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México D.F. Martes 13 de enero de 2004
DISCOS
José Agustín Ramírez
Los grandes discos de rock de 2003
The White Stripes: Elephant
POR
LA LEY del mínimo esfuerzo, el ganador a mejor disco del año
es el insólito dúo de los hermanos Jack y Meg White, con
su cuarto disco Elephant, el mejor hasta ahora, que superó
la tarea de resistir y aprovechar el gran éxito de su álbum
anterior, White blood cells. En Elefante, The White Stripes
demuestra su talento para reinventarse mientras regresan a sus diversos
estilos, que se fundamentan en un rock-punk-minimalista-country-blues-de-garage,
en rolas con la gracia arrabalera de un Rockdrigo o Bob Dylan, y cuando
se pone pesado, la influencia proto-punk-tipo Iggy Pop. Un nuevo clásico
que no debe perderse.
Radiohead: Hail to the thief
DESPUES
DE CUATRO discos excelentes, y uno un poco menos
consistente, la sorprendente carrera de los Cabezaderadio volvió
a la carga con más fuerza, recuperando la trayectoria de esa evolución
que, en cámara rápida, mejora con cada producción
su calidad genética, adaptándose con maestría a las
nuevas tecnologías, cosa sorprendente en una banda que arrancó
con el puro poder de sus guitarras y la voz visceral de Thom Yorke, el
principal compositor y letrista, que frente a nuestros ojos sufrió
una bella metamorfosis futurista, junto con todos sus superdotados camaradas,
que con este Salve al ladrón, se transforman en profetas
de una nueva era en la música electrónica. Hail to the
Thief los pone a la cabeza de ese legendario rock rebelde y visionario,
logrando combinar sus ya conocidos talentos con el nuevo mundo de las computadoras
y demás magia digital, creando grandes rolas de tristeza y furia
cibernética, para subir a la cumbre, entre protestas, como el mejor
grupo de los 90 y quizá también de este nuevo milenio, que
desde aquí se escucha oscuro y biomecánico.
Massive Attack: 100th Window
UNO
DE LOS proyectos más innovadores y propositivos de la música
electrónica es Massive Attack. La fuerza pionera detrás del
mo-vimiento trip-hop, que con su quinta grabación, la Ventana
No.100 se eleva a niveles peligrosos, en el borde del rascacielos que
están construyendo, disco tras disco, con la más sofisticada
arquitectura, especialmente sorprendente, misteriosa e hipnótica
en este nuevo álbum. Cada una de sus producciones ha sido excelente,
si bien este disco reciente parece una continuación del anterior,
lo cual decepcionó a los más exigentes, pero es irrelevante
para los fanáticos, pues el trabajo es genuino y elegante, ominoso
y nocturno, sensual y narcótico. Además, para compensar la
desaparición de varios fundadores y colaboradores clásicos
de la banda (exceptuando la deliciosa voz de Horace Andy), se cuenta aquí
con la presencia de Sinnead O'Connor, quien escribe y canta en tres piezas,
mientras que el oscuro y enigmático genio detrás de el Ataque
Masivo, Robert 3D del Naja, se rifa el resto, mientras coordina
toda la atmósfera instrumental, a los músicos invitados y
el diseño final de esta obra de arte Tecnoilógica-alucinógena.
P.D. Massive Attack es el corazón de una extraordinaria asociación
de artistas que incluye a Portishead, Tricky y Craig Armstrong.
