México D.F. Martes 13 de enero de 2004
"La dictadura no tiene lugar en las Américas",
advierte en la sesión inaugural
Llama Bush a sumarse a la cruzada de EU contra Cuba
A las buenas intenciones de los discursos se
contraponen los múltiples conflictos regionales Fox y Lagos
señalan la injusta distribución del ingreso y la pobreza
que privan en Latinoamérica
BLANCHE PETRICH, ROBERTO GONZALEZ Y ROSA ELVIRA VARGAS
ENVIADOS
Monterrey, NL, 12 enero. Paul Martin, primer ministro
de Canadá, remató un emotivo discurso acerca de cómo
restaurar la confianza resquebrajada del continente, aquejado por las dificultades
económicas y la fragilidad de sus democracias: "Del Artico al Antártico,
América es nuestra". En el largo podio donde se puso en escena la
inauguración de la Cumbre Extraordinaria de las Américas,
en esta capital, los 34 presidentes del hemisferio aplaudieron.
Pero debajo del mantel del protocolo asomaron los conflictos
y las tensiones que jalonean las relaciones en la región. Para abrir
boca, la semana de golpeteo mutuo entre Washington y Caracas culminó
esta noche con una silla vacía en el banquete ofrecido por los anfitriones
del encuentro presidencial. Hugo Chávez, mandatario de Venezuela,
desairó la invitación a cenar con sus homólogos.
Y en los discursos que se pronunciaron durante la sesión
inaugural relucieron todavía más contradicciones.
Por
lo pronto, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, uno de los
seis oradores en la sesión inaugural del encuentro, no desaprovechó
la oportunidad para demandar a los demás jefes de Estado su adhesión
a la vieja cruzada de Washington contra el gobierno de Fidel Castro en
Cuba. "Debemos estar firmemente al lado de aquellos cubanos que por medio
siglo han enfrentado la represión. La dictadura no tiene lugar en
las Américas", declaró. Y con un gesto paternal dio una palmadita
en la espalda de sus aliados: "Los países de este continente que
han hecho contribuciones a la democracia pueden tener éxi-to". Y
guiñó un ojo.
En este encuentro de presidentes, que se convoca con una
agenda tan ambigua como ésta -desarrollo económico con equidad,
gobernabilidad y desarrollo social-, los gobiernos no terminaban anoche
de negociar una declaración conjunta, mientras en los salones privados
de los distintos hoteles que albergan a los ilustres visitantes de Monterrey
se desplegaba el verdadero ejercicio de este encuentro: maratónicas
reuniones bilaterales que sirvieron a los mandatarios para amarrar o desamarrar
acuerdos que luego afloraban a la superficie -es decir, al conocimiento
de los medios de comunicación- como una lluvia de temas diversos:
migración, combate a la corrupción, reducción de costas
de las remesas y la fuerte presión de Washington para acelerar el
proceso del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Pero si las buenas intenciones privaron en los discursos,
los conflictos políticos no abandonaron los verdaderos propósitos
de los mandatarios.
En el complejo de la vieja planta de Fundidora Monterrey
-un monumento a la desindustrialización convertido en centro de
entretenimiento- se encuentra un galerón de ladrillo que funciona
como cineteca. Ese fue el escenario elegido para echar a andar esta cumbre.
Fue un acto de señales encontradas. Así,
mientras Bush proclamó una vez más su credo: "Creo en el
comercio, abrir mercados es la mejor forma de sacar a la gente de la pobreza",
otros dos jefes de Estado, el chileno Ricardo Lagos y el canadiense Paul
Martin, insistieron en que las fórmulas para el crecimiento económico
y las cláusulas democráticas no pueden funcionar sin un gran
pacto social que sustente las acciones de los gobiernos. Porque, como dijo
Lagos, "América no es el continente más pobre, pero sí
uno de los más injustos".
Y pocos minutos después de que el presidente Vicente
Fox citara cifras del Banco Interamericano de Desarrollo para lamentar
que en América Latina 44 por ciento de la población vive
por debajo de la línea de pobreza y 65 por ciento carece de un empleo
digno, el propio directivo de esta institución, Enrique Iglesias,
hizo una declaración sorprendente:
Hacía tiempo -dijo el veterano uruguayo de la banca
de desarrollo- que América Latina no vivía tiempos de "bonanza"
como ahora. "Soplan -afirmó- vientos favorables".
El discurso del banquero veía las cosas por medio
de un prisma muy distinto al utilizado por Horst Koehler, director gerente
del Fondo Monetario Internacional, quien había dicho momentos antes
que observaba con cierto optimismo las posibilidades de recuperación
del continente, pero "por supuesto que no pueden descartarse choques y
crisis futuras, ni siquiera aplicando las mejores políticas''.
En su turno, el mandatario chileno, Ricardo Lagos, puso
en el tapete la verdadera cuestión: cómo crecer con equidad
y cómo puede ser América Latina capaz de derrotar la pobreza
y de introducir elementos de mayor gobernabilidad entre los países.
A Lagos, quien está metido en un intenso cabildeo
para llevar la candidatura de su ex canciller Miguel Inzulza a la secretaría
general de la Organización de Estados Americanos y, eventualmente,
su propia postulación para la Organización de Naciones Unidas,
lo persiguió hasta aquí el reclamo boliviano por la salida
al mar. Los intentos del presidente de Bolivia, Carlos Mesa, por colocar
esta demanda de su país en un primer plano de la discusión
de la cumbre serán acotados por el presidente argentino, Néstor
Kirchner, y por el propio anfitrión, Vicente Fox Quesada, quienes
apoyan los esfuerzos de Chile por impedirlo.
Para finalizar la jornada, en la cena que el gobernador
Natividad González Parás ofreció a los jefes de Estado
y de gobierno visitantes, el presidente Fox señaló que, aun
cuando la democracia es ya una realidad en América, "tenemos todavía
el desafío de lograr una prosperidad compartida entre todos nuestros
pueblos, incluidos los indígenas, que deben tener el lugar que les
corresponde en el desarrollo de nuestras sociedades''.
En el acto, celebrado en el patio central del palacio
de gobierno de Nuevo León, Fox rindió un homenaje a Norberto
Bobbio, pensador italiano que falleció la semana pasada, "a quien
tanto debemos quienes creemos en la democracia y luchamos por ella''.
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