México D.F. Miércoles 17 de diciembre de 2003
La obra de Olafur Eliasson recrea una puesta del sol en la niebla
Monumental instalación en la Tate Modern de Londres convoca a miles de visitantes
DPA
Londres, 16 de diciembre. Una obra de arte en Londres va camino de convertirse en objeto de culto. La monumental instalación de una salida del sol en la niebla, del artista Olafur Eliasson, atrae desde finales de octubre a miles de visitantes a la galería Tate Modern. La obra se aleja de la inaccesibilidad de muchas otras piezas de arte contemporáneas, pues coloca al observador en el centro y lo seduce con una atmósfera de ensueño.
Al entrar en la sala de turbinas de 152 metros de largo de la Tate Modern, la fina niebla hace creer al visitante que se acerca a un disco gigantesco de color naranja, que parece un sol saliendo o poniéndose.
El tamaño de la sala se aumenta ópticamente con un espejo que ocupa todo el cielo raso. Los visitantes, que se reúnen por cientos, se ven a sí mismos del tamaño de hormigas en el espejo y pasan así a formar parte de la obra de arte. Esta es la atracción principal.
Muchos observadores meditan bastante tiempo sobre su diminuto reflejo en el cielo raso. Algunos intentan diferenciarse de los demás saludando con la mano o colocándose en formaciones en el suelo.
En el espejo de Eliasson, todos se ven iguales. Eso se debe a la distancia con el suelo y a la luz anaranjada que hace aparecer a todos en blanco y negro.
Richard Dorment, crítico del Daily Telegraph, habla de una experiencia casi espiritual, opinión que es compartida por muchos visitantes. A Dorment le pareció ''que ante el enorme sol en la sala de turbinas podemos reconocer nuestro lugar insignificante en la infinidad del sistema solar".
En realidad, la obra del artista es una enorme ilusión óptica puesta en escena de manera consciente. El disco de color naranja es sólo medio disco, que se duplica al reflejarse en el techo.
Mezcla de azúcar y agua
El cielo raso, a su vez, no está cubierto con un único espejo, sino con varios cientos de ellos colocados de manera estratégica y eso genera deformaciones en los bordes externos del ''sol" y hacen que éste parezca tan realista.
Si se rodea la sala, pueden verse las 200 lámparas que componen la luz solar y los soportes de los espejos en el techo.
Las percepciones de ilusión y realidad es el tema principal de este trabajo. Ni siquiera la neblina es lo que parece, sino que se trata de una mezcla de azúcar y agua. El artista probó con diez versiones diferentes de niebla durante el año de planificación del proyecto, que costó unos 370 mil dólares.
Eliasson, quien se ocupa preferentemente de temas vinculados con la naturaleza, se inspiró sobre todo en las puestas y salidas de sol de William Turner.
A lo largo del año, la Tate Modern ofrece su sala de turbinas por varios meses a determinados artistas. Entre quienes precedieron a Eliasson, figuran Louise Bourgeois y Anish Kapoor. Una portavoz de la galería explicó que el trabajo de Eliasson es hasta ahora el más exitoso de la serie y concluirá exhibición el 21 de marzo.
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