Joe Strummer and The Mescaleros: Street Core
LA
INOLVIDABLE DESPEDIDAdel maestro Joe Strummer, el cabecilla y autor
intelectual de la legendaria banda The Clash, los pa-dres del rock punk
con cerebro, regresa en este último disco, Street Core, el
cual casi terminó de producir antes de morir, y donde se siente
más vivo que nunca y tan rebelde como siempre, legándonos
rolas como Get down Moses, uno de esos himnos clásicos del
Clash. En esta canción, Strummer vocifera "¿Quiénes
patrocinan los guettos del crack?, ¡vamos todos juntos a derrumbar
los muros de Jericó!", haciendo una obvia paráfrasis de la
historia bíblica en la que Josué tumbó las murallas
de esa ciudad para que pudieran conquistarla los judíos, contra
los que ahora Joe incita a rebelarse, hasta derribar los muros que han
impuesto al pueblo palestino. Al parecer Strummer y los Mezcaleros decidieron
dejar lo mejor para el final, a pesar de que su disco anterior, el Global
a Go-Go, ya era un muy digno retiro; pero como si hubiera tenido un
plan secreto bajo la manga, nos deja esta valiosa herencia y se larga de
este mundo en pie de guerra, y bajo protesta contra el gran imperio de
las mentiras.
Warren Zevon: The Wind
POCOS
ARTISTAS LOGRAN dejar un testamento en obra artística,
pero que sea además su obra maestra, es más raro todavía.
Tal es el caso de Wa-rren Zevon, quien anunció en septiembre del
año pasado que tenía cáncer de pulmón inoperable
y escasos meses de vida. Debió ser muy fuerte, de cuerpo y alma,
para grabar el mejor disco de su carrera, sabiendo que tenía los
días contados y aún así producir El viento,
con una pequeña ayuda de sus amigos y admiradores, entre ellos Bruce
Springsteen, Ry Cooder, Emmylou Harris, Tom Petty y The Eagles. Las canciones
fueron escritas sabiendo que tenía escasos tres meses de vida y
se grabaron a toda velocidad, antes de que la enfermedad lo debilitara
demasiado. Son rolas muy serias sobre la muerte, de alguien que siempre
se burló de ella y vivió al máximo, y también
dedica varios temas a los dilemas de otros, por ejemplo la excelente Prision
grove, todo un himno para quienes purgan condena en algún pinchurriento
reclusorio. El Viento será el epitafio de Warren Zevon.
John Cale: Hobo Sapiens
EL
INTERPRETE DE las violas sicóticas del Velvet Underground, en
el disco del plátano de Warhol, miembro fundador de la banda más
ma-ciza de los 60, el maese John Cale, nos ofrece un disco que es, sin
discusión, el mejor en un par de décadas, el Hobo Sapiens,
en donde funde sus letras visionarias con música ultramoderna, que
sin embargo cambia constantemente, sin contemplaciones, con excelentes
rolas cantables-rock-casi-pop, como Things, que después se
repite en otra versión radicalmente diferente, en donde la peste
de la decadencia corrompe a todo el que la escucha. Hobo Sapiens
es un disco apasionante, aventurado, lujurioso y erudito. Se trata de Cale
en su faceta mas intrépida, y mientras todos los seguidores y discípulos
del Velvet underground (Hives, Vines, Stripes, Strokes, ¿qué
es esto, el ataque de los clones?, ¡sea usted el juez!) están
apenas explorando los legados de su juventud darketa-heroinómana-proto-punk,
este viejo y loco hechicero, el maese John Cale, continúa experimentando
con el futuro.
The Waterboys: Universal Hall
SIN
CONTAR ELsúper éxito ni los tropiezos de U2, Los Waterboys
resultan sin duda la ban-da de rock más importante de Irlanda, aunque
el gran cerebro detrás de la guitarra, letras y voz es el escocés
Mike Scott, quien en sus excelentes discos como solista demostró
ser el alma del grupo, una especie de Bob Dylan con gaita y faldita a cuadros,
que al reunirse con los diferentes músicos folklóricos de
su región, convierte su rockyrol en una fusión que alcanza
niveles estratosféricos, que les ha merecido el apodo de Big
music, por las altas aspiraciones que transmite, sensaciones épicas
y trascendentes con un lenguaje sencillo, en rolas que bien pueden ser
tristes, festivas o muy místicas, y tal es el caso de este noveno
álbum, que consiste en una serie de canciones con estructuras tipo
mantra, sin alardes tecnológicos, austeras, acústicas y personales,
himnos para meditar, que a menudo consisten sólo en un par de líneas
elípticas. Se trata de un disco muy espiritual, pero no sermonea,
simplemente es mágico. La Gran música esta vez observa,
con ojos de elfo, hacia el iluminado mundo interno del poeta Mike Scott.
