocer en el extranjero, en Europa
y fuera de ella. ¿Cuál es su relación con la fama
y cómo diría que ésta ha influido en su vida?
-No sé cómo sonará esto en español,
porque nuestra conversación tendrá que traducirse desde luego,
pero tengo la costumbre de contestar a ese tipo de preguntas muy brevemente:
todo eso me alegra, es decir, cada éxito o premio, tal vez una nueva
edición de uno de mis libros o la traducción, me alegran,
pero lo que me hace feliz, se trata de un matiz sutil, pero decisivo, es
el acto mismo de la creación, el acto de escribir cuando se gesta
un nuevo manuscrito, a veces con dificultades, muy despacio, arduamente;
otras con febrilidad, como en un trance. Son los momentos que me hacen
sentir feliz. Así que cuando esa alegría y esa felicidad
se juntan, se obtiene una especie de satisfacción y lo que forma
en gran parte mi vida, en realidad la escritura, y a veces también
escuchar las reacciones a lo que está escrito.
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