México D.F. Sábado 27 de diciembre de 2003
Las demandas no son satisfechas: Rebolledo Reséndiz
Negligencia oficial en la educación de indígenas
Otro punto crítico es el acotamiento a jóvenes, sostiene
JOSE GALAN
Gran parte de los intereses de grupos y de intelectuales indígenas que actualmente promueven proyectos educativos alternativos de nivel superior en sus comunidades se inscriben dentro de los "cataclismos indígenas" originados por el movimiento neozapatista y los movimientos mundiales de lucha contra el neoliberalismo, y porque la oferta tradicional de educación media superior no ha podido responder a la demanda potencial de los pueblos indígenas.
Es más, la oferta del bachillerato convencional no sólo no ha podido satisfacer la demanda potencial en educación media superior en las regiones indígenas, sino que tampoco ha sido hasta el momento una oferta pertinente ni en términos culturales y lingüísticos ni en términos de desarrollo económico y social, advierte Nicanor Rebolledo Reséndiz, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional en el análisis Heterogeneidad y autonomía indígena. Los bachilleratos comunitarios y las políticas de reconocimiento.
Sostiene que los proyectos curriculares y los problemas inherentes al discurso pedagógico del llamado sistema modular, así como la formación de profesores para tal sistema "plantean una serie de problemas para dichas comunidades, sobre todo en lo que concierne a la crítica del papel que ha jugado la escuela tradicional".
Considera que las preguntas a plantear y responder serían si la educación comunitaria de los bachilleratos en realidad impulsa la cultura local y revitaliza la lengua materna de los estudiantes, al tiempo que desarrolla competencias académicas, y si esta educación comunitaria explícitamente apunta hacia el etnodesarrollo y la sustentabilidad.
Al analizar la situación de los bachilleratos comunitarios indígenas sostiene que existen problemas de orden político y sociocultural, "de definición comunitaria e institucional", en los que cabe la discusión acerca del origen político de los distintos proyectos, "si han tenido su nacimiento en las comunidades, y son producto de las dilatadas luchas indígenas, y que por eso no son reconocidos", o han sido proyectos alternativos impulsados e inducidos por organismos no gubernamentales, y que han conseguido algún margen de acción dentro de las comunidades "por lo que no importa mucho el castigo financiero de las autoridades", o han sido propuestas inducidas por programas gubernamentales y, en tal sentido, han demostrado una limitada participación de las comunidades.
"En este mismo punto podemos muy bien localizar el debate respecto de los derechos indígenas y la lucha autonómica, la política de las asambleas comunitarias y la aplicación de los usos y costumbres, el sistema consuetudinario en la vida municipal, la presión institucional para regular los sistemas educativos, y el castigo financiero", añade.
Apunta, además, hacia el reconocimiento oficial de proyectos académicos, y advierte que en tal sentido "la mayoría de los bachilleratos indígenas han transitado por un camino difícil y que, a pesar de ello, no han conseguido establecer bases sólidas de asentamiento institucional dentro de la educación pública, precisamente por ser proyectos culturales de carácter local, autonómicos, con planes de estudio que no corresponden a los establecidos por la Secretaría de Educación Pública (SEP)", y subraya que "éstas son, entre otras, las razones por las cuales han sido operados mediante la figura de escuelas privadas incorporadas".
En su análisis, Rebolledo Reséndiz detecta dificultades en el desarrollo curricular inherentes al discurso pedagógico crítico de los sistemas modulares que, considera, han abierto el debate sobre la conveniencia de vincular la cultura indígena con la educación, la producción local y la construcción de la autonomía; "de recoger la experiencia histórica de los pueblos indígenas para fortalecer la identidad étnica, y orientar de ese modo los designios que plantea el desarrollo y el multiculturalismo; de usar la lengua nativa y el legado simbólico de la cultura como base del aprendizaje y la generación de conocimientos; de retomar el desarrollo tecnológico para ponerlo al servicio de la comunidad, y colocar a la etnia como centro de la formación intelectual de los jóvenes". Pero reconoce: "la principal dificultad ha consistido en la resistencia de algunos grupos tradicionalistas a reconocer lo propio de su cultura como potencia de trabajo y como objeto de transformación".
Destaca también el problema de los profesores y docentes que, "como sabemos, en muy contadas excepciones han funcionado dentro de los bachilleratos con profesores no indígenas y con una formación docente que no siempre corresponde con los enfoques pedagógicos y el sistema modular adoptado por los bachilleratos". Y con la apertura de los bachilleratos indígenas han aflorado también otros problemas que "han puesto en tela de juicio tanto la educación primaria como la secundaria, principalmente el bajo nivel académico con que llegan los estudiantes al bachillerato, y otro problema sería el grado de aculturación a que han sido sometidos los jóvenes".
Finalmente, el investigador apunta como "una cuestión crítica" el llamado "problema de los jóvenes", es decir, el quiebre de las generaciones, la resistencia de los "viejos" de la comunidad a la apertura del pensamiento crítico de los jóvenes, el distanciamiento de los "jóvenes" de la cultura indígena, la invasión del Internet y la comunicación ciberespacial.
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