David Bowie: Reality
YA
NO ES sorpresa que el inagotable David Bowie saque otro buen disco,
pues el Camaleón-andrógino-extraterrestre-duende-vampiro-ex-trasvesti-post-sex-simbol
parece no tener edad o rejuvenecer con el tiempo, pero su nuevo disco,
Reality, está lleno de pensamientos filosos sobre la muerte
y el final inminente de todas las cosas. Muy en la vena de su grabación
anterior, Heathen (2002), producido también por su veterano
co-laborador Tony Visconti, la Re-alidad de Bo-wie está poblada
por guitarras que gritan una serena sicodelia, y cierta li-bertad pacífica,
pero con la fuerza característica de David, siempre a la vanguardia,
pero esta vez en un tono un tanto new age, explorando sus múltiples
gustos musicales, expandiéndolos, como con cada disco, mientras
sobrevuela el paisaje emocional de la madurez creativa en que se ha convertido
su vida, y su carrera desesperada contra la mediocridad. Con este, su disco
número 24 grabado en estudio, al parecer el legendario escapista
de la Realidad, al fin se le ha dado la gana enfrentarla, 37 años
después de que grabara su primer álbum, The world of David
Bowie (1967), y 57 años después de nacer, en Londres,
of course, pues (por cierto) cumplió esa gran cantidad de
años el 8 de enero.
Jane's Addiction: Strays
EL
ANHELADO RETORNO de una de las bandas mas potentes
y carismáticas de los 90 se cristalizó en 2003 cuando se
reunieron todos los integrantes, salvo el bajista, para grabar el disco
Strays, palabra que literalmente significa Niño o animal
perdido, y así siguen, Perdidos, pues ninguno de ellos desea
concebir su reunión como el encuentro de viejos camaradas, sino,
como dice su virtuoso guitarrista Dave Navarro: "somos una banda completamente
nueva". Sea como sea, su nuevo trabajo tiene muy buenas rolas, y es todo
un suceso para los fanáticos de la banda que reinventó el
rock alternativo y dio vida al desquiciado festival rodante Lollapalooza,
que durante años a reunido a lo mejor del rock gabacho. La carrera
como solista del guitarro fue un fiasco, salvo por su colaboración
con los Red Hot Chili Peppers, y la del maniático cantante Perry
Ferrell que amenazaba con hundirse con todo y su Porno for Pyros, pero
se extrañaba la agresividad radical de los Jane's Addiction, con
su mezcla de metal pesado, punk, funk, folk, glamour, narcodependencia
hipersónica subterránea, desesperada y frenética vitalidad,
violenta sensualidad y delirógena rebeldía.
Spiritualized: Amazing Grace
ESTA
BANDA SUPERDOTADA, cuyo líder es un tal Jason Spaceman
Pierce, era relativamente desconocida hasta hace poco, cuando sacaron el
magistral dis-co Ladies and gentlemen, we are floating in space,
seguido por una prestigiada serie de conciertos que se grabaron en el Royal
Albert Hall, donde presentaron pruebas irrefutables de una calidad y energía
musical comparable con los mejores tiempos de Pink Floyd o King Crimson.
Pero su principal influencia sería Lou Reed y su eterna dualidad
entre lo sagrado y lo pagano, que se refleja en la impía y casi
blasfema rola This little life of mine.Y aunque todas las piezas
de este disco fueron ensayadas y grabadas en un solo día, con un
mínimo de trabajo de posproducción, éste es otro disco
maximalista y de una fuerza desbordante, con talento gigante y la sensibilidad
característica de la banda, experta en crear rolas memorables, como
Lord let it rain on me, que recuerda la pared del sonido de
Phill Spector, donde se mezclaba la alta tecnología con el soul
y el gospel de las iglesias negras, lo cual nos recuerda el carácter
místico, sicodélico y trascendental que fundamenta a esta
innovadora compañía, dueña ya de un culto.
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