México D.F. Lunes 5 de enero de 2004
El proyecto beneficia a los patrones y creará
una clase laboral sin influencia
Maniobra política de Bush, la anunciada reforma
migratoria, consideran en EU
La medida, parte de la estrategia de relección
del mandatario, afirman activistas
DAVID BROOKS CORRESPONSAL
Nueva York, 4 de enero. El presidente George W.
Bush tiene la intención de anunciar esta semana lo que su gobierno
caracterizará como una extensa reforma de las leyes migratorias,
justo unos días antes de su reunión con el presidente Vicente
Fox en Monterrey, en el contexto de la Cumbre de las Américas.
Pero esto ha causado especulaciones sobre si la propuesta
tiene el propósito de impulsar una reforma migratoria amplia y de
fondo, o si sólo es una maniobra política diseñada
para la campaña de relección de Bush, este año.
Funcionarios
de su gobierno han empezado a filtrar algunos aspectos de esta iniciativa,
aunque no hay mayores detalles, y hoy el Washington Post divulgó
que el plan contendrá un nuevo sistema para facilitar el ingreso
de inmigrantes mexicanos y de otros países si hay empleos disponibles
para ellos, un mecanismo para permitir la regularización de algunos
indocumentados, y otro para autorizar que todo trabajador inmigrante de
México pueda recuperar al regresar a su país el pago de sus
fondos al sistema de pensiones del Seguro Social.
Tal como informó La Jornada poco antes de
las fiestas de fin de año, Bush y otros altos funcionarios habían
adelantado su intención de promover alguna iniciativa para reformar
las leyes migratorias, y en estos últimos días se han filtrado
detalles del plan que el presidente espera poder anunciar formalmente este
miércoles. En esos primeros comentarios, el gobierno de Bush subrayó
que no estaba promoviendo nada que se pareciera a una "amnistía",
sino una reforma basada en las necesidades de patrones y trabajadores,
a lo que se refirió como un mecanismo entre "patrones y trabajadores
dispuestos".
Programa con ajustes mínimos
Para algunos defensores de los derechos de los inmigrantes,
estas primeras caracterizaciones de la reforma parecían dibujar
un nuevo "programa de trabajadores huéspedes" con cambios mínimos.
Fuentes oficiales filtraron al Washington Post
que un aspecto que se enfatizará es el de los fondos que todo empleado
en Estados Unidos paga al sistema de Seguro Social, pero que los indocumentados
-quienes dejan miles de millones de dolares- jamás recuperan en
la forma de pagos de jubilación, ya que usan credenciales del Seguro
Social falsas.
No hay mayores detalles sobre qué tipo de mecanismo
será el propuesto para la regularización de la condición
migratoria de algunos trabajadores indocumentados ni del tipo de visas
que se ofrecerán a quienes tienen empleo asegurado en Estados Unidos.
Sin embargo, las fuentes oficiales señalaron que la propuesta de
Bush adopta varias de las señaladas en el proyecto promovido por
el senador John McCain y los representantes Jim Kolbe y Jeff Flake, todos
republicanos de Arizona.
Entre los mecanismos que están en la iniciativa
figura la creación de un banco de datos sobre empleos disponibles
que, si no hay estadunidenses dispuestos a ocuparlos, podrían ser
otorgados a inmigrantes. A éstos se les ofrecería una visa
de trabajador temporal con validez máxima de seis años.
Para los indocumentados que radican en este país
se propone ofrecer una visa por tres años, si se cumplen ciertos
requisitos, y después la posibilidad de solicitar una visa de trabajador
temporal. En esencia, esta propuesta legislativa es una combinación
de un nuevo programa de trabajadores huéspedes con un mecanismo
muy limitado de legalización de algunos indocumentados.
Esto preocupa a varios promotores de una reforma más
amplia, ya que señalan que un programa de trabajadores huéspedes
no resuelve los problemas de fondo de los inmigrantes, y sólo beneficia
a los patrones y los sectores económicos que dependen de esta mano
de obra. Frank Sharry, director del Foro Nacional sobre Inmigración,
comentó al Washington Post que la propuesta de Bush, hasta
donde se sabe, y en particular la medida de ofrecer los fondos de jubilación,
pero sólo después de que un trabajador retorne a su país
de origen, podrían crear "una clase permanente de trabajadores temporales
sin ningún poder político" aquí.
Por otro lado, hay un sector duro dentro del Partido Republicano
que se opone a cualquier reforma para lo que ellos llaman "liberalizar"
las leyes de migración.
Pero en ningún sector cabe duda de que una clave
para la iniciativa de Bush es cómo será utilizada en el marco
de su estrategia de relección en los comicios de noviembre. El tema
es considerado clave en el intento por lograr el apoyo del electorado latino,
pero también es de gran interés para sectores influyentes,
como el de servicios y el agrario, y para varias regiones del país.
Aunque algunas de las medidas no son muy diferentes de
las de sus opositores demócratas, Bush y sus estrategas siempre
han buscado controlar el tema en el debate político.
El anuncio seguramente será interpretado como un
regalo de Navidad de Bush a Fox, ya que el presidente mexicano ha insistido
en resucitar la negociación bilateral sobre migración, la
cual ha quedado estancada desde el 11 de septiembre de 2001. Pero observadores
aquí advierten que podría ser menos un regalo que una maniobra
política cuyos fines son exclusivamente diseñados para la
campaña de relección del presidente estadunidense.
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