México D.F. Sábado 17 de enero de 2004
Exigen cientos de personas la renuncia de Estrada
Cajigal; ¡Asesino!, el grito unánime
Sigue cerco policiaco en Tlalnepantla, Morelos; huyen
más de 500 habitantes
En Cuernavaca, consignan por motín y asonada
a 23 detenidos; el cabildo trabaja "normalmente"
LA JORNADA MORELOS Y ROSA ROJAS
Cuernavaca, Mor., 16 de enero. Mientras el municipio
de Tlalnepantla amaneció vigilado por tercer día consecutivo,
y el cabildo electo el 6 de julio de 2003 comenzó a trabajar "normalmente",
cientos de personas inundaron el zócalo de esta ciudad con un grito
unánime: "¡Asesino!" El destinatario de la consigna: el gobernador
Sergio Estrada Cajigal.
En Tlayacapan, unos 500 habitantes de Tlalnepantla, que
escaparon de la represión la madrugada del miércoles, se
encuentran refugiados y temerosos de regresar a su comunidad, ubicada a
unos ocho kilómetros de distancia. La iglesia, la casa del diputado
perredista Anacleto Pedraza, y otras viviendas, han servido de refugio.
El alcalde de Tlayacapan, Agustín Martínez, informó
que recibió una solicitud de representantes del consejo autónomo
de Tlalnepantla para ayudar a los refugiados.
En Cuernavaca, los 23 detenidos la madrugada del miércoles,
entre ellos dos menores, fueron consignados por asonada, motín,
rebelión, ataques a las vías de comunicación y lo
que resulte, aun cuando el término de 72 horas no se había
cumplido. La madrugada del jueves fueron trasladados al penal de Atlacholoaya
y todo el día presentaron declaraciones ante el juez de la causa.
En Oaxtepec, durante la inauguración del congreso
seccional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), en la que el gobernador participaba como invitado de honor, integrantes
de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación irrumpieron
con pancartas y mantas e interrumpieron el discurso del mandatario con
el grito de "¡Asesino!".
El secretario de la sección 19 del SNTE, Víctor
Benítez Quintero, acusó a maestros "ajenos al verdadero organismo
magisterial" de interrumpir el acto. Acusó a profesores venidos
de Michoacán y del Distrito Federal de respaldar el movimiento de
Tlalnepantla.
El mandatario estatal afirmó que respeta las opiniones
que critican sus decisiones pero justificó el uso de la fuerza en
Tlalnepantla, pues "como ya dije, el movimiento tenía tintes guerrilleros
y era peligroso, no sólo para el estado, sino para el país".
Desplazados en Tlayacapan
Vecinos
de la localidad continúan denunciando operativos de policías
montados -quienes se internan en las montañas en busca de hombres
y mujeres- así como detenciones arbitrarias, como la ocurrida la
noche del jueves, cuando policías estatales bajaron del cerro a
un joven con las manos atadas con lazos.
El dirigente estatal del Partido de la Revolución
Democrática (PRD), Jorge Messeguer Guillén, aseguró
que en Tlalnepantla "la gente está viviendo un terror espantoso",
e inclusive aseveró que los pobladores le han denunciado que familiares
suyos siguen escondidos en el bosque y que han dormido en cuevas, ante
el temor de ser detenidos y agredidos por los cuerpos de seguridad si deciden
volver a sus casas.
Otros se han refugiado con familiares en municipios y
comunidades circunvecinas en espera de que se levante el cerco policiaco.
Anunció que su partido buscará la forma de garantizar la
seguridad de estos morelenses y el regreso a sus hogares.
Consideró que no existen condiciones de gobernabilidad
y seguridad para que el priísta Elías Osorio Torres ejerza
el gobierno municipal, dada la ruptura social que se dio y que se acrecentó
por la represión; reiteró que el PRD insistirá en
la desaparición de poderes y el nombramiento de un concejo municipal
provisional en Tlalnepantla, en tanto se realizan elecciones extraordinarias.
Las condiciones de los desplazados son dramáticas,
tanto que Irma Suárez Pillado vivió momentos difíciles
cuando dio a luz a un bebé en pleno campo, sin atención médica,
sólo con el auxilio de familiares y vecinos que la acompañaban.
