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México D.F. Martes 6 de enero de 2004
Cuauhtémoc Cárdenas
Recuperar la dignidad
"Toma EU control de revisiones en el aeropuerto del DF"
y "Ocupará FBI la terminal aérea el tiempo que desee. Hay
acuerdos internacionales: Gobernación", fueron los encabezados principales
de La Jornada los días 3 y 4 de este año que comienza, y
"PFP: el operativo en el aeropuerto concluirá cuando ordene Gertz"
es el título de una nota del mismo diario, del domingo 4.
Estos encabezados y las notas correspondientes, muy similares
a los de otros medios informativos de esta capital, son anuncios de graves
violaciones a nuestra soberanía y a las leyes del país, y
anuncios de más violaciones que habrán de darse con la anuencia
y complacencia del gobierno federal.
Nadie, con un mínimo de razón, puede oponerse
a que se tomen medidas preventivas para evitar actos de terrorismo y a
que contra éste se libre un combate a fondo dentro de las leyes
internacionales y las que rigen en cada nación. Pero eso no debe
significar que el gobierno mexicano permita que impunemente se atropelle
la soberanía nacional ni que nuestros gobernantes, con ya una más
que maltrecha y quebrantada dignidad, humillen aún más su
testuz frente al poder imperial.
A raíz del ataque que destruyó las Torres
Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, de acuerdo con fuentes oficiales
estadunidenses, el gobierno del país vecino pidió al mexicano
que agentes policiacos armados, vestidos de civil, fueran en los vuelos
de aerolíneas comerciales que esas autoridades consideraran peligrosos,
y el gobierno de México, a decir de fuentes gubernamentales estadunidenses,
"desde un principio aceptó el pedido" (Proceso, 4/I/2004),
aunque el secretario Santiago Creel declarara que no había habido
petición formal para tomar ese tipo de medidas por el gobierno estadunidense,
sino que sólo le habían "comentado" (Proceso, 4/I/2001).
Entonces, ¿por un simple comentario los funcionarios
del gobierno foxista entregan todo: honra, dignidad, la soberanía
de la nación que protestaron salvaguardar? ¿Quién
está gobernando hoy en México? ¿Fox, Creel, Gertz,
o Bush, Ridge, Garza y sus agentes?
A petición o a "comentario" de la embajada de Estados
Unidos en México se suspenden los vuelos de aeronaves mexicanas;
en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se ha montado
una oficina desde la cual operan agentes de la FBI y de la Oficina Federal
de Transporte de Estados Unidos, que revisan las listas de pasajeros y
determinan quién puede viajar y quién no, que se han hecho
cargo de decidir cómo y cuándo se revisan los equipajes de
la gente que viaja y qué vuelos pueden aterrizar y cuáles
pueden despegar.
Miguel Angel de la Torre Ruelas, jefe del Grupo de Operaciones
Especiales de la Policía Federal Preventiva, quien cumple las instrucciones
que libran los agentes estdunidenses, ha declarado (La Jornada,
3/I/2004) que si un agente de EU, de los que viajan armados en los vuelos
que llegan a México, no trae pasaporte, le han indicado que "si
va a pernoctar y no tiene pasaporte, no hay problema, las autoridades estadunidenses
se hacen cargo de ellos... los agentes de EU son entregados a personal
de su embajada", cuando cumpliendo con la ley, en primer lugar, no debiera
permitírseles abordar un avión sin sus papeles en regla,
y si a México llegan sin documentos, debieran entregarse no a personal
de "su embajada", sino a los agentes de la Migración mexicana. En
este hecho vemos cómo respetan y cumplen con la ley los funcionarios
de la Secretaría de Seguridad Pública.
Un gobierno y funcionarios que respetaran su investidura,
ante esta situación, empezarían por seguir el ejemplo que
está dando al mundo la justicia brasileña, que decidió
imponer a los estadunidenses que viajan a su país un tratamiento
especial, en reciprocidad -regla de oro de una diplomacia bien llevada-
al tratamiento que las autoridades de Estados Unidos dan a los viajeros
brasileños: estadunidense que llega a Brasil se le fotografía
y se le toman las huellas dactilares.
Como tratan las autoridades estadunidenses a los mexicanos
debiera tratarse a los estadunidenses que viajan a nuestro país,
aplicando la más simple regla de la reciprocidad en las relaciones
entre los dos países.
Como medida de dignidad, el gobierno mexicano debiera
sacar de inmediato a los agentes de la FBI y de la Oficina Federal de Transporte
de Estados Unidos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México,
y si no tuvieran otra tarea, reconocida y aceptada por el gobierno mexicano,
acorde además con nuestras leyes, esos agentes debieran salir de
inmediato del territorio nacional. Cualquier labor de vigilancia e inspección
que se lleve a cabo en la terminal aérea de la ciudad, en otros
aeropuertos y en aeronaves que operen con matrícula mexicana, debe
ser exclusivamente por autoridades mexicanas, sin "supervisión"
ni intromisión de agentes extranjeros.
Una sana modernización de la política migratoria
debiera ser que ésta tendiera a reducir las restricciones en los
pasos fronterizos, llegar a la supresión de visas y finalmente a
permitir el libre tránsito, no sólo de mercancías,
sino también de personas.
En la relación internacional el único trato
válido, es el trato de iguales. Sólo la igualdad preserva
la dignidad. No se trata de que en reciprocidad, policías de México
vayan a atropellar las leyes y a violentar las garantías de los
estadunidenses.
Es preciso poner fin a esta humillante situación.
El titular del Ejecutivo, Vicente Fox, debe ordenar a la brevedad el cese
de estos operativos degradantes para todos los auténticos
mexicanos, para su investidura y para su gobierno, que se realizan bajo
el dictado de agentes estadunidenses.
Los mexicanos, los que verdaderamente amamos a nuestro
país y lo queremos soberano e independiente, no podemos permanecer
indiferentes ante esta nueva agresión a la soberanía de la
nación. Una vez más, se violan nuestras leyes y se ofende
nuestra dignidad. Exijamos que se ponga fin, de una vez y para siempre,
a la operación ilegal de agentes estadunidenses en nuestro suelo.
Protestemos en todas las formas posibles. Actuemos con patriotismo.
México, DF, 5 de enero de 2004.
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