Ahora será valorada por médicos de la región.
Alrededor de las 16.30 horas, centenares de personas reunidas
alrededor del monumento a Emiliano Zapata comenzaron una marcha hacia el
zócalo de Cuernavaca en demanda de que renuncien el gobernador Estrada
Cajigal; el secretario de Gobierno, Eduardo Becerra, y el secretario de
Seguridad Pública, Sebastián Isunza Gutiérrez, además
de la libertad a los presos "políticos" y la salida inmediata de
la policía de Tlalnepantla.
Al arribar a la procuraduría, Carmen Montes, representante
del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, recordó al pacifista
Mahatma Gandhi, quien decía que "un gobierno que levanta las armas
contra su pueblo desarmado ha perdido el derecho a gobernar".
A la altura de la glorieta de Tlaltenango se unió
un contingente de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma
de México y de pobladores de San Salvador Atenco que, machete en
mano, se sumaban a la exigencia de que renuncien los funcionarios que ordenaron
el desalojo del palacio municipal la madrugada del miércoles.
La marcha avanzaba sin importar el intenso frío
ni el agua de lluvia que se colaba en los huaraches y zapatos de los campesinos,
mientras se invitaba a los curiosos a unirse a esta lucha.
Al caer la noche, las consignas abrieron paso a la expresión
musical de la banda de Tlayacapan, premio nacional de Ciencias y Artes
1998, que se unió en El Calvario para encabezar la manifestación.
La música acalló el barullo de los viernes del centro de
la ciudad y a las 19:10 horas abrió el paso a los manifestantes
que arribaron a la plaza de armas al grito de "¡Si Sergio tuviera,
a su madre reprimiera!"
Eric Torres, indígena de Tlalnepantla e integrante
de la Coordinadora de Pueblos de Morelos, exigió, a nombre de los
agredidos, la salida de Estrada Cajigal del Poder Ejecutivo y el reconocimiento
a la autonomía declarada en días pasados en Tlalnepantla.
A nombre del concejo municipal autónomo exigió garantías
a los gobiernos estatal y federal para que los desplazados regresen a sus
casas sin temor ni cargo alguno.
En la manifestación participaron en solidaridad
contingentes provenientes de poblaciones como Xoxocotla, Tepoztlán,
Tlayacapan, Ocuituco, Oaxtepec, Oacalco, Santa María Ahuacatitlán,
Tetecala, Nepopualco, Tlalquiltenango, Totolapan y Ocoxaltepec, vigilados
discretamente por agentes no uniformados pero equipados con aparatos de
radiocomunicación a través de los cuales se informaba de
la actución de los manifestantes.
Cese a la represión: guerrerenses
Autoridades del gobierno tradicional del municipio autónomo
de Suljaá (Xochistlahuaca), Guerrero, integrantes del Congreso Nacional
Indígena, exigieron a los gobiernos federal y de Morelos el cese
inmediato de la represión y de los "ilegales operativos policiacos"
ordenados contra los habitantes de Tlalnepantla y su gobierno municipal
autónomo.
En un comunicado, las autoridades tradicionales de Suljaá
electas el 20 de noviembre mediante "usos y costumbres", llamaron a los
pueblos indígenas del país a no detener la lucha "por construir
o consolidar gobiernos autónomos propios, acordes con las normas
de nuestras comunidades y al derecho internacional vigente en México".
Advirtieron que "de continuar la escalada represiva contra nuestros municipios
y estructuras de gobierno autónomos, las autoridades gubernamentales
serían responsables de nuevos hechos de inestabilidad y violencia".
Demandaron castigo a los funcionarios que ordenaron los
operativos y que los cuerpos policiacos se retiren de la alcaldía
de Tlalnepantla con el propósito de permitir que el concejo popular
autónomo realice las funciones de gobierno y que la estabilidad
retorne al municipio.
Además, que el gobierno y los partidos respeten
la autonomía de Tlalnepantla para nombrar a sus propias autoridades
según sus ancestrales usos y costumbres y con apoyo en los pactos
y convenios internacionales suscritos por el Ejecutivo federal y ratificados
por el Senado de la República